Gran parte de la belleza de las canciones compuestas por Phil Elverum reside en el hecho de que son obras abiertas: por mucho que uno de sus temas te llegue al corazón (o a la cabeza), por mucho que lo adores y te apropies de ese tema hasta convertirlo en algo tuyo personal, siempre tendrás que admitir que son canciones que se resisten a cerrarse. Para que nos entendamos: Mount Eerie (o The Microphones o cualquiera de los múltiples alias bajo los que opera o ha operado Elverum) nunca entrega perlas de una redondez perfecta, sino que más bien regala mazacotes de arcilla a medio deshacer que, por arte de magia, han quedado en una posición de una belleza incomparable pero que sabes que de un momento a otro pueden sufrir una convulsión y convertirse en algo completamente diferente. Desde el sublime «Lost Wisdom» (P.W. Elverum & Sun Ltd., 2008), la música de Mount Eerie ha ido sufriendo un delicioso proceso de atomización, disgregación y digresión: en cada nuevo disco, parece que Elverum ha ido subiendo más y más las apuestas en el campo de lo etéreo, en la difuminación de las formas de todas y cada una de sus composiciones. Bajo estos preceptos, no es extraño que su nuevo movimiento haya sido «Pre-Human Ideas» (P.W. Elverum & Sun Ltd., 2008).
Me explico. «Pre-Human Ideas» es un disco puramente conceptual. Pero, ojo, que esto no es un concepto intelectualizadamente elevado ni esnobista. De hecho, es un concepto juguetón y casi de andar por casa, cercano e íntimo como todo lo que suele hacer Phil Elverum. La idea ha sido, básicamente, rehacer algunas de las canciones del catálogo de Mount Eerie: casi todas han sido extraídas de «Clear Moon» (P.W. Elverum & Sun Ltd., 2012) a excepción de tres temas más antiguos y de los dos drones ambientales que abren y cierran el disco y que, según el artista, estaban «escondidos» en otros cortes ya publicados. Todas las canciones están realizadas con algo tan sencillo como el GarageBand (lo que significa que, por mucho que creas que estás escuchando una guitarra o una batería, todo son soniditos producidos de forma digital), de la misma forma que todas (absolutamente todas) las voces de «Pre-Human Ideas» pertenecen al mismo Elverum pitcheado en diferentes niveles de Auto-Tune e incluso substituyendo las voces originales de Allyson Foster (su colaboradora en «Clear Moon«) por diferentes presets femeninos puramente digitales. Por si lo dicho fuera poco, estas voces las grabó el mismo Elverum en su ordenador portátil utilizando los auriculares del iPhone como micrófono mientras el hombre estaba aburrido en el aeropuerto de Frankfurt.
¿Cuál ha sido el resultado una vez Elverum ha rebozado sus canciones con el mencionado concepto? Sorprendente, pero no epatante. Que nadie espere una oda al tuneo digital del tamaño de la megalomanía de Kanye West (de hecho, algo así seguro que está bien lejos de la mente de cualquiera que conozca mínimamente las constantes vitales de Mount Eerie). Ya desde su portada, con Elverum tomando café y donuts mientras el GarageBand hace de las suyas en la pantalla del ordenador, «Pre-Human Ideas» muestra humildad y buen humor, pero no grandes ambiciones (en contraposición a la paisajística expresionista de sus últimas referencias). Y es que, al fin y al cabo, los temas de este disco acaban practicando más el juego de «a ver cuánto nos podemos parecer a nuestras hermanas analógicas siendo canciones totalmente digitales» en vez de otro juego que sería mucho más interesante, el del «a ver cuánto podemos mutar partiendo de lo digital para diferenciarnos lo máximo posible -o no- de nuestras hermanas analógicas«. De esta forma, aquí hacen acto de presencia todas las grandes obsesiones de los últimos años de Mount Eerie: los drones etéreos (en las dos partes de «ORGANS«), las guitarras eléctricas alargadas hasta convertirse en texturas sonoras más ambientales que agresivas («The Hidden Stone«, «Clear Moon«), las atmósferas nocturnas y brumosas (la deliciosa dupla formada por «The Place Lives» y «The Place I Live«) e incluso la intimidad de hoguera noctívaga a lo «Twin Peaks» (en «Ocean Roars» y «I Say ‘No’«)…
El problema es que todo esto ya existe en los discos precedentes de Mount Eerie y que, por una vez, más que avanzar hacia adelante, parece que Phil Elverum ha decidido detenerse unos instantes para sopesar lo que ha hecho y para ver si puede hacer lo mismo con un ordenador. La conclusión es facilona: sí, puede hacerlo. Yes he can. Es una conclusión interesante, pero para nada emocionante. Y la verdad es que con Mount Eerie nos hemos malacostumbrado a que Elverum nos arrastre las emociones hacia la capa más externa de nuestra piel. Sea como sea, esta conclusión (sí, puede hacerlo) convierte «Pre-Human Ideas» en un disco importante más por lo que siembra que por lo que recoge: Elverum ha trabajado por primera vez con un ordenador y sabe que con esta herramienta puede conseguir lo mismo que con las analógicas. Esta es la semilla plantada por «Pre-Human Ideas«… Frotémonos las manos pensando en la recolecta de futuros discos.
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