Una iglesia que se convierte en un skate park y que Okuda San Miguel quiere convertir en un verdadero Kaos Temple… ¿No te apetece ser su mecenas?
Dicen por ahí que, ahora que Banksy la ha liado bien parda con su Dismaland, nos espera una buena temporada de street artists interviniendo espacios a cada cual más especialita… Pero, claro, en esa abundancia que está por venir necesitaremos algún tipo de asidero para saber qué es relevante y qué no lo es. En el caso que nos ocupa, por ejemplo, la relevancia viene desde dos coordenadas diferentes: desde el renombre del propia artista por un lado y, por el otro, desde el hecho de que el jairi que va a montar el señorito es de aquí no te menées.
Porque, a ver, ¿cómo explicarlo en pocas palabras para que se entienda lo iluminador de esta intervención? Sí, la palabra «iluminador» no la hemos utilizado a la ligera: preparáos para una buena ristra de jerga mística y católica, porque sólo con ella puede abordarse el hecho de que el mítico Okuda San Miguel se haya planteado coger una iglesia en Llanera (Asturias) y convertirla en un verdadero templo skater. Antes que él, Church Brigade ya había transformado la mencionada iglesia en un skatepark al que han denominado la Iglesia Skate. Pero Okuda ha venido a rizar el rizo y a reinterpretar el espacio como lugar de reunión, de gozo artístico, de experiencias místicas y, en definitiva, de culto.
El artista pretende llenar de color las paredes, las bóvedas y las vidrieras de la Iglesia Skate, aunque el corazón de todo el tinglado será pintar su obra «Kaos Star» en la roseta del templo. Todo lo dicho, sin embargo, cuesta dinero. Sí, señores, señoras, el arte vale dinero. Pero, por suerte, en el mundo siempre han existido mecenas… y tú puedes ser uno de ellos. Y es que, para hacer realidad este Kaos Temple, Okuda y compañía han puesto en marcha una campaña de Verkami en la que te puedes convertir en mecenas y obtener beneficios que van desde un set de pegatinas hasta un viaje a este templo del caos que está a punto de convertirse en lugar de peregrinaje.
Todo sea para presenciar las apariciones marianas. (No hace falta que expliquemos la broma marijuana, ¿verdad?)