VIERNES 16 DE AGOSTO
El gafe de The Knife
PALCO VODAFONE FM. Cuesta imaginarlo, pero es posible que en un festival las consecuencias (ficticias) de un determinado concierto aún se aprecien al día siguiente. Pero no adelantemos acontecimientos… Antes, Citizens! despacharían un concierto tan esmerado y transparente como sus composiciones. Yendo de menos a más, decidieron adentrarse en sus pasajes más reposados y románticos para ir escalando hacia sus cumbres pop más palpitantes (“Reptile”, “Caroline”) e inesperadas: su cover del “Missing” de Everything But The Girl marcó a fuego el corazón de aquellos que echamos de menos a Tracey y Ben. No lograron huir de sus similitudes con Franz Ferdinand -sobre todo cuando vigorizaban su pulso bailable- pero, una vez que redondearon su actuación con “True Romance”, las comparaciones desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos.
Con la misma velocidad -o mayor- irrumpieron en el escenario Iceage. Se echaba en falta rock en estado puro en lo vivido hasta aquel momento en el festival. Como si lo supiesen de antemano, los daneses volcaron sin piedad sobre el foso sus descargas de punk-rock-hardcore escupido por un Elias Rønnenfelt que se desgañitaba hasta reventar su garganta. La conjunción entre su voz y la poderosa e impertérrita sección rítmica gestó una tormenta eléctrica de volumen atronador disfrutada en las primeras filas a base de pogos y crowdsurfing, mientras los demás atónitos espectadores recibían puñetazos sonoros directos a sus mandíbulas. Tal huracán rock a punto estuvo de arrasar con todo lo que tenía delante. Miedo y terror en Paredes de Coura.
La oscuridad de Cold Cave no despertaba pavor, sino escalofríos debido a la frialdad de su estilo dark-wave espartano y presentado en formato minimalista: Wesley Eisold y una compañera ocupados ambos en manipular los sintes y las programaciones. Ellos dos solos se bastaron para recordar que también se puede bailar recreando mentalmente imágenes lúgubres y sombrías.
PALCO VODAFONE. Peace era otro de esos grupos a los que había que estudiar de cerca. Al igual que Jagwar Ma la jornada precedente, su vista estaba puesta en refrescar la herencia del pop británico de los 90, aunque en su caso no sólo se centraron en reivindicar la ola baggy / madchesteriana (“Waste Of Paint”), sino también en recuperar las guitarras saltarinas y esponjosas del brit-pop (“Lovesick”). Esos fueron justamente los tramos más nutritivos de su set, ya que cuando se decantaron por sumergirse en medios tiempos sostenidos y suaves (“Float Forever”) carecían del punch suficiente para evitar que su nervio fuese decayendo. De hecho, las ondas expansivas de los estallidos procedentes del directo de Iceage se agolpaban a su alrededor diluyendo su sonido como un azucarillo. Puede que les hubiera sentado mejor haberse subido al escenario secundario.
La explicación a lo que había ocurrido en buena parte del directo de Peace afloraría con la entrada en acción de The Horrors: el volumen general del escenario principal era demasiado escaso. Hasta tal punto, que el esfuerzo de la banda de Faris Badwan se quedaba en un mero hilo musical de fondo, cuando debería haber sido todo un estampido de (kraut)rock regado de las dosis justas de psicodelia new-wave. El carisma del propio Faris, la incandescencia del omnipresente teclado y sus arrebatos noise no paliaron la frustración que suponía saber que sólo en las proximidades del escenario se distinguía la energía de “Who Can Say”, “I Can See Through You” o “Sea Within A Sea”. De ahí que la ladera se vaciara más de la cuenta. El problema se incrementó cuando, de repente, el bagaje lumínico del decorado se fundió -dejando en la más absoluta penumbra al grupo-, a la vez que las pantallas laterales se apagaban. El efecto del gafe de The Knife se estaba haciendo patente, aunque sería injusto admitir que The Horrors decepcionaron: simplemente, se toparon con una serie de desdichas catastróficas que empobrecieron su show.
Lo mismo que les ocurrió a Echo And The Bunnymen. Su veteranía y prestancia tampoco compensaron las dificultades que trastocaron los planes de los que los esperaban con los brazos abiertos para degustar sus grandes clásicos. De entre ellos desempolvaron “Rescue”, “Do It Clean” o “Killing Moon”, a los que añadieron sus acostumbrados medleys -como el que construyeron uniendo “Villiers Terrace” con el “Roadhouse Blues” de The Doors-. Lo peor era que había afinar bien el oído para no desorientarse por los vaivenes del sonido, que se perdía por completo en los pasajes baladísticos. El bis -con “Nothing Lasts Forever” (más “Walk On The Wilde Side” de Lou Reed) y “Lips Like Sugar”– debería haber culminado, teóricamente, en un agradable reencuentro con Ian McCulloch, Will Sergeant y amigos, pero se quedó en una velada descafeinada y olvidable.
Menos mal que, antes de que Simian Mobile Disco rematasen el último turno de la noche del palco Vodafone, todos los contratiempos se habían resuelto. Colocados frente a frente, James Ford y Jas Shaw seleccionaron un menú non-stop, dividido en dos secciones, de tech-house y electrónica musculosa con toques acid derivado de sus últimas producciones, aunque no se olvidaron de ensartar piezas de su época tecno-pop, como “It’s The Beat” o “I Believe”. Gran aperitivo para lo que vendría posteriormente en el escenario pequeño.
PALCO VODAFONE FM. No hay duda de que Delorean es un grupo de contrastada fiabilidad en directo. En Portugal, además, evidenciaron que su nuevo repertorio -en el que incluyen avances de su inminente cuarto disco, “Apar” (Mushroom Pillow, 2013)- ya se encuentra impecablemente engrasado y rodado. En esencia, su set fue muy similar al que ofrecieron en el portAmérica 2013, aunque sin coro femenino. De esa manera, calcaron el orden y la cocción de sus ingredientes: “Spirit”, según los parámetros orgánicos a los que recurren actualmente; y “Real Love” y “Stay Close” filtradas por la batidora sónica de antaño, en la que también introdujeron la novedosa “Destitute Time”. Se intuía que utilizarían sus conocidos recursos -como introducir el sample de “Ride On Time” de Black Box– y finalizarían con el positivismo de “Seasun”, pero ello no impidió concluir que habían ejecutado uno de los conciertos más sobresalientes de su trayectoria más reciente y del Vodafone Paredes de Coura 2013.