¿En qué medida influyó el hecho de componer y grabar el disco en Mallorca? ¿Establecerte allí te orientó hacia el sonido ibicenco que buscabas o sucedió a la inversa, que intentar capturar la esencia ibicenca hizo que te trasladaras a la isla? En realidad, el disco lo tenía pensado ya antes de venir aquí, pero el cambio de estudio resultó muy provechoso para trabajar en canciones nuevas, pues con nuevos paisajes se trabaja mejor los nuevos sonidos. A vece,s el cerebro es como una esponja que lo absorbe todo; pero, otras, es como una roca del desierto.
Varias fases de “Baile de Magos” recuerdan la despreocupación y la libertad discotequeras de principios de los 90. ¿Qué habría que recuperar de aquella época para dar un poco de sentido a la negra realidad actual? No creo que podamos coger nada de los 90 que mejore la realidad actual. Creo que hay que partir de cambios totales, repartir mejor la riqueza y recuperar lo público que nos están quitando. Pero parece que la cosa va hacia el revés. Sólo se me ocurre un cambio radical y partir de cero.
Este parece el disco en el que exprimes con mayor ahínco los ritmos sintetizados hasta sacar todo su jugo bailable. ¿Sergio Pérez (Svper, Telemáthicos) fue cómplice del proceso o tuvo que controlarlo de algún modo? Sergio mezcló el disco, cambió los bombos y los bajos y le dio ese carácter potente que tiene. Ha sido fundamental en el resultado global, pero en cuanto a decisiones finales lo tenía yo bastante claro en la cabeza.
Más intervenciones en “Baile de Magos”: destaca la de Russian Red en «La Leyenda», donde se mezclan vuestras voces a la perfección. ¿Tal conjunción fue fruto de la casualidad o intuías que Lourdes tenía un potencial de diva disco que sabrías explotar? No sabía cómo quedaría al final, pero la canción ya la hice pensando en que ella sería la cantante y tal vez eso también ayudó. Tenía muchas ganas de llevarla a un terreno ajeno para ella como el ‘bacalao’, y ella lo hizo con muchas ganas. Ambos estamos muy contentos con el resultado.
Después aparece Luis Troquel como autor de la letra de “Uno de los Dos”, buen ejemplo de que el fondo de una canción destinada para el baile no tiene por qué estar reñido con su forma. ¿Sería ese el espíritu, en último término, de “Baile de Magos”? Con este disco he querido juntar el baile un poco con el concepto que encierra el conjunto de las canciones; que, desde lejos, pudiera verse cierta forma de profundidad mientras que cada canción funcionara por sí misma sin necesidad de las otras. Como un puzzle o un bosque.
De hecho, a lo largo del disco se hace patente el contraste entre su capa hedonista y parte de su temática, reflejo de la decadencia de algunos valores de nuestra sociedad. ¿Cuál era el mensaje final que deseabas trasmitir al oyente? El mensaje me gustaría que fuese de optimismo y de que aún es posible salvar la humanidad, aunque a muchos nos parezca que ya es demasiado tarde.
Existe una gran diferencia entre cada uno de tus anteriores trabajos y, al mismo tiempo, entre estos y “Baile de Magos”. Después de haber publicado seis álbumes, ¿cómo definirías tu trayectoria como Joe Crepúsculo? Una trayectoria de aprendizaje continuo y de querer poner en práctica tanto las cosas que aprendo como las que me gustan en cada momento.