Ni falta hace decir que la base de una perfecta higiene y de una piel cuidada y bonita es el uso de un buen jabón. Pero en el caso de que sí hiciera falta aclararlo, aquí estamos nosotros para ponerlo de relieve: si quieres tener una piel decente, empieza por limpiarla y cuidarla como se merece. Y luego píntala y máltratala como quieras. Pero ese peldañito es fundamental. Por eso es importante utilizar productos de buena calidad y no racanear (¡no con mi piel!). ¿Y qué tal si, además de cuidar nuestra delicada epidermis lo hacemos con productos naturales, realizados con mimo y espíritu casero y creados por manos reales, con una historia detrás? Pues que, com decimos mucho por aquí, estamos ante una situación de auténtico win, win, win.
En belleza, como en gastronomía y moda, también hay que mirar a pequeña escala y buscar esas pequeñas marcas de espíritu familiar de las que te puedes fiar al cien por cien. Es el caso de los jabones Siracusa. Por el nombre se puede pensar que es una firma que quiere emular algo que tenga que ver con la belleza griega (o peor); pero no, el nombre responde al apellido de su creadora, Paula Siracusa, bióloga de formación y botánica y homeópata unicista por afición que decidió volcar sus conocimientos naturales en una firma sana y bonita. Y como si fuera toda un alquimista de la belleza, crea sus jabones con sustancias naturales empleadas desde tiempos antiquísimos por diversas culturas (sal marina, caolín, arcilla francesa, avena, tintura de benjui…) y utilizando siempre aceites con esenciales naturales. Con ellas, elabora panes y pastillas de jabón según el método tradicional en frío. Y el resultado son jabones cien por cien naturales, que huelen a limpio (y bien) que da gusto y que sabes que es un producto manufacturado y único.
Algunos tienen propiedades hidratantes y nutritivas (como su línea con karité y mirra), otros están indicados para prevenir el envejecimiento de la piel (como la línea «Primulas Vespertinas«) y otras están especialmente preparadas para hidratar y cuidar las pieles más delicadas (como el «Aceite de Semilla de Algodón«). Además, todos vienen con un packaging tan cuidado y monísimo que, más que embadurnarte con ellos, ¡te dan ganas de comértelos!
Si quieres hacerte con uno o regalárselo a alguien especial, aquí te dejamos los puntos de venta donde poder encontrarlos:
En Madrid en El Pájaro Invisible (Calle San Pedro 6, en el barrio de las letras) y en Femisa Objetos Perdidos (Calle Corredera baja de San Pablo 10).
En Barcelona en Lula i Cocò (Carrer de Lluis Companys 10 en Cerdanyola del Vallés).
En Tarragona en 7 de Temps (Pza. Església 7, L’Hospitalet del Infant).
En Girona en Miques (Carrer de Sant Antoni 39, Vic).
En Vizcaya en Pontxua! (Calle Gamarra Emparantza 1, Lekeitio) y en Los Caprichos de Camille (Calle Colón de Larreategui 21, Bilbao).
En Cantabria en El Sol y La Luna (en centro comercial Valle Real, Maliaño y en Calle Ruiz Tagle 5, Torrelavega).
En A Coruña en La Octava (Calle Magdalena 146, El Ferrol).
Y si quieres online, en La Real Fábrica.