Desde Nitrogenie nos invitan a preparar nuestro propio helado con nitrógeno líquido… Nosotros decimos que sí, obvio, y aquí te explicamos todo lo que ocurrió en la heladería.
Qué responderías tú si, de repente, un día te preguntaran: «¿te apetece ir a una heladería en la que preparar tu propio helado con nitrógeno líquido?«. La respuesta es obvia, claro. Porque, sinceramente, todos hemos crecido con el «Quimicefa» como parte de nuestra infancia más profunda y, por lo tanto, da igual que decidieras tirar por ciencias o por letras, si te dan la oportunidad de jugar con algo tan maravilloso como el nitrógeno líquido, la respuesta no es cosa de «sí» o de «no», sino más bien de «¿cuándo?».
En mi caso, quien tuvo a bien invitarme a preparar mi propio helado con nitrógeno líquido fue la buena gente de Nitrogenie, que acaban de importar a España esta marca nacida ni más ni menos que en Australia con la finalidad de popularizar este tipo de helado que, hasta el momento, parecía reservado para las preparaciones complejas de los restaurantes con varias estrellas Michelin. Al fin y al cabo, el helado preparado con nitrógeno líquido es una creación de los hermanos Adrià para el ya difunto El Bulli. Desde entonces, otros restaurantes lo ha incorporado a su carta de postres… Pero, claro, ¿quién tiene el bolsillo lo suficientemente ancho como para permitirse este tipo de restaurantes día sí y día también?
Porque a lo mejor se me ve el plumero de heladofanático al afirmar lo siguiente, pero es que el helado no es una cosa para tomar de higos a brevas o solo en verano… El helado es para cada día de tu vida. Y lo sabes. Por eso mismo es tan interesante que Nitrogenie haya abierto sus puertas en un barrio barcelonés como el del Born, específicamente en el número 1 de la calle Sombrerers (es decir: al lado de Santa Maria del Mar y a un tiro de piedra de Via Laietana). Una zona de compras por la que siempre apetece pasar un rato, y más si es con un helado en la mano.
Pero no nos vayamos del tema, que yo de lo que os estaba hablando es de la vez que la buena gente de Nitrogenie me invitó a jugar a este delicioso «Quimicefa» helado. Lo primero de todo fue, evidentemente, la higiene: me obligaron a ponerme un delantal, unos guantes, unas gafas y un gorro para evitar que yo me manchara de helado y que el helado se manchara de mi, claro. Lo segundo fue familiarizarme con las diferentes mezclas que los artesanos de Nitrogenie realizan cada día a base de huevos naturales, nata y diversos ingredientes. En la tienda siempre encontrarás un total de ocho preparaciones: la mayor parte de ellas cambian cada semana, aunque siempre se mantienen algunos básicos que resultan infalibles.
En mi caso, pude preparar dos de los top sellers absolutos de Nitrogenie: el Peppermint Choc (de menta, copos de cacao y un punto de hierbabuena) y el Salted Caramelly Popcorn (con palomitas untadas de caramelo y servido con topping de palomitas reales bañadas del mismo caramelo). Y una cosa os digo: cómo de fuerte la experiencia de verter la mezcla desde sus botellas hacia el interior de la heladera, poner las aspas en movimiento y, a continuación, ir introduciendo pequeñas cantidades de nitrógeno líquido mientras se crean cantidades mágicas de vapor y van saltando algunas gotas de líquido juguetón.
La cosa funciona tal que así: al enfriarse la mezcla con nitrógeno, no se crean los habituales cristales de hielo que pueden llegar a resultar incluso molestos en determinados helados. Aquí, sin embargo, la cremosidad final es simple y llanamente prodigiosa. Y más todavía si tenemos en cuenta que, una vez montado el helado, solo queda aplicarle todo un conjunto de toppings muy locos que cada día traen hasta Nitrogenie desde Pastificia Angela Bertoni: palomitas, tartas, chocolate… ¡hay de todo! Y, aunque tú no puedas crear tu propio helado de nitrógeno líquido, siempre podrás jugar a ser un científico loco pidiendo una mezcla de toppings u otra.
En cuanto a mi, os digo cómo acabó mi sesión de «Quimicefa» versión «Frozen«: éramos varios los invitados a crear nuestros helados con nitrógeno líquido, así que, una vez con las dos tarrinas en las manos (tú podrás pedirlo en tarrina o en cono, por cierto), nos dedicamos a mariposear de los helados de unos a los helados de los otros. Es por eso que al final todos pudimos probar otras preparaciones maravillosas como el Triple Choc Brownie, el Lemon Pie Merengue o el Red Velvet Cream. Sus nombres hablan por sí mismos, ¿verdad?
Así que mi recomendación es la siguiente: puede que nunca recibas una invitación formal para hacer tu propio helado con nitrógeno líquido… Pero Nitrogenie ya debería estar marcado en tu mapa personal como visita obligada. Eso sí, una vez visites el local, a lo mejor resulta que no es cosa de comprar tu helado y salir corriendo: hay un corner con café de Nømad (¡también preparado con nitrógeno líquido) y tartas de Pastificia Angela Bertoni que es ideal para desayunos y meriendas. Así que, ojo, porque al final a lo mejor resulta que entras en Nitrogenie y ya no quieres salir nunca más. [Más información en la web de Nitrogenie]