¿Es «Otra Ronda» de Thomas Vinterberg una película sobre el problema de beber demasiado cuando eres adulto? Para nada. Más bien va del problema de no ser feliz.
Si te dejas guiar exclusivamente por el punto de partida de «Otra Ronda», es muy probable que subestimes la nueva película de Thomas Vinterberg. A saber: un grupo de amigos que rondan los 40 años (una cena de cumpleaños al principio del film deja bien claro este dato) deciden hacer un experimento práctico a partir de las teorías de Finn Skärderud. Este psicólogo sostiene que el ser humano nace con un déficit del 0,05% de alcohol en la sangre, y que todo el mundo debería beber modera y constantemente para paliar este déficit.
Skärderud sostiene que, al alcanzar esta tasa de alcohol en sangre, el ser humano funciona con mayor fluidez y brillantez. Los cuatro protagonistas, todos ellos profesores de instituto en diferentes áreas (historia, filosofía, educación física y música), pronto comprueban que la teoría es mucho más que cierta, y no solo observan cómo su trabajo empieza a mejorar cuando llevan un par de tragos encima, sino que, incluso cuando están sobrios, su ánimo es mucho mejor y acaba impactando positivamente sobre su relación con la familia. Hasta aquí, todo bien.
Pero, claro, una cosa lleva a la otra igual que una copa lleva a la otra, y pronto los cuatro amigos deciden que un experimento hay que llevarlo siempre hasta sus máximas consecuencias. Y que ir un poco bebido te da un punto, pero ¿qué ocurre cuando llevas el consumo de alcohol hasta su máximo extremo? Pues lo que pasa es que el espectador potencial va a pensar inmediatamente que se encuentra delante de la última comedia chorras yanki pensada para petarlo en Netflix.
Grave error: si tenemos que poner «Otra Ronda» en relación a la comedia yanki, lo mejor será ponerla en relación a la nueva comedia capitaneada por Judd Apatow en la que temáticas aparentemente absurdas e intrascendentales (un embarazo, la virginidad, etc.) acaban vehiculando otros temas mucho más adultos y profundos. Coge esa nueva comedia de Apatow y encuádrala en el olvidado Dogma 95, y entonces sí que obtendrás una imagen un poco más fiel a la realidad de esta película. Al fin y al cabo, Vinterberg siempre estará ligado a este movimiento fílmico conocido por la cámara al hombro, las localizaciones reales y el desdén por el artificio, todo ello aquí presente. Lo único que podría chirriar en este caso sería la presencia de un actor tan reconocible como Mads Mikkelsen, algo totalmente perdonable ante la grandiosa actuación que aporta.
Estas referencias elevadas ya dejan claro que no estamos ante una comedieta de Netflix, y que lo que atesora «Otra Ronda» en su interior es una reflexión de alto voltaje en torno a dos temas que no podrían ser más actuales. El primero de ellos es el retrato de la masculinidad del siglo 21: los cuatro amigos protagonistas son hombres maduros que, a través del experimento basado en las teorías de Skärderud, encuentran una nueva forma de relacionarse con su entorno (con sus alumnos y familias) y con ellos mismos, pero también entre unos y otros. Son un grupo de amigos sin miedos a las confidencias (Mikkelsen habla de sus problemas de pareja mientras otro de ellos se lamenta por no haber tenido hijos), y esas confidencias surgen en un clima de complicidad y cariño que va más allá de su experiencia con la bebida. Un clima que ya estaba antes del experimento y que seguirá estando ahí después. Una prueba de que no toda la masculinidad es tóxica.
La reflexión que resuena con más fuerza, sin embargo, tiene que ver con el propio punto de partida de «Otra Ronda«. Para empezar, porque es necesario reconocer que el guion de Thomas Vinterberg y Tobias Lindholm es uno de los más originales de los últimos tiempos. En un momento histórico en el que es difícil ver una película que no te haga pensar «esto ya lo he visto otras veces«, en el que la creación parece reducirse al remix de ideas ajenas, este film brilla por lo que tiene de insólito. Contra todos esas películas que tratan sobre el amor, sobre la familia, sobre las problemáticas sociales actuales o sobre la vida moderna, «Otra Ronda» habla de lo que nadie está hablando (en serio): de nuestra relación con el alcohol. Algo a lo que solo se acercó de forma tan magistral «Entre Copas» de Alexander Payne.
«Otra Ronda«, en definitiva, habla de que, a medida que vamos haciéndonos mayores, tendemos a dejarnos llevar por preguntas del tipo «¿debería dejar de beber?» o «¿anoche la lie demasiado cuando estábamos de fiesta?«. Son las preguntas que, supuestamente, nos deben acercar a la madurez y alejarnos de la adolescencia, porque así nos lo ha enseñado la sociedad: emborracharse y liarla parda de fiesta es algo de críos. Y, si sigues haciéndolo con 40 años, es que algo anda mal contigo.
El personaje de Mads Mikkelsen, sin embargo, se embarca en un viaje personal que le proporciona una enseñanza que contraviene a lo que dicta la sociedad. Al final del todo, justo antes del baile que cierra la cinta con una de las escenas con aroma de clásico mitificalbe, recibe un mensaje que, en otra película diferente a la que Vinterberg tiene en la cabeza, sería el final feliz: ya está, todo se ha solucionado, fueron felices y comieron perdices. Pero, en «Otra Ronda«, ese final feliz se ve coronado por una fiesta y un baile y un descontrol que deja claro cuál es el verdadero mensaje del film.
Y ese mensaje viene a ser que envejecer significa convertirse en alguien aburrido y desconectado de su propia vida, y que la única forma de solucionar esa abulia existencial es permitirse el despiporre de vez en cuando. Es el eterno dilema: una vida en el ethos es un coñazo absoluto si no te dejas llevar por el pathos para equilibrar la balanza. O, dicho de otra forma, la próxima vez que te despiertes un domingo de resaca y no recuerdes qué hiciste la noche anterior, no le escribas a tu colega para preguntarle si la liaste mucho… Ni mucho menos. Simple y llanamente, mírate al espejo y dile a la imagen que te ecuentre: te lo pasaste pirata, campeón. Seguro que tu vida mejora en un 1000%. [Más información en la web de «Otra Ronda»]