El periodista Carles Suñé y el ilustrador Alfonso Casas unen fuerzas para crear el manual del barbudo pluscuamperfecto: el libro «No Sin Mi Barba».
Hace unos días, me topaba en Internet con un artículo cuyo titular rezaba: «¿Qué pasará antes de moda, el gin tonic o las barbas?«. A lo que yo respondí mentalmente: lo que pasarán de moda serán artículos tan absurdamete sensacionalistas escritos desde la mamarrachez más que desde el periodismo. Lo siento, pero me tocó la fibra sensible (y la barba, todo sea dicho). Esta línea de pensamiento coincidía, sin embargo, con la noticia del lanzamiento oficial de «No Sin Mi Barba«, libro en el que el periodista Carles Suñé y el ilustrador Alfonso Casas han vertido toneladas de amor por el vello facial.
Sus currículums les preceden. Suñé es el creador de la web No Sin Mi Barba (y de su cuenta de Instagram, que a muchos nos alegra las mañanas cada día), mientras que Alfonso Casas no sólo es uno de los valores más asentados de la joven ilustración barcelonesa, sino que es alguien que ha demostrado una afición tremenda a dibujar a hombres con barba de los que todos acabamos medio enamoriscados. Así las cosas, la suma de estos dos factores sólo podía arrojar como resultado algo tan interesante como «No Sin Mi Barba«, tomo que lanza ahora Lunwerg y que ya se ha erigido como el manual pluscuamperfecto para el barbudo de los tiempos modernos (o como contemporánea «educación sentimental» para adoradores y adoradoras de los maromos con pinta de leñador).
El mismo Suñé deja bien claro el punto de partida del libro: «La barba es más que vello facial, es una actitud, un elemento de masculinidad bien entendida«. Y, de esta forma, por «No Sin Mi Barba» circulan textos e ilustraciones que vienen a alumbrar la importancia de la barba a niveles tan diversos como el religioso, el cultural y el social, poniendo especial ahínco en el boom actual de las barbas e incluso ofreciendo consejos y trucos prácticos para llegar a tener la barba perfecta, además de un glosario y un calendario ilustrado. Suñé y Casas saben que esto no es una moda que se va a acabar antes o después del gin tonic. Son los profetas de un Nuevo Testamento en el que todos los personajes llevan barba. Así da gusto.