En el disco colaboran Twin Shadow, El Perro del Mar, Glasser, Active Child, Orlando Higginbottom de Totally Enormous Extinct Dinosaurs y muchos más. ¿Son todos colegas? ¿O fue difícil juntarlos? Crecí con Orlando en Oxford y hemos hecho cosas juntos desde que tenemos 15 años. Jack Goldstein, de Fixers, también es de Oxford. En el caso de Active Child, fuimos juntos de gira y nos hicimos amigos: estuvimos un mes entero de gira por Estados Unidos, compartiendo habitaciones de hotel, así que eso al final te une rápidamente. Es algo similar a lo de Twin Shadow, con el que giré por Inglaterra y con el que siempre estamos quedando en festivales y demás. Así que sí, somos todos amigos y entonces es muy fácil conseguir que colaboren contigo. Pero entonces me di cuenta de que estaría muy bien conseguir algunas voces femeninas, porque me encantan los duetos clásicos como los de Joni Mitchell y Peter Gabriel o los de… Bueno, no se me ocurren más ahora, pero hay muchísimos duetos que me encantan. Así que hice una lista de voces que me gustaban y pensé que, a lo mejor, podíamos intentar ponernos en contacto con sus mánagers para ver si querrían hacerlo. Así es como llegamos hasta El Perro del Mar y Glasser. Soy muy fan de las dos, fue un honor que mostraran interés y que, al final, incluso lo hicieran. Con Glasser fue una cosa de última hora: estábamos en Nueva York, que es donde vive ella, y su manager de repente me dijo que al día siguiente me pasara por el estudio, porque teníamos dos horas para grabar lo que quisiéramos.
¿Se grabaron todas las colaboraciones en estudio, entonces? Se grabaron alrededor del mundo… Orlando y Jack en Oxford, Glasser en Nueva York, Active Child la grabó él mismo y me la envió por correo, la de Anne Lise Frøkedal la grabamos en Oslo mientras yo estaba de gira. Me gusta que sea un disco grabado en tantos lugares diferentes del mundo.
Y, aun así, todo encaja… Lo cierto es que no me gustan nada esos discos en los que hay mogollón de colaboradores y al final resulta que cada canción suena al colaborador, no al artista con el que colaboran. No es el caso de “Young Hunger”: aquí las colaboraciones se integran perfectamente en el sonido de Chad Valley. ¿Crees que eso ocurre porque has escogido a unos colaboradores con un sonido similar al tuyo o porque aceptaron más bien jugar con tus reglas? En todos los casos yo les decía qué cantar y cómo cantarlo. De hecho, antes de abordar cada canción, yo grababa todas las partes y se las enviaba para que tuvieran una idea de cómo debería ser, así que supongo que al final lo que hicieron fue imitar un poco lo que yo había propuesto. No había pensado antes en lo que dices, pero la verdad es que me gusta que ninguna de las colaboraciones suene necesariamente a la música de los colaboradores. Lo que también encuentro muy interesante es que todos estos colaboradores no están en ninguna banda: son ellos mismos haciendo música en solitario. Supongo que eso es algo que nos une: que no estamos acostumbrados a tener que pelearnos con nadie a la hora de tomar decisiones. La música que hacen, de hecho, no podría hacerse en formato banda: no encontrarás a ninguna banda que suene como Active Child o como Twin Shadow.
En el caso de El Perro del Mar, además, leí por ahí una declaración tuya en la que afirmabas que su primer disco cambió por completo tu concepción de la música… Me encantan todos sus álbumes, pero el debut me impacto precisamente porque fue el primero que escuché. Me pilló en un momento en el que hacía muchísimo tiempo que no escuchaba música basada en el formato canción: por aquel entonces, escuchaba mucha electrónica, mucho ambient, mucha música experimental. Música, al fin y al cabo, en el que no había songwritting propiamente dicho. Entonces escuché el primer disco de El Perro del Mar, en un momento en el que estaban surgiendo otros artistas como Jens Lekman y muchos otros suecos que le daban mucha importancia al songwritting. Y, simplemente, ¡me dejó alucinado! Me parecía increíble que me hubiera estado perdiendo eso hasta aquel momento. El primer disco de Jonquil, por ejemplo, era muy noisy y experimental… Pero el de El Perro del Mar volvió a meterme dentro de mucha música de los 70, como Lee Hazelwood o Serge Gainsbourg: quería encontrar qué había inspirado a Sarah.
¿Podría decirse que ese disco de El Perro del Mar fue el que provocó la aparición de Chad Valley? Puede ser…
Pero, al final, ese cambio también ha acabado por afectar al sonido de Jonquil, que ahora se basa más en el formato canción. Sí. A día de hoy, me gusta hacer cosas tradicionales en lo que respecta a la estructura de los temas. Me gusta el concepto de las canciones pop tradicionales. Tres minutos y medio: verso, coro, puente, coro, doble coro… Funciona realmente bien. Es como una sinfonía: la pruebas y sabes que va a funcionar.
Volviendo al tema de las colaboraciones, no me queda muy claro si colaboras con alguno de tus compañeros dentro de Blessing Force, ya que es realmente difícil encontrar información sobre vuestro colectivo… Es que es algo muy vago. No hay una definición ni una declaración. Se trata de un grupo de artistas y músicos, especialmente músicos, haciendo un tipo de música similar, aunque no exactamente igual. Todos encajamos en un nicho similar. Empezó hace un par de años, cuando nos dimos cuenta de que hacía mucho tiempo que no salía buena música de Oxford: esta es una ciudad pequeña donde es muy fácil que te presten atención, porque no hay tantas bandas. La cuestión es que, más allá de Foals, hacía mucho tiempo que no pasaba nada interesante en la escena musical de la ciudad. Y, de pronto, nos dimos cuenta de que habían surgido siete u ocho bandas a la vez: Chad Valley, Trophy Wife, Rhosyn, Neon Pulse… Todos empezamos a la vez y queríamos hacer ruido, que la gente supiera que existíamos. Así que empezamos a decirle a la gente que éramos un colectivo y que escucharan lo que hacíamos. Inmediatamente, prensa como la NME repararon en nosotros e incluso nos dedicaron una doble página. Y entonces nos dijimos: “¡Mierda! ¡Ahora realmente tenemos que hacer algo!” Así que empezamos a tocar en eventos, clubs, festivales, todos juntos en formato showcases.
¿Qué tiene “Young Hunger” del sonido Blessing Force? La verdad es que siento que estoy un poco desconectado de Oxford últimamente y, además, todo el mundo está trabajando intensamente en su propia música, como yo con Chad Valley. Pero supongo que cualquier música que componga estará influida por mi herencia musical y por mi pasado… Y Blessing Force forma parte de eso.