La primera edición del Optimus Primavera Sound se celebró en la ciudad portuguesa de Oporto del 7 al 10 de Junio en el Parque da Cidade, un recinto enorme situado a orillas del Atlántico que a posteriori (ya pintaba bien de antemano) se descubrió como un emplazamiento perfecto para su celebración. En Oporto fueron identificables muchas de las señas de identidad de la marca Primavera Sound, a la vez que se pudo disfrutar de ciertos detalles que pueden marcar la diferencia en un futuro, como fueron la ausencia de aglomeraciones excesivas, el recinto tan acertado con ese césped que muchos ansían (algunos incluso lo pedían con guasa en las redes sociales de ‘cabeza de cartel’ para la próxima edición de la edición barcelonesa) o un público que de verdad disfrutaba con cada concierto y estaba más pendiente de la música que de hacer el cafre… Algo no tan fácil de encontrar últimamente.
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JUEVES. 7 de junio. La jornada inaugural sólo contaba con ocho conciertos distribuidos en dos de los cuatro escenarios, y sirvió para muchos como un día de inspección del recinto en el que descubrir la localización de los ‘palcos’ o detalles maravillosos como el del puesto de vino escondido entre árboles o los de caipirinhas, que triunfaron durante todo el fin de semana. Mención especial para la organización que, atenta como ninguna, repartió unas bandoleras transformables en mantitas cuando salió el sol para tumbarse en el césped mientras, por ejemplo, Bradford Cox presentaba «Parallax«; y, en el momento en que empezó a llover, estuvo rápida repartiendo ponchos. Muy bien. Estos detalles son diferenciadores.
ATLAS SOUND (Palco Primavera). Con el bueno de Bradford Cox íbamos sobre aviso. Sabíamos que saldría solo a escena y que se dedicaría a repasar lo mejor de sus dos discos en solitario. Y así fue. Mucho british canturreando «Mona Lisa» o «Parallax» y un concierto disfrutable bajo el sol portugués.
YANN TIERSEN (Palco Optimus). Yann Tiersen = «Amélie«. Esa era la idea preconcebida que un despistado servidor llevaba en la cabeza al concierto de los franceses. Error. Tiersen resultó ser un muy correcto multinstrumentalista capaz de saltar del folk al post-rock con una facilidad pasmosa. ¿Problema? La lluvia se cargó la segunda parte de su concierto.
THE DRUMS (Palco Primavera). Lo que allí se vio fue una banda de culto desmedido (una de las mayores afluencias de público a este escenario de todo el fin de semana), varias canciones con gancho que ya todos conocemos bien interpretadas y una serie de movimientos estudiadísimos, especialmente por parte del rubiales Pierce, que da la sensación de tragarse horas de vídeos de Ian Curtis diariamente. No acaban de convencer.
SUEDE (Palco Optimus). Basándonos en la gran cantidad de camisetas, logos y demás que se lucieron, eran la mayor atracción del primer día. Dieron un concierto de hora y media que, además de hacer las delicias de los fans, mantuvo entretenidos a la gente que estaba haciendo tiempo para The Rapture (mucha).
THE RAPTURE (Palco Primavera). Que sí, que LCD Soundsystem pueden estar tranquilos porque ya tienen dignos sucesores en DFA Records y bla bla bla. A su adorable y nerdy frontman, Luke Jenner, esto se la trae al pairo. Bastante tiene con abrir su concierto con el hitazo «In the Grace of Your Love«, cerrarlo con «Sail Away«, «Miss You» y «How Deep is Your Love?» del tirón y acompañar con movimientos espasmódicos lo mejor de sus anteriores trabajos (mención especial para «House of Jealous Lovers«). Gran concierto.
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VIERNES. 8 de junio. El viernes fue, de largo, el día más completo del festival, con la mayor afluencia de público y con gente correteando de escenario a escenario persiguiendo conciertos, especialmente los de Wilco, Beach House y M83. Este fue el recorrido de FPM…
OTHER LIVES (Club Stage). El de los americanos fue el primero de los conciertos que presenciamos en la única carpa del festival, escenario que acogería algunos de los mejores shows del fin de semana. Conseguir un buen sitio mereció la pena, pues el folk con tintes épicos de los de Oklahoma brilló por méritos propios y vino a demostrar que no hace falta ser ni repetitivo ni excesivamente rococó (¿eh, Fleet Foxes?) para despachar un muy buen concierto. Claro que venir presentando un disco tan redondo como «Tamer Animals» siempre hace todo más fácil.
TENNIS (Palco ATP). La parejita de moda del indie pop americano venía con «Young & Old» bajo el brazo y con la ilusión del principiante, dispuestos a amenizar la tarde a todos los que nos congregábamos alredador del precioso escenario comisionado por All Tomorrow’s Parties. Había ganas de cazar a The War on Drugs, así que tampoco pudimos disfrutar de su actuación al completo… Pero lo que se les escuchó, bien.
