SÁBADO 23 DE AGOSTO: A flor de piel
PENEDO DAS VISTAS. La Vodafone Music Session sabatina, que contaba con The Growlers como invitados, fue curiosa en dos sentidos. Primero, por su ubicación, en el mirador del Penedo das Vistas, desde donde se oteaba una espectacular panorámica de la villa de Paredes de Coura. Y, segundo, por el aspecto desaliñado, casi resacoso y de recién levantado del vocalista, Brooks Nielsen, todo un personaje capaz de aprovecharse de su aparente desidia para entregar junto a sus compañeros en las alturas un mini-show ameno y cachondo.
PALCO VODAFONE FM. Después de que la portuguesa Sequin despachase satisfactoriamente su electropop de sangre ochentera, The Dodos se presentaron en su formato austero de cantante / guitarrista más batería. Esquema sencillo pero eficaz con el que modelaron con ímpetu su rock anguloso pero nada cuadriculado que se balanceó entre tramos enérgicos y acústicos.
También Hamilton Leithauser transitó por vericuetos de heterogénea intensidad. Transmutado tras la disolución de su banda The Walkmen en crooner de piel rockera y fragancia romántica, demostró que, además de poseer una increíble voz que manejó a su antojo, sabe cómo dirigir el concepto prototípico de concierto estiloso y atractivo. Claro que su ópera prima en solitario, “Black Hours” (Ribbon Music, 2014), contiene todo lo necesario para lograrlo: fases taciturnas, briosas, intimistas, ligeras y reflexivas que Leithauser trasladó sobre las tablas con un arrebatador empaque que encandiló sin esfuerzo a su atenta audiencia. La guinda del pastel la colocó con una cover de “Don’t Go Home With Your Hard-On” de Leonard Cohen, un guiño nada casual dada la distinción que transmitió el neoyorquino en todo momento.
Los que todavía recordaban la polémica actuación de los suecos The Knife en la edición 2013 del Vodafone Paredes de Coura tendrían la oportunidad de resarcirse en buena medida con sus compatriotas Goat, no tanto por su similitud de estilos -los segundos cambian la electrónica por el rock-, sino más bien por su presentación escénica también tribal, atávica y palpitante. Con sus dos cantantes-bailarinas al frente, que adoptaron el papel de gurús de un aquelarre sónico en el que cupieron stoner-rock, psicodelia y ritmos de latitudes lejanas (africanistas, latinos…), la numerosa banda nórdica construyó hechizantes desarrollos que progresaban en espiral hasta atrapar al respetable. A la vez, sus proyecciones visuales reforzaban su discurso musical. Y su indumentaria aportaba un halo de tremendo misterio a una propuesta caracterizada por sus arrolladores efectos sensoriales.
[dropcap]P[/dropcap]ALCO VODAFONE. Sensible Soccers, con el cálido sol de la media tarde reinando en el cielo, se subieron al escenario principal con su electro-rock bajo el brazo, el cual, si hubiera que delimitar según referentes españoles, encajaría entre los primeros Delorean por sus ritmos sintetizados y las guitarras planeadoras y Colectivo Oruga por su pulso bailable. El trasfondo cósmico que creaban sus sintetizadores y secuenciadores hicieron levitar a una ladera que rozaba con los dedos planetas, cometas y estrellas en pleno día.
Más terrenal y con la cara oculta tras su larga melena, Kurt Vile -con The Violators– desplegó toda su querencia por el rock de estructura clásica y avance progresivo que culminaba entre impetuosos azotes eléctricos. Establecido ese punto de partida, el de Pennsylvania tanto relajaba los músculos en remansos de tranquilidad acústica como aumentaba la velocidad de los tempos de una manera natural y espontánea. Así consiguió que alrededor del grupo se creara una atmósfera cautivadora.
