Hace muy poquito que tienes tu firma, “H O W L”: desde el año pasado… ¿Cómo la estás viendo crecer? Con mucha ilusión, muchas ganas y mucho trabajo. Casi sin pensar, creé la primera colección con piezas exclusivas y sin producción. Después tuve un tiempo de reflexión en lo que correspondía a primavera / verano, en la que me dediqué a concursos de arte y moda, y a pensar el proyecto de H O W L. La firma había tenido muy buena acogida, y entonces debía decidir cómo proceder. De esta forma, escogí darle fuerza y crear esta colección, «We Are the Woods«, que voy a presentar en el EGO en la Mercedes-Benz Fashion Week de Madrid.
¿Y cómo se te ocurre emprender un proyecto así con la que está cayendo? Ese es el comentario más común y lógico pero, sinceramente, creo que hay momentos que, aunque sean especialmente duros, son los que nos corresponden. Esas son mis circunstancias y soy consciente de ellas, pero a la vez este es mi momento. Tal vez eso mismo dé un carácter a mi firma o a mi proyecto: mientras tenga la fuerza y alguna posibilidad por remota que sea, lo voy a intentar. Además, vengo del mundo del arte, donde la precariedad está también generalizada. La constante es trabajar muchísimo para que muy pocas personas sean capaces de reconocer el valor de la riqueza cultural, que a veces es intangible: no es un producto en el sentido clásico capitalista.
¿Crees que tu generación de diseñadores lo tiene más difícil que las anteriores? Los diseñadores lo tienen difícil ahora y siempre, porque la industria de la moda es agresiva, requiere mucha energía y trabajo e inversión. Pero yo creo en modos de hacer las cosas diferentes, creo en consumidores de moda críticos y en relaciones simbióticas entre diseñadores.