THE WAR ON DRUGS (Club Stage). El grupo americano se presentó en la carpa en formato de cuarteto, dispuesto a presentar su muy notable «Slave Ambient» del pasado año. Y así lo hicieron. Eligieron un setlist centrado casi exclusivamente en este último trabajo y lo reproducieron con una precisión majestuosa, especialmente en una parte instrumental que clavaron. Sin embargo, a Adam Granduciel da la sensación de resbalarle todo, así que termina cantando como le viene en gana gran parte de las canciones; algo que, sinceramente, tampoco fue algo que nos impidera disfrutar de un concierto notable.
YO LA TENGO (Palco Primavera). A Yo La Tengo había que verlos por ser Yo La Tengo. Pero bastaron dos canciones para percatarnos de que aquello no era apto para no fans, así que recogimos el petate y a otra cosa. ¿El concierto? Aparentemente bien, a juzgar por la cantidad de gente que salía de allí comentando la jugada.
RUFUS WAINWRIGHT (Palco Optimus). Rufus y su banda. Con poco ‘background’ me presenté en su concierto, pero su slot se pasó volando entre las bromas y risas del personaje en cuestión y las canciones pegadizas que desplegó en un final de tarde más que disfrutable.
FLAMING LIPS (Palco Primavera). Luz. Color. Love. Confeti. Wayne Coyne en plan megalomaníaco dentro de un globo levitando entre la gente. Nada nuevo. Black Lips tocaban en la carpa.
BLACK LIPS (Club Stage). Los de Atlanta llegaban a Oporto en la última fecha de su gira de presentación de «Arabia Mountain«, y se encargaron de dar uno de los bolos más movidos y divertidos del festival. La banda de ‘flower punk’ (como ellos mismos se definen) puso sus cartas sobre la mesa desde el principio: un póker de temas de apenas dos minutos, guitarras, urgencia y una actitud un tanto macarra que hizo las delicias de los allí congregados. Fue uno de los pocos conciertos en los que se vieron volar cervezas, pero es que la ocasión era la idónea.
WILCO (Palco Optimus). Con los de Chicago ya sabemos todos lo que pasa: sus setlists son una lotería. Pueden tocarse un greatest hits o pueden despachar una retaíla de caras B delante de 40.000 personas y quedarse tan anchos. El concierto de Oporto quedó a medio camino entre ambos, puesto que cayeron temas digamos ‘secundarios’ en su discografía, pero también clasicazos de la música contemporánea como «Impossible Germany«, «War on War«, o «Via Chicago«, además de varias concesiones a su último «The Whole Love«. Poco más que añadir: escuchar la voz de Jeff Tweedy en directo sigue siendo una go-za-da, y la apertura con «Art of Almost» fue uno de los momentos del festival. Qué hit y qué ejecución.
NEON INDIAN (Club Stage). A Neon Indian los cazamos el tiempo suficiente como para escuchar ese temazo que es «Polish Girl» con una mitad de carpa a reventar de guiris sudorosos quemando zapatilla y la otra esperando como agua de mayo a esa pareja de Baltimore que arrasa allá por donde va.
THE WALKMEN (Palco Primavera). Viendo la situación y adelantándonos a la jugada, decidimos que saldría más a cuenta dejarse caer por el Primavera para ver, con desahogo, qué tenían que ofrecer Hamilton Leithauser y sus compañeros de The Walkmen. Hubo premio, pues mientras gran parte de la gente se peleaba por un sitio en la carpa para ver a Beach House, trescientos metros más allá los de Brooklyn dieron un auténtico conciertazo. Su frontman, ese híbrido que combina la elegancia inusitada de Matt Berninger y el sex-appeal de Ryan Gosling, va sobrado y lo mismo abre el concierto cantando magistralmente a capella en «We Can’t Be Beat» que se desgañita con «Angela Surf City» sin despeinarse. Qué tío. Su nuevo disco, «Heaven«, sonó fantástico y tuvieron tiempo, además, de repasar lo mejor de «Lisbon» y de sus trabajos anteriores. Para un servidor, uno de los conciertos del festival.
M83 (Palco Optimus). El de M83 fue el concierto de consagración de una banda que, tras haber presentado el notable «Hurry Up, We’re Dreaming!» el pasado año, llegaban a Oporto como must. Cuando salieron al escenario, ni ellos mismos se creían el poder de convocatoria que habían tenido, tal y como se encargó de comentar un atónito Anthony González. La realidad es que en directo suenan a gloria, ya no sólo en los momentos más obvios («Midnight City«, «Reunion«), sino también cuando se lanzan a alargar en plan rave temazos como «Sitting«. Otro conciertazo.
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SÁBADO. 9 de junio. La jornada del sábado estuvo marcada por la lluvia (¿torrencial, decían algunos?) que cayó durante la tarde y que causó la cancelación de un concierto de Death Cab for Cutie que muchos esperaban desde hacía mucho tiempo; el que escribe entre otros. Invierno Sound, que se comentaba por allí.