The Growlers lo tenían todo en su mano para salir por la puerta grande del Vodafone Paredes de Coura 2014: un vasta legión de fans, un ramillete de canciones de irresistible psicodelia vintage (en el mejor de los sentidos del término) y el desarreglado carisma de su cantante Brooks Nielsen. Vamos, que sólo debían calcar la divertida y animada actuación en la Vodafone Music Session sobre las tablas del palco principal… Pero se quedaron a medias, centrándose en los fragmentos más pausados de su repertorio. No faltaron cantos al hedonismo ni viajes lisérgicos (guiados por el teclado tocado a lo Ray Manzarek), aunque la monotonía se apoderaba peligrosamente de su set. Sólo se evitó con detalles como el promovido por el propio Nielsen, que invitó a un par de personas disfrazadas de cocodrilo y otra de conejo a acompañarlo con su grupo. Una estampa que cuadraba con el espíritu libre de los californianos; pero su música, lo más importante, no llegó a coger el vuelo esperado.
Del concierto de Beirut ya se sabía de antemano que se definiría por su parsimonia rítmica, su frescura, su pátina alegre y su característica expresión sonora engalanada con metales de todo tipo (trompeta, trombón y tuba) y el toque intransferible del acordeón. Gracias a ello, se respiraba en el valle courense un penetrante aroma costero, que se reciclaba en aire fronterizo (según los modos de Calexico) en cuanto la trompeta se destacaba del resto de instrumentos. La única pega que se podría poner a la aparición de Zach Condon y amigos en tierras lusas fue que careció del empuje adecuado –“Santa Fe” no llegó a cuajar del todo- para redondear su show, correcto y variado -se desvió hacia géneros ajenos al pop como el vals y la música hispanoamericana- pero no memorable.
Calificativo que se ganó por derecho propio James Blake, verdadero cabeza de cartel del Vodafone Paredes de Coura 2014 que justificó tal condición con un fastuoso derroche de sensibilidad, delicadeza e inteligencia a la hora de asumir el reto de llenar la amplia ladera con su soulstep eletro-orgánico, frágil, límpido como un cristal y refulgente como un diamante. Objetivo que cumplió, sabiamente, llevando a su terreno a su hipnotizada audiencia: para ponerla en situación en el arranque, la sumergió en la reptante “Air & Lack Thereof” y en el digitalismo bailable de “CMYK”. Antes de que cayera el tercer tema, rebotaban por todo el recinto los gritos apasionados en las filas delanteras provenientes del sector femenino -con referencia del mismo Blake a la humedad del lugar y a la humana…-. Y eso que el británico aún tardaría unos minutos en presumir de su maravillosa voz doblada en constantes loops y su tierna agilidad al piano y los teclados. A partir de “Limit To Your Love” ya no hubo vuelta atrás: Blake estaba dispuesto a conquistar a todo ser viviente que no tuviera el corazón de piedra, apelando a sentimientos manifestados con apabullante dulzura y emociones vividas a flor de piel. “The Wilhelm Scream”, “Overgrown” o su adaptación de “Hope She’ll Be Happier” de Bill Withers erizaban el vello al tiempo que desentrañaban el romanticismo inherente a cada palabra que salía de la boca del londinense… y, a cada murmullo, como el que se escuchó en la lejanía hasta atravesar los oídos de los presentes para dar paso a “Retrograde”, cénit del, quizá, concierto más sobresaliente del certamen. Una experiencia imborrable e imperecedera.
[dropcap]P[/dropcap]ALCO VODAFONE FM. En el acto de clausura oficial del Vodafone Paredes de Coura 2014 también se implicó James Blake al frente de 1-800 Dinosaur, colectivo de djs que, alternándose en la mesa de mezclas, dispararon a diestro y siniestro balazos house, dubstep, UK garage y grime de bajos gruesos y duros que retumbaban en las cabezas de todos aquellos que se habían prometido a sí mismos regresar el próximo año al festival Paredes de Coura, uno de los más valorados de la península y, tras su triunfal capítulo de 2014, también uno de los más multitudinarios… sin que ello supusiera la pérdida de su particular identidad ni de las cualidades que lo diferencian de otros macro-eventos. Las fechas para volver a la villa del norte de Portugal en 2015 ya están marcadas en rojo: del 19 al 22 de agosto.
[FOTOS: David Ramírez]
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