El subtítulo de «Nada» es «Retrato de un Insomne»… ¿No debería ser más bien un «autoretrato»? Supongo que puse el subtítulo para darle un fundamento. En mi cabeza, el libro simplemente se llama «Nada«. Tiene tanto que ver con «dormir» o «no dormir» como con otras palabras como «tiempo», «muerte» o «comida». La idea del concepto de «nada» es que no tiene fronteras.
Tu forma de escribir en «Nada» puede recordar al monólogo interior. ¿Es esta tu manera de escapar del ensayo médico o pseudo-científico? Creo que simplemente quería que la voz fuera tan salvaje y sin restricciones en su espíritu como lo es estar sentado en una habitación esperando nada. Pero también quería que fuera un texto muy específico, casi una visión cristalina, algo infantil y pretencioso a la vez, similar al color negro dentro de la cabeza cuando intentas dormir, pero también calmado e incluso similar a una computador. Esquizofrénico, supongo.
La verdad es que al final tu narración parece tomar la forma de una espiral, algo angustioso como el propio pensamiento cuando no puedes dormir. ¿Era esa tu intención? Supongo que te refieres a la sección extensa en la que utilizo oraciones largas. Pero lo cierto es que no me dí cuenta de que lo había escrito así hasta después del primer borrador, ya que simplemente estaba intentando reflejar la forma en la que te sientes dentro de tu cabeza durante un estado particular de experiencia, específicamente cuando el cerebro ocupado busca ser silenciado. Recrear eso resultó ser más complejo de lo que imaginaba: me pasé mucho tiempo pensando cómo hacerlo y dejándome llevar por esas emociones. Ponerlo sobre el papel de una forma que pareciera real me acabó llevando una buena ración de trampear y expandir e implosionar, que supongo que es una táctica que también utilizo cuando escribo ficción. Supongo que es algo a la vez extremadamente natural y extremadamente manipulado, como la vida misma.
Hay pocos datos médicos en el libro, pero los que hay son muy certeros. ¿Realizaste una labor de investigación específica para el libro o más bien como extensión de tu propio insomnio? Hice la mayor parte de la investigación mientras escribía, así también me sumergía en esta forma de pensar. Nunca podría investigar antes de escribir y almacenarlo en mi cabeza, ya que mi memoria es una mierda y, tan pronto como intento recordar algo, parece que se esconde más todavía. Quería capturar algo de este juego del escondite, tomar aire de ahí y dejar que se retroalimentara. Leí mucho mientras escribía, y muchos de los datos que incluyo en el libro los había leído el mismo día que los incluí. De esta forma, el texto funciona concretamente como el retrato de un estado mental muy específico. Supongo que por eso escogí lo de «retrato» como subtítulo antes que «memoria» o lo que sea. No se trataba tanto de yo mirando atrás como de yo mismo. El yo que era entonces está prácticamente enterrado a día de hoy.
Tu intención, pese a los datos médicos, no es ser didáctico ni informativo… ¿Es tu intención más bien exponer tu propia visión del insomnio? No creo que yo utilizara las palabras «exponer» o «intención». De hecho, probablemente tampoco utilizaría la palabra «insomnio» si no fuera una buena forma de atraer al lector hasta el libro. Prefiero pensar en él como un plato o como un colgador en una pared. Supongo, por eso, que cualquier palabra con la que quieras definirlo también pasa a ser verdadera.
Al final, «Nada» me hace pensar en la literatura como cura: una cura para tí mismo… ¿Pero también una posible cura para quien lea? Hasta donde yo sé, parece que el libro ha servido más para arruinar el sueño de la gente que para curarlos de nada. De hecho, eso me parece incluso más deseable: que la lectura te fuerce a visitar habitaciones dentro de habitaciones.