La dupla formada por el libro y la película «Mr. Holmes» presentan a un Sherlock anciano y gruñón que se enfrenta al villano final: la muerte.
El pasado viernes 21 de agosto se estrenaba en nuestro país «Mr. Holmes«, dejando suspendida en el aire una interesante pregunta: ¿es el film de Bill Condon el canto de cisne de esta fiebre por el personaje de Sherlock Holmes que hace ya algunos años que estamos viviendo? No cabe duda que el argumento original del libro de Mitch Cullin en el que se basa el largometraje parece ideado para servir como epitafio, ya que retrata la figura del detective privado en su senectud, lejos de esa flor de la vida en la que el ser humano está al máximo de sus capacidades y donde hay que empezar a mirar a la muerte de frente. A los ojos.
Sea o no «Mr. Holmes» (la dupla formada por libro y película, evidentemente) el último coletazo de la fiebre por Sherlock Holmes, nunca está de más hacer un poco de recapitulación y poner las cosas en su sitio cuando de un personaje tan icónico y complejo se trata. Este artículo, sin embargo, no pretende entrar en amplios juicios literarios ni en críticas cinematográficas que posicionen a «Mr. Holmes» al respecto del resto de legado holmesiano literario y fílmico, ni mucho menos. Esto es, simple y llanamente, una micro-guía para disfrutar al completo de la ¿última? erupción en esta enfermedad contagiosa que muchos hemos vivido al respecto del personaje creado originalmente por sir Arthur Conan Doyle.
LOS PRECEDENTES. No es necesario ponerse ahora a recapitular al respecto de todas las adaptaciones, homenajes e hijos bastardos surgidos de la obra de Conan Doyle desde la primera aparición del detective en 1887 en la novela «Estudio en Escarlata«. En el cine, han abundado actores que han sabido hacer suyo al personaje y componer actuaciones memorables: Christopher Plummer en «Asesinato por Decreto» (1979), Robert Stephens en «La Vida Privada de Sherlock Holmes» (1970), Peter Cushing en múltiples ocasiones (aunque es inevitable recordarlo en la memorable «El Perro de los Baskerville» -1959-)… Pero si hablamos de la fiebre por Sherlock que hemos vivido en los últimos años, es necesario señalar sobre todo a dos culpables.
El primero de ellos es, sin lugar a dudas, la serie «Sherlock» (en la foto) que ya ha arrasado durante tres temporadas en la BBC y que ha servido para encumbrar a Benedict Cumberbatch como uno de los actores británicos mejor cotizados de su generación (por no mencionar otro que también ha sabido aprovechar el tirón de la serie: Martin Freeman). Desde el principio, la serie destacaba por su capacidad para coger el corazón de las historias de Conan Doyle y trasponerlo a la actualidad, cambiando cartas escritas a pluma por SMS enviados con teléfonos móviles y otros retruécanos realmente magistrales. Pero también destacaba por algo mucho más interesante: por su capacidad para operar como mucho más que una serie de televisión. Sus «temporadas» (entrecomilladas, sí) sólo se componen de tres capítulos, de una hora y media cada uno, conservando así parte de la dinámica literaria de las historias originales y acercándose al cine en cuanto a pretensiones.
Al cine, a su vez, pertenece el segundo de los culpables de esta fiebre: las películas dirigidas por Guy Ritchie y protagonizadas por Robert Downey Jr. en el papel de Sherlock y Jude Law en el de Watson. «Sherlock Holmes» (2009) y «Sherlock Holmes: Juego de Sombras» (2011) -además de una rumoreada tercera parte de la saga que estaría ahora mismo en pre-producción- sirvieron no para modernizar las historias tal y como hace la serie de televisión, sino para modernizar el espíritu del detective privado. Los films de Ritchie se alejan de la estética pepona de Agatha Christie y pone a Sherlock en unas aventuras adrenalíticas con una buena ración de humor inteligente y, sobre todo, con un buen toque de bromance muy siglo 21. ¿El resultado? Dos clásicos instantáneos destinados a horrorizar a los fans más íntegros de la obra de Conan Doyle, pero que más que probablemente introducirán el personaje en las nuevas generaciones, ayudando a perpetuar su legado.
EL LIBRO. Antes de nada, una pequeña gran aclaración: el libro original de Mitch Cullin (en la foto) no se titula «Mr. Holmes» ni es una rabiosa novedad, sino que se titula más bien «A Slight Trick of the Mind» y fue publicado ni más ni menos que en 2005. Hace una década, vamos. Ahora, sin embargo, es cuando la séptima novela de Cullin está destinada a petarlo lo más grande en el mercado editorial español, ya bajo el nombre de «Mr. Holmes» (para que no haya duda alguna de que es la novela que inspira la película de Bill Condon) y con una cuidadísima edición de la mano de la editorial Roca.
La idea del manuscrito de Cullin es brillante, ya que decide obviar lo que ya conocemos del personaje de Conan Doyle e intentar abordar de forma verosímil y coherente la que sería la senectud de Sherlock Holmes en el año 1947. El detective cuenta noventa y tres años, y vive totalmente retirado en una granja en Sussex, donde vive con una ama de llaves y su hijo. Allá se dedica a su nuevo hobby, la apicultura, pero sobre todo allá olvida el que otrora fue su gran hobby: la investigación privada. Enfrentándose en el día a día con la rampante pérdida de facultades mentales, Holmes se ha transformado en un anciano gruñón y misántropo que se niega a aceptar todos los casos que le siguen llegando atraídos por sus míticas aventuras.
Se ha destacado habitualmente la novela de Cullin por su habilidad a la hora de enfrentar a Sherlock contra el villano definitivo: la muerte. Y no una muerte provocada por un asesinato rocambolesco o por una trama conspiranoica, sino esa muerte que nos ha de llegar a todos y que tiene más bien poco de épico. Así que da igual que se publicara en el 2005 o que nos llegue en el 2015: «Mr. Holmes» tiene madera de clásico contemporáneo.
LA PELÍCULA. «Mr. Holmes» es una de esas películas interesantes por muchos motivos… El más destacado de ellos es, sin lugar a dudas, que supone el reencuentro entre el director Bill Condon y el actor Ian McKellen casi veinte años después del film que los situó a ambos en un lugar muy privilegiado: «De Dioses y Monstruos«. Ambos repetirán en lo próximo del realizador, una nueva versión de «La Bella y La Bestia«, pero centrémonos en lo que tenemos sobre la mesa, que no es poco… La versión cinematográfica de «Mr. Holmes» se presentó (y triunfó de lo lindo) en un marco tan privilegiado como el último Festival de Berlín. Y, por si eso fuera poco, el pasado 19 de junio la película de Condon se estrenaba en Gran Bretaña y se convertía en el mejor estreno de su fin de semana.
Sea como sea, hay que reconocer que esta «Mr. Holmes» que también cuenta con la presencia de la siempre infalible Laura Linney remite directamente a la ya mencionada «De Dioses y Monstruos«, donde Condon y McKellen ya exploraban de forma suficientemente inquietante la relación de un personaje anciano con la muerte (y con el sexo, todo sea dicho de paso). Si a esto sumamos una ambientación de época que se promete impactante, no es difícil imaginar por qué ya se ha convertido para muchos en una de las películas imprescindibles de este año 2015. ¿Repetirá «Mr. Holmes» en España el éxito amasado fuera de nuestras fronteras?