Con el objetivo de aprovecharse de tal impulso, Partido podían haber recurrido a la vía más sencilla: marcar una línea continuista de cara a su tercer álbum. Pero, en un alarde de confianza en sus propias posibilidades, el grupo decidió variar su libro de estilo -conservando sus orígenes clásicos norteamericanos- para hacer de “The Ruins” (Warner, 2014) un trabajo en el que va más allá de absorber con resultados positivos el influjo de sus principales referentes para ofrecer una versión consolidada y aperturista de sí mismo. La clave se halla en la expansión de su sonido, aupado por la poderosa -aunque sin perder su dócil tonalidad- voz de Víctor hacia un rock poperizado (o pop rockerizado, valga “The Sweetest Thing” como brújula) y preñado de teclados, bajos punzantes y electricidad melodiosa. De esta manera, Partido afinan su punto de mira para facturar temas redondos que avanzan como apisonadoras emocionales y que recuerdan por su impacto, salvando las pertinentes distancias, a los The War On Drugs de “Lost In The Dream” (Secretly Canadian, 2014), ya se inclinen por la épica contenida (“Get Into”, “There Will Be Blood”) o por el despliegue rítmico firme, enérgico e implacable (“The Apologist”, “The Wait”).
Dado este cambio, si nos fiásemos del título del LP -tan elocuente y evocador como el “Leaving All Behind” de su predecesor-, las ruinas a las que alude podrían sugerir también que Partido han hecho una especie de borrón y cuenta nueva dentro de su trayectoria artística, como si hubieran reformado su discurso de una manera radical. Nada más lejos de la realidad: los barceloneses han evolucionado su modelo de un modo natural, sin brusquedades, en el que caben desde una agradable desviación hacia el AOR de radiofórmula setentera en “Hi-Lo” hasta una incursión en el pop diáfano cultivado durante los 90 en el país de la bandera de las barras y estrellas a través de “Fruit Family Tree”. Entre medias, se encuentran “A Love So Beautiful” e “In The Meantime”, los regresos más evidentes de la banda a su pasado más inmediato, en el que predominaban el sentido y el sentimiento wilconianos.
Así pues, “The Ruins” muestran a unos Partido remozados pero que mantienen intactas sus señas de identidad forjadas en “Leaving All Behind”, el disco en el que los barceloneses asentaron las bases para que, con su nuevo LP, pudieran ampliar su radio de acción y ascender a un nivel superior. Logradas ambas metas, a nadie debería temblarle el pulso a la hora de concluir que, con más motivos que nunca dentro de su intensa biografía, Partido se han alejado de la condición de grupo secundario para ser definitivamente protagonista.