Me dice Ainhoa que está harta de tener que acabar hablando siempre de sexo cada vez que le hacen una entrevista. Así que aquí ¡no íbamos a ser menos! Aunque, en realidad, esto tampoco es una entrevista. El día que decidimos hacer una entrevista/ conversación entre amigas /experimento raro-a-ver-lo-que-sale habíamos quedado para ir a un concierto de Salvaje Montoya y Wau y Los Arrrghs.
Sexo en Barcelona. Esto en tú país no es legal / pero aquí es fiesta nacional. Copa, raya, paliza. Aquí no somos cuarentonas locas en busca de marido y compradoras compulsivas de Manolo Blahnick. De hecho, tenemos que buscar siempre en Google cómo se escribe Blahnik bien. Aquí somos veinteañeras (algunas casi treintañeras), mileuristas (gracias a Dios), y no buscamos novio bajo ningún concepto. Aunque, a veces, la vida te da sorpresas / sorpresas te da la vida, una se encuentra con el hombre más perfecto y maravilloso que existe sobre la faz de la tierra y no puede decir que no a una preciosa relación sentimental. Pero eso es otra historia, es improbable que hablemos de esto esta noche.
La noche empieza bien, bebemos garrafón con olor a kebap por la zona de Paral·lel y pensamos que el camarero debería pagarnos él a nosotras por beber… En esta aventura también nos acompaña nuestra querida amiga C. Bebemos, nos contamos nuestras batallitas de la semana del tipo “me despisté y empezó a hacerse una paja” así que cantamos ¡un, dos, tres, cuatro! ¡Avances! Y seguimos para bingo. Luego ya en la sala 2 del Apolo nuestra euforia incontrolada se desata cuando Salvaje Montoya empieza a rascar las guitarras como una apisonadora mientras cantan poesía. Nosotras nos ponemos a bailar como españolas paralímpicas La gente nos mira raro, muy raro, y nos suplica por un poco de «eso que os habéis tomado«. Se trata de rocanrol… O, como diría Ainhoa, «That’s How we Roll«. Después de matarnos a nosotras mismas a base de pogos (el público no estaba muy interactivo), bailes raros y gilipolleces, los de Salvaje Montoya nos felicitan por haber hecho bien los deberes y nos llaman empollonas (en realidad sólo se lo llaman a Ainhoa, pero nos solidarizamos con ella).
Luego llegan Wau y Los Arrrghs y la sala se llena de repente y no podemos ni siquiera saltar un poquito. Ainhoa se indigna y se pone a gritar “MADRID ARENA” en mayúsculas. Nos han cortado las alas. Pero en cuanto se forma algún pogo multitudinario nos metemos de cabeza. Sin importar si acabamos con un labio partido o un ojo morado. Viviendo a tope ahí, arriesgando. Nos encantan las apuestas altas e imposibles.
Vamos, que íbamos a hablar de «Tricot» pero, al final, lo único que hacemos es hacernos una foto las tres en el lavabo del Apolo, emulando a las chicas que salen en la cubierta del libro: la liga de las mujeres extraordinarias.
A lo que íbamos. Yo creo que hay tres tipos de mujeres en el mundo: las que están programadas para tener novio, para servir y adorar a una persona toda la vida, las que no lo están y buscan la independencia por todas las vías posibles y las que dicen que pasan de tener novio pero siempre están intentando tener historias más o menos estables con tíos que conocen. ¿Tú que crees, Ainhoa? “Yo creo que sólo hay dos tipos de hombres: los que se echan AXE para poder follar y los que se ponen NENUCO”.
¿Cómo te sientes al ver que tu libro está en la sección juvenil de la FNAC? (O eso te han contado, ¿no?) ¿Te acuerdas de la historieta de Ricky Martin en «Sorpresa, Sorpresa«? Pues es lo mismo versión hipster: mucha gente dice que ha visto «Tricot» en la sección de literatura infantil y juvenil de la FNAC, pero nadie ha sacado una foto. Yo sólo lo he visto en la sección juvenil de la web de la FNAC pero, claro, en Internet puedes encontrar LO QUE QUIERAS. Si quieres encontrar que el Nesquik produce sida, lo encuentras en un minuto.
¿Esperas ligar mucho y impresionar a muchos hombres al decirles que has publicado tres libros? ¿O eso lo hacen más los tíos? Sólo espero que los pirados dejen de mandarme poemitas por privados del Facebook y que, cuando no les contesto, no me escriban en el muro preguntando si he leído sus VEINTEMIL últimos mensajes.
Te amo, Miri. Y yo también, claro que sí.
[Miriam Arcera]