SPIRITUALIZED (Palco Primavera). Allí estaba cayendo el diluvio, lo cual complicó la tarea de Jason Pierce y los suyos injustamente, pues venir con un discazo del tamaño de «Sweet Heart, Sweet Light» bajo el brazo y tener que presentarlo ante un público más preocupado de abrir sus paraguas en la cara del del prójimo o de correr como posesos detrás de los voluntarios cada vez que aparecían repartiendo ponchos, no deja de ser una broma de mal del destino. Así y con todo, no creo que nadie pueda decir que «Hey Jane» o «Come Together» no sonaran como debieran.
DEATH CAB FOR CUTIE (Palco Optimus). Vamos a ver. Yo no sé si Ben Gibbard tenía billetes reservados para continuar su gira y no podían retrasar más su actuación (como se comentaba en la zona de prensa) o si había problemas técnicos irresolubles en el escenario (como anunció posteriormente el comunicado de prensa del festival). Lo único que vi durante el tiempo que estuve esperando por el concierto fue a una serie de gente de la organización intentar encargar con cierta ‘desorganización’ (toma paradoja) a un grupo de técnicos que había correteando por allí el tapar la parte de detrás del escenario, zona por la que estaba entrando el agua. Pues bien, hora y media larga les llevó a los Spider-Man de turno tapar una superficie de no más de quince metros cuadrados, que para cuando estaba cerrada ya estaban anunciando la cancelación del show. ¿Conclusión? Un sábado un poco más cojo todavía después de la cancelación de Björk y un aire de desilusión general por el recinto.
THE WEEKND (Club Stage). El canadiense Abel Tesfaye fue el encargado de quitarnos la bajona de un plumazo a golpe de «House of Balloons«. El chico tiene su público y los allí agolpados pudimos disfrutar de «High for This» o «Wicked Games«, cortes que en directo ganan muchísimo, principalmente gracias a la precisión y el acierto de un bajo que adquiere una importancia vital en este tipo de composiciones. Una de las joyas del fin de semana.
KINGS OF CONVENIENCE (Palco Optimus). Lo poco que escuchamos, bien; pero no es lo que te pide el cuerpo un sábado a las once de la noche… Y menos en ese pedazo de escenario. Wavves tocaban en la carpa, Nathan Williams manda.
WAVVES (Club Stage). Fue sorprendente el llegar y encontrarse el Club Stage tan vacío, sobre todo tras el aparente aumento de popularidad que habían experimentado tras la presentación de ese entretenido «King of the Beach«. Pero mire usted qué problema, oiga: más desahogo para bailar como un descosido con hits de la talla de «King of the Beach«, «Super Soaker«, «Post Acid» o la genial y guasona «I Wanna Meet Dave Grohl«. Convencen.
WASHED OUT (Club Stage). La banda de Ernest Greene venía con el sanbenito de ser uno de los hypes de la temporada y, en consencuencia, fue la cantidad de público que se acercó a disfrutar de la relajada música de los americanos. Tuvieron algunos problemas de sonido a mitad de concierto que no se pueden permitir cuando se está tocando en un Primavera Sound, pero todo quedó diluido (por suerte para ellos) entre el buenrollismo que transmiten canciones como «Eyes be Closed» o «Amor Fati«.
THE XX (Palco Optimus). Acudía, sin una razón aparente, con suspicacias al concierto de los británicos. Sin expectativas. Y menudo sorpresón que me llevé, pues dieron uno de los shows del festival. Más allá de la aparementa de equis con lucecitas que lo molan todo y el acertadísimo juego de iluminación que plantearon, lo que allí se vio fue, además de un público entregadísimo, una banda con una capacidad de adaptación impresionante a un recinto mucho más grande del que de primeras uno puede asociar a su música íntima y oscura. Sus hits sonaron enormes, y lo que es más sorprendente en estos casos, sus nuevas canciones también lo hicieron. Now I believe.
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DOMINGO. 10 de junio. La jornada del domingo se desarrolló fuera del Parque da Cidade para transladarse a la espectacular Casa da Música y, posteriormente, al Hard Club. La principal atracción del día era Jeff Mangum y allí estuvimos para presenciar su actuación.
JEFF MANGUM (Casa da Música). El otrora líder de Neutral Milk Hotel se presentó on stage rodeado del mismo aura de misterio con el que se lleva especulando todos estos últimos años con una hipotética vuelta de la mítica banda. Pidió al público que se sentara a su lado y allí mismo se puso durante una hora con himnos como «Two Headed Boy«, «King of Carrot Flowers» u «Oh Comely«, que sonaron muy grandes. Pero ya, tampoco nos pasemos con la mitificación de un tío que sinceramente, y en mi humilde opinión, tampoco es para tanto.
[FOTOS: Elena María Crespo]