En toda banda existe (y debe existir) una tensión entre la idea que te haces de ellos a partir de sus canciones y la realidad. En el caso de Extraperlo, la fantasía que puede medrar a su alrededor es la de que son una banda que epitomiza el coolness de la modernidad de Barcelona: sus temas, odas de amor a los 80 escritas sobre el papel de nuestros tiempos, atrapan esa frialdad distante y elegante que tan a menudo se nos achaca a los barceloneses. Una lejanía en la que, sin embargo, puede intuirse una figura flamígera que exuda un calor de esos que quieres que te abracen en la oscuridad de la noche y ericen tu nuca con su aliento mientras estás en la cama. Sí: estoy hablando de placer y sensualidad en un nivel sosegado. Esta es, claro, la idea predominante en su último disco, «Delirio Específico» (Canada, 2012)… Si tuviéramos que guiarnos por su debut, «Desayuno Continental» (Mushroom Pillow, 2009), la figura mencionada más bien bailaría recortada contra un paraje tropical, meneando sus collares de flores con un cóctel exótico en la mano. Eran otros tiempos. Y tanto ellos como nosotros éramos más jóvenes.
Esa es, como decía, la idea que cualquiera podría formarse partiendo de las canciones de Extraperlo… No es la realidad que me encuentro al llegar a un bar de la zona de Marina en la que me esperan Borja Rosal y Aleix Clavera (Alba Blasi y Cacho Salvador faltan a la cita, pero sus compañeros se aseguran de invocarlos en espíritu): el lugar está repleto de señores de edad avanzada tomándose su cerveza de media tarde, y los dos miembros de Extraperlo se muestran más que a gusto en un entorno en el que no hay ni pizca de modernidad barcelonesa. Borja habla con pasión con una voz menos impactante que la que utiliza en las canciones de la banda, pero con la misma capacidad de centrar la atención directamente en sus palabras. Aleix se muestra más tendente al silencio y a la reflexión, y cuando habla lo hace en ráfagas que se intuyen bien pensadas. Intentar identificar las diferencias entre realidad y ficción podría habernos llevado gran parte de esta entrevista pero, al fin y al cabo, no viene a cuento. Así que conecto mi grabadora y empezamos a hablar de lo que sí que viene a cuento…
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Recuerdo a Borja y Cacho en El Guisante Mágico, y a Alba y Aleix en Albaialeix… ¿Extraperlo se formó como la suma de dos dúos o más bien de cuatro personalidades diferentes? (Borja) Bueno, Extraperlo venía de antes. Lo de El Guisante fue algo coyuntural: Aldo era compañero mío de universidad, montó el grupo y fue arrastrando a todos. (Aleix) De hecho, en el primer disco yo tocaba la batería. (Borja) Fue todo un poco al revés: todos los de Extraperlo fuimos metiéndonos en El Guisante acompañando a Aldo… Y luego todos fuimos saliendo por la misma puerta. Lo que pasó es que todos estábamos en Extraperlo y, a la vez, en otros proyectos que acabaron sacando disco antes.
Entonces, ¿cómo funciona el proceso de creación entre cuatro artistas con una personalidad por separado tan marcada? (Aleix) Yo creo que, para los cuatro, Extraperlo es el proyecto que nos tomamos más en serio. (Borja) Siempre se parte de una idea que generalmente no está del todo estructurada, sino que hay partes que necesitan encontrar otras partes para acabar siendo una canción. Luego ya trabajamos las demos: en el primer disco fue más a nivel de grupo tocando en el local de ensayo, pero en este segundo hemos trabajado más con demos hechas con proyectos de ordenador. (Aleix) Se ha ensayado una vez acabado el disco: mientras grabábamos, no ensayábamos nada. (Borja) Es como tocar canciones nuevas de verdad. (Aleix) Y aprenderse lo que había sido tocado en una situación en la que, por ejemplo, igual tocabas una nota y no grababas la siguiente por que no te salía. (Borja) Está todo editado. (Aleix) Hemos editado para tener el sonido de cada nota que nos gustaba. Pero siempre se parte de una composición: lo que es el acorde con la melodía y una letra es el inicio. A partir de aquí, los otros ponen en duda y proponen cambios. (Borja) Son composiciones que pasan por una censura rigurosa y por un proceso de moldeabilidad bastante grande por parte del grupo. (Aleix) La idea era que para este disco todo el mundo podía aportar la canción inicial, pero al final las que quedaron fueron todas de Borja menos una de Cacho. Dos mías se quedaron fuera, Alba tenía cosas a medias que no acabaron en canción… Así que cada uno llevaba la canción a su terreno y poner arreglos suyos.
