Es difícil decidirse en lo que respecta a Ryan McPhun y su proyecto The Ruby Suns: empezó como un pionero pre-Vampire Weekend en lo que a afro-popismo se refería, pero en algún recodo del camino decidió dejarlo todo y pasarse al pop. Primero fue un pop introspectivo y experimental, como el del algo esquivo «Fight Softly» (Sub Pop, 2010), pero tres años después llegó «Christopher» (SubPop / Music as Usual, 2013) y McPhun se reveló como un tipo que no sólo sabe ser extrovertido, sino que es capaz de tener tanto don de gentes como para resultar radiable e infeccioso. Así lo atestiguan temazos del calibre de «Desert of Pop» o «In Real Life«, que son los que precisamente abren «Christopher» como si no hubiera un mañana, dejando bien claro que el nuevo Ryan McPhun ya no mira hacia adentro, sino hacia afuera. Y, sobre todo, que los nuevos The Ruby Suns quieren salir de fiesta contigo y liarla parda. Así que, sí, a algunos les resultará difícil decidirse: ¿es este hombre un oportunista que va dando bandazos estilísticos buscando a un público cada vez más masivo? ¿O más bien es un tipo que va a su puñetera bola y funciona a golpe de estómago? Yo me quedo con la segunda opción, así que ese es el punto de partida de mi entrevista con McPhun…
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Escuchando toda tu discografía, es interesante cómo tus primeros álbumes estaban influídos directamente por tus viajes pero, a partir de “Fight Softly”, parece que lo que adquiere importancia es el viaje interior… Eso es cierto. En los dos últimos discos, he intentado expresar sentimientos mucho más personales. No era sostenible eso de escribir música sólo cuando viajaba. ¡Era demasiado caro!
De hecho, coincidió que en esos primeros discos explorabas sonidos del mundo, pero “Fight Softly” fue una ruptura y parecía que te interesaras más por el electro-pop experimental. ¿Qué pasó ahí? Los cambios en mi sonido vienen dictados, al final, por lo que estoy escuchando: mis gustos musicales son bastante fluidos y están cambiando continuamente. No quiero repetirme, así que nunca me detengo y voy moviéndome estilísticamente siempre. Eso mantiene las cosas interesantes y desafiantes.
Entonces, ¿qué estabas escuchado durante la gestación de “Christopher”? Muchas cosas. Mucho pop de los 80, algo del nuevo disco como Todd Terje, Lindstrøm, Nonoman… Realmente, me gusta mucho soñar. “Neuromantic” de Yukihiro Takahashi ha sido realmente importante para mí. Todavía me gustan Chancah Via Circuito y todo lo del sello ZZK.
Sea como sea, en “Christopher” tu interés por el pop parece menos experimental e introspectivo, más abierto al mundo… Sí, ese era más o menos mi objetivo. Me di cuenta de que mi música había sido súper introvertida la mayor parte del tiempo. Pese a todo, “Christopher” sigue siendo bastante introspectivo, pero es mucho más digerible y es lo más pop que nunca podré llegar a hacer.
Si tuvieras que describir “Christopher” en unas pocas palabras, ¿cuáles serían? Pop. Diversión. Sarcasmo.