AVERAGE SEX
Que el padrino de Average Sex sea Tim Burgess de The Charlatans es muy guay, claro… Pero más guay es que la banda no necesita a su padrino para facturar un pop pletórico que enamora.
A veces no hay nada mejor que tener un padrino para darse a conocer e ir quemando las etapas que hay que superar en el negocio musical. No es que seamos partidarios de tratos de favor ni de nepotismos varios (y mucho menos de regalar másteres alegremente), pero seguro que, si preguntásemos a Average Sex por el apoyo brindado por Tim Burgess, responderían que ha sido fundamental para impulsar su carrera. Nada que objetar al respecto. Sobre todo porque han demostrado que el interés que despertaron en el líder de The Charlatans no es gratuito, sino que realmente disponen de un gran potencial como banda indie-pop. De ahí que Burgess dejara claro su favoritismo hacia Average Sex inmediatamente después de escuchar su escaso material, que le había enviado vía internet su colega Finnigan Kidd, batería del grupo otrora parte de Klaxons y también miembro de Hatcham Social.
¿Y qué le había gustado tanto de este quintento londinense completado por Laetitia Bocquet (voz), Sam O’Donovan, Louise Earwajer (guitarras) y Jamie Graeme (bajo)? Su sensibilidad pop, habilidad que el núcleo fundacional de la banda, Laetitia y Sam, descubrieron casi por casualidad. Un día se conocieron a través de amigos comunes en un concierto en Londres, bromearon sobre escribir canciones juntos y empezaron a tomarse el asunto en serio cuando, tiempo después, registraron sus primeras demos.
Luego se unirían a ellos Jamie y Finnigan y se estrenarían en directo. Tras publicar su primer single, “We’re Done”, en mayo de 2017 vía Crocodile Records, llegaría el contacto con Tim Burgess que cambiaría sus vidas artísticas, ya que gracias a él se fueron de gira por Reino Unido como teloneros de The Charlatans a finales del año pasado coincidiendo con la salida de su EP de debut, “Ice Cream”, editado por el sello de Burgess, O Genesis Recordings.
Su título refleja claramente los pensamientos que pululan por la cabeza de Laetitia, compositora del grupo: “Los chicos son como el helado: fríos, perfectos para los días de verano y con muchos y diferentes sabores”. Es decir, que las letras de sus canciones hablan de amor, relaciones, cuitas emocionales y, en conexión con todo ello, noches de fiesta. Los temas típicos de una banda joven que, en este caso, tiene en sus manos ser pieza importante del futuro del pop independiente británico. [Más información en el Facebook de Average Sex]
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ROSS FROM FRIENDS
No, no es que Ross de «Friends» se haya metido a dj… Es más bien que este dj capaz de facturar jitazos pluscuamperfectos ha dado con uno de los mejores nombres artísticos de la historia.
Uno de los mejores alias artísticos del actual panorama electrónico puede hacernos creer que Ross Geller se metió a dj tras el final de “Friends”. No estaría mal que esta loca idea fuese realidad, pero no se engañen: tras ese chanante apodo se esconde Felix Weatherall, productor surgido en la escena underground de Londres con el proyecto Munching Beans, empujado por la ola dubstep cuando el género comenzaba a subir como la espuma. En el año 2012, sin embargo, el artista dio un giro a su carrera no sólo cambiando su nombre de guerra a Ross From Friends, mucho mejor, sino también redirigiendo su estilo hacia el house aderezado con gotas de italo-disco y hi-NRG de los 80 (sonidos que recibió casi como herencia de su padre, que también estuvo metido en el mundo de la música como dj) y eurobeat de los 90.
El camino que decidió seguir Weatherall, por tanto, no era nada original y tenía muchas posibilidades de nadar en el mar de djs y productores del ramo de su país sin llegar a buen puerto. Sin embargo, en 2015 salió del anonimato con el tema “(Talk To Me) You’ll Understand”, una combinación de minimal y funky house que partió la pana en YouTube. Ese éxito significó un punto de inflexión que le permitió impulsarse y, a la vez, expandirse hacia el tech-house, el UK bass y el post-dubstep alimentado por un espíritu creativo con cierto aire experimental. Dan fe de ello una buena ristra de singles y remixes y sus maxis, como su estreno, “Alex Brown” (Breaker Breaker, 2015) y “You’ll Understand” (Lobster Theremin / Distant Hawaii, 2016), donde se aloja su gran hit.
El EP “Aphelion”, recientemente editado por Brainfeeder (el sello de Flying Lotus), debería ser el trabajo que ampliara su evolución. “John Cage” anticipa ese objetivo gracias a su revestimiento chill-house, ideal para disfrutar fuera de la pista de baile frente a la puesta de sol de un buen día de verano. Y su actuación en la próxima edición del Primavera Sound 2018 servirá para testar en vivo el alcance real de Ross From Friends. [Más información en el Facebook de Ross From Friends]
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MIDDLE KIDS
El mismísimo Elton John es fan de Middle Kids… Y tú también lo serás cuando descubras a esta banda que demuestra que, ahora mismo, en Australia no solo se pirran por la psicodelia.
Últimamente parece que de Australia sólo salen grupos apasionados por la psicodelia (vieja, nueva y de todos los colores y formas). Prácticamente es la marca musical distintiva del país de los canguros y los bumeranes. Pero la pujanza de esta moda no ha impedido el desarrollo en nuestras antípodas de estilos en un principio denominados alternativos pero accesibles a toda clase de público… Ese es el terreno en el que se mueven Middle Kids, originarios de Sydney y fundados en 2015 por Hannah Joy (voz, guitarra y letrista), Tim Fitz (bajo) y Harry Day (batería).
Sus primeros singles, “Edge Of Town” y “Your Love”, presentaban a una banda que hacía imaginar cómo serían Fleetwood Mac si hubiesen emergido en los 90. En el homónimo EP “Middle Kids” (EMI / Domino, 2017) se concentraron los ingredientes básicos del sonido del trío, una especie de pop-rock radio-friendly que los mostraba como unos australianos muy norteamericanos. De hecho, esa ópera prima funcionó como su catapulta a Estados Unidos, pero también a Europa, donde el mismísimo Elton John, en uno de esos extraños giros de guión que a veces se producen, se declaró fan de su música.
Es más que probable que no cambie de opinión cuando Middle Kids publiquen el 4 de mayo su estreno en largo: “Lost Friends” (Domino, 2018), producido y grabado por Peter Katis (The National, Kurt Vile). Sus dos adelantos, “Mistake” y “On My Knees”, no se salen de la línea trazada por sus anteriores temas y anticipan lo que el grupo australiano ha prometido ofrecer en su LP: una buena ración de (dulcificada) electricidad y pop-rock adhesivo. [Más información en el Facebook de Middle Kids]
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GUS DAPPERTON
No te dejes engañar por la pinta de nerd y el corte de pelo rarito… Gus Dapperton va a ser la nueva locura de fans de gente de bien como Ariel Pink o Mac DeMarco.
Internet y las redes sociales han permitido que surjan ídolos de todo tipo y pelaje cada cinco minutos. Lo malo es que la mayoría de esos modelos digitales cae tan rápido como sube. Excepto figuras como Gus Dapperton, que ha conquistado la blogosfera empujado por su carisma, su aspecto naturalmente ambiguo de nerd con llamativo corte de pelo y, lo más importante, sus canciones. Pronto empezó a guisárselo y comérselo, en la época del instituto, para crear música con la que canalizar las tristezas, decepciones, frustraciones y miedos del chaval que muchos consideraban el chico raro de Warwick (Nueva York), como si fuese el personaje diana de todas las bromas y chascarrillos en “Parker Lewis Nunca Pierde” o el colega de Napoleon Dynamite.