Entre “Desayuno Continental” y “Delirio Específico” han pasado tres años en los que se han sumado nuevas aventuras como Cancho con Capitán, Alba con Granit o vosotros dos con El Guincho. ¿Cómo han influido esas aventuras paralelas una vez os habéis vuelto a juntar? (Borja) Hombre, tiene que ver lo que ha hecho cada uno en este tiempo: es indudable e innegable que Aleix y yo hemos aprendido muchas cosas tocando con Pablo, al igual que Cacho se ha nutrido con Pau y Adrián en Capitán y Alba con Cris en Granit. Es lo que corresponde a la evolución natural de un músico que no está parado. Así que sí, claro que se ha filtrado la nueva personalidad de cada uno, las variaciones. Creo que seguimos viendo la personalidad clara del grupo en el disco pero, a la vez, evidentemente notas que, por ejemplo, cada uno hace cosas distintas. Pero eso es rico.
Comparado con vuestro debut, “Delirio Específico” es menos luminoso, más melancólico y un pelín oscuro. No vale el cliché de que habéis madurado… ¿Qué ha pasado en este tiempo que justifique este cambio? (Borja) Hombre, quizás te refieres a que nosotros siempre tuvimos un referente claro a la hora de generar un espacio en todo el disco: queríamos que toda la producción tuviese como un espacio vacío entre la voz y el ritmo. Queríamos que generase como un misterio detrás con un compás de sintetizador. Teníamos siempre el referente de Roxy Music. También a veces de El Último de la Fila. En el primer álbum había menos espacios en la producción, estaba todo más junto; pero, en este, el hecho de generar un espacio da lugar a tener un sintetizador con notas graves que es lo que igual le da cierta oscuridad.
Me da la impresión de que “Desayuno Continental” podía considerarse hedonista, mientras que “Delirio Específico” es más bien escapista, lo que viene a ser muy adecuado para la época que estamos viviendo… ¿Es el momento de escapar de la realidad? (Borja) Creo que, a la hora de crear, estamos bastante cerrados en nuestra propia idea: estamos más pendientes de razones musicales, de sensaciones, de timbres, de sonidos… De aportar cosas nuestras a nuestro discurso en vez de al del contexto actual.
Entonces, ¿cuáles son las sensaciones que intenta transmitir el disco? (Borja) Pues, la verdad… Esta pregunta es muy difícil. (Aleix) Yo, al menos cuando estábamos en el estudio y escuchaba una parte cerrada o densa, siempre pensaba que esa sería una parte que ibas a escuchar más veces. (Borja) Intentar que no fueran incómodas. (Aleix) Es algo que hacía con el bajo: intentar cambiar la harmonía, hacerla siempre mayor, siempre agradable. (Borja) Buscar que las harmonías no fueran tristes. (Aleix) Siempre hay algo triste, pero lo otro te da espacio para que no sea triste. (Borja) También buscábamos vaciarlo todo: somos un grupo que mete muchos arreglos, que sobrecarga los arreglos hasta la extenuación. Eso forma parte de nuestra personalidad: somos cuatro arreglistas y nuestra mayor virtud es hacer arreglos. Queríamos hacer muchos arreglos en las demos para, luego, vaciar eso y generar el espacio que decía antes. En las canciones pasan muchas cosas: están todas muy abiertas pero también muy recortadas.
¿Y ese nuevo concepto va a afectar a las antiguas canciones cuando las toquéis en directo? (Borja) Estamos variando algunas, sobre todo a nivel de ritmo. También estamos cambiando algunos arreglos, comopensando más en el código de este disco. Las canciones no van a cambiar una barbaridad, pero sí que estamos buscando ser más concretos y no estar tocando todos a la vez veinte cosas.
«Delirio Específico» lo publicáis en Canada, sello que cuadra mucho con vuestra estética. ¿Tenéis preparadas más cosas que refuercen esa estética? (Borja) Yo creo que somos un grupo que se va construyendo la estética conforme va sacando discos. La estética de una banda es algo que ves a largo plazo: es cuando entiendes que un grupo va cambiando ciertos valores estéticos pero se mantienen ciertos valores detrás. Vamos a seguir explorando, sin repetirnos.
El título es genialmente contradictorio: el delirio es por definición dispersión, pero vosotros le metéis el “específico” detrás. ¿Por qué? (Aleix) Se refiere a algo complejo y disparatado, pero diseñado. (Borja) Tiene una parte de paradoja, que es lo que dice Aleix. Tampoco hay que tomárselo tan a pecho, pero queríamos ligarlo en parte con cómo se habla del amor o de la música, con ese punto de locura controlada. Así como con el otro título estuvimos discutiendo títulos, este fue uno que salió muy rápido. Nos parecía un nombre muy bueno para un grupo: Delirio Específico, como Esplendor Geométrico pero con otro tono.
¿Y ese delirio específico afecta a las letras? (Borja) Las letras sí que tienen algo parecido a un acercamiento a lo platónico pero desde un punto de vista externo: guardar distancia ante lo platónico, ante el amor que no puedes conseguir. Todo con una distancia que no tiene un adolescente.
Antes os decía que vosotros dos os ligasteis bastante a El Guincho y ahora Pablo produce el disco… ¿Cómo os lo habéis montado para que los dos proyectos no se confundan el uno con el otro? (Aleix) Centró la opinión del productor, nosotros ya habíamos opinado lo suficiente. Es lo que esperábamos del productor: decir «esto es hasta lo que hemos llegado y a partir de de aquí queremos una persona que pueda opinar externamente y tomar las decisiones». (Borja) Básicamente, el proceso de demos fue muy muy largo: estuvimos luchando con nuestras propias canciones durante un año y medio. (Aleix) Con algunas canciones no quedábamos del todo contentos: sabíamos que eran buenas pero no sabíamos solucionar determinados problemas. Sabíamos que a nivel rítmico necesitábamos ayuda, y por eso entró Pablo: muchos sonidos son suyos. Esa es su mayor influencia.
Antes de abandonar a El Guincho como referencia, recuerdo que antes de “Pop Negro” fue publicando sus referencias y salieron cosas realmente sorprendentes. Si tuvierais que hacer algo similar ahora mismo, casi sin pensarlo, ¿qué tres o cuatro influencias básicas os saldrían para “Delirio Específico”? (Aleix) El disco del que más hablábamos era el «Avalon» de Roxy Music. (Borja) «Like a Virgin» de Madonna también fue otro álbum del que nos empapamos mucho, sobre todo en el sonido de las guitarras: por eso están todas las guitarras y los bajos muy a lo Nile Rodgers en el sentido de que tienen muchos flangers, muchos chorus a veces muy exagerados… Y luego también el «Astronomía Razonable» de El Último de la Fila. Esos son los tres discos de cabecera en cuanto a intención.
Lo de El Último de la Fila va a sorprender bastante… (Borja) Es un grupo que se parece mucho a Roxy Music. Manolo García tiene un timbre que te lleva siempre a otro lado. Cuando era pequeño, siempre tenía la casette de «Astronomía Razonable» y me la cantaba de arriba abajo. La recuperé hace poco…