Automática publica «Moscú 2042»: una distopia futurista que, escrita en la década de los 80 por Vladímir Voinóvich, describe muy bien la Rusia del presente.
Un libro escrito hace varias décadas en forma de distopia futurista que, sin embargo, al leerlo a día de hoy inevitablemente te hace pensar en el presente. En eso consisten normalmente las distopias, ¿no? En un avanzarse a su tiempo y presentar ante el lector un futuro preclaro y coherente… Y en eso consiste esta distopia en particular, este «Moscú 2042» escrito por Vladímir Voinóvich en el año 1986 y que, aunque retrata la Rusia del 2042, recuerda de forma poderosamente a la Rusia con la que nos ha tocado coexistir en la actualidad. Publicado estos días en nuestro país por la editorial Automática, «Moscú 2042» supone un juego de espejos todavía más complejo: un juego de espejos que ni el propio autor sería capaz de prever cuando lo escribió en la década de los 80.
Pero vamos por partes… Esta novela está protagonizