Es hora de que alguien le tome el relevo a «¿Dónde Está Wally?»… Y este «Otto, El Perro Cartero» de Tor Freeman editado por Blackie Books tiene madera de nuevo icono.
Desde finales de los 80, y generación tras generación, una obsesión ha martilleado persistentemente la cabeza de una infinitud de niños (y de adultos también, para qué mentir): encontrar a ese larguirucho de gafas redondas, gorro de lana y jersey de rayas. No se trata del criminal más buscado del mundo o de un magnate forrado desaparecido, sino del mítico protagonista de los libros de Martin Handford, el despistado viajero Wally (o Waldo, dependiendo de la edición). Los libros-juego «¿Donde está Wally?» marcaron sin duda una época, pero ahora un nuevo personaje aterriza en el caótico y terriblemente entretenido universo de los libros de buscar cosas: Otto, un simpático perro cartero.
De la mano de Tor Freeman, autora e ilustradora revelación del año, vuelve la simplicidad del entretenimiento, en la que buscar personajes y objetos entre las páginas de un libro es más que suficiente para divertirse durante horas y horas. Editado por Blackie Books, «Otto, El Perro Cartero» es una historia trepidante y un libro de actividades a la vez, en la que los más pequeños podrán ayudar a Otto a terminar su ronda y a entregar todo el correo pendiente: habrá que buscar al destinatario de cada paquete y encontrar cientos de objetos escondidos en unas ilustraciones repletas de fascinantes personajes y detalles. Los niños se perderán en variados escenarios (como un museo de ciencias naturales o un laboratorio lleno de científicos chiflados) salpicados de viñetas y de situaciones que los dejarán totalmente sumergidos en el libro.
El increíble cuidado y detalle con el que están dibujadas las ilustraciones de «Otto, El Perro Cartero» hace que este libro de juego-actividad no sólo siga de manera ejemplar la tradición iniciada por Wally, sino que también sea un libro abarrotado de sorpresas y detalles que hipnotizarán, divertirán y maravillarán a todo aquel que se adentre en el universo que se esconde entre sus páginas. Si bien está pensado para niños, no cabe duda de que más de un adulto preso de la nostalgia se sumergirá en el mundo de Otto.