Componiendo en soledad, tocando todos los instrumentos, produciendo y grabando con los escasos medios que estaban a su alcance, Dapperton dio forma a un cancionero indie-pop de aire retro que empezó a compartir a lo largo de 2016 y en el que destacaban “Moodna, Once With Grace”, un balada sintética muy sentimental, y “Ditch”, otra pieza synthpop con toques chillwave. Estas eran sólo dos grandes pruebas de su amplio su espectro de influencias, derivadas del dream-pop, el soul, el frikismo a lo Ariel Pink y la actitud slacker de Mac DeMarco. A la vez, su lírica conseguía conectar con los jóvenes y post-adolescentes inadaptados gracias a unos textos de gran calado emocional.
Más adelante vería la luz su EP de debut, “Yellow And Such” (autoeditado, 2017), un crisol de melodías bien resueltas, ornamentadas por sintetizadores y asentadas sobre ritmos variables que ratificó todo su precoz talento. Y, a principios de 2018, editó su segundo EP, “You Think You’re A Comic!” (autoeditado, 2018), otro trabajo en el que el sinte vuelve a ser un instrumento clave y en el que asoma con fuerza la cara más melancólica de Gus Dapperton . Con 21 añitos recién cumplidos, su popularidad fuera de la red está a punto de estallar, con lo que se convertirá en un caramelo para las grandes discográficas que sueñan con encontrar la próxima estrella (indie)pop. [Más información en el Facebook de Gus Dapperton]
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THE BLAZE
¿Qué fue antes, el huevo o la gallina? ¿El temazo o el videoclip alucinante? La línea entre uno y otro está muy pero que muy difuminada en el caso de The Blaze.
Así como muchos se preguntan si se sienten tristes porque escuchan música pop o escuchan música pop porque se sienten tristes, The Blaze no saben si componen música para acompañar sus vídeos o al revés. Porque el factor visual es fundamental en la historia de los franceses Guillaume y Jonathan Alric: durante su juventud, el primero comenzó a producir temas con su proyecto dub Mayd Hubb; mientras que el segundo estudiaba cine en Bruselas y le pidió a su primo ayuda para poner banda sonora a un vídeo que debía entregar como trabajo de una de sus asignaturas. Así empezó una relación profesional en común que adquirió todo el sentido cuando comprobaron que las partes que aportaba cada uno encajaban a la perfección.
Ya como The Blaze, no tardaron demasiado en sublimar una fórmula basada en una simbiosis entre música y vídeo que va más allá de simple clip musical hasta ofrecer piezas de factura espectacular. Por tanto, cuando se habla de este dúo, hay que distinguir entre su mitad sonora, que va del hip hop al house pasando por la electrónica tamizada por un filtro baleárico y trip-hop; y su mitad visual, que busca captar la atención del receptor mediante conceptos formales y narrativos impactantes que conducen a la reflexión sobre conflictos sociales y culturales, tensiones inherentes a la masculinidad, problemas raciales, el amor y otras emociones humanas.
The Blaze cubren todos esos ingredientes con un velo magnético, hipnótico, delicado y elegante, incluso cuando el pulso rítmico de sus composiciones se torna bailable. Su primer vídeo-single, “Virile” (publicado en enero de 2016 por Bromance Records), sobresalió por la manera en que presentaba parte de los elementos expuestos. Pero sería el siguiente “Territory”, corte titular de su EP de estreno, en el que un año después rompería moldes con una filmación emocionalmente intensa, una poesía impresionista en movimiento que multiplicaba el efecto del tema, de acabado inferior. Y aquí surge el problema de la estrategia de The Blaze: que las canciones palidecen con respecto a su traslación visual. Una situación que ha resurgido con su último sencillo, “Heaven”, ilustrado con otro formidable vídeo que sigue los parámetros de “Territory”.
Se suele afirmar que una imagen vale más que mil palabras. Con respecto a The Blaze, un vídeo vale más que cien canciones… ¿Serán capaces de revertir esa sensación en el álbum que se supone editarán en el futuro? [Más información en el Facebook de The Blaze]
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