Tras triunfar en festivales diversos, «Mustang» de Deniz Gamze Ergüven por fin se estrena en nuestro país… Y, ojo, porque es una joyita revolucionaria.
“Es como si todo hubiera cambiado en un abrir y cerrar de ojos.
Estábamos tranquilas, y al minuto siguiente todas bailábamos.”
«Mustang» ha sido, sin duda, uno de los debuts claves del año 2015. Se estrenó en el Festival de Cannes, dentro de la Quinzaine des Réalisateurs, y fue allí donde se inauguró el desfile de premios y nominaciones que recibiría su directora, Deniz Gamze Ergüven. Una película sencilla y cercana narrada en primera persona por la menor de cinco hermanas turcas, las cuales comienzan a marchitarse forzosamente en pleno verano. En ese momento su tío y su abuela deciden que deben ser castas y puras alejándolas de todo aquello que, según su medieval criterio, pueda pervertirlas.
La primera escena de la película es la única en la que vemos a las protagonistas reír y disfrutar sin lastres ni prohibiciones moralistas. En ella se bañan y juegan con ropa en el mar celebrando el fin de curso. El problema es que el pequeño pueblo en el que viven está plagado de espías que las miran con lupa y las juzgan por sus obscenidades.
Este pequeño respiro vendrá seguido de la frenética transformación de su casa en prisión, primer paso para alejarlas del mundo exterior y poder convertirlas en esposas virginales y sumisas. De hecho, cuando la decadencia de su libertad ya ha tenido lugar, las dos hermanas más pequeñas fingen nadar sobre un colchón aprovechando los resquicios de luz que se cuelan entre las rejas. Para mí, esa breve evocación metafórica es uno de los instantes más emotivos de todo el filme.
Lale, Nur, Selma, Ece y Sonay son cinco adolescentes presionadas para aterrizar cuanto antes en el opresivo mundo de las mujeres adultas en Turquía. Cinco adolescentes que deben enamorarse de un hombre desconocido, sonrojarse si las miran, vestir aburridos vestidos marrones, saber que su lugar no está en un estadio de fútbol y ver cómo sus deseos de futuro se evaporan en una atmósfera asfixiante que en la mayoría de países de Occidente parece lejana, de ahí la importancia de «Mustang» como pequeña joya que llama a la revolución.
(Mouchette decía que la esperanza había muerto, ¿la creemos o mejor intentamos huir de un fatídico destino impuesto?)
*el gif de «Mouchette» (Robert Bresson, 1967) pertenece a highvolumetal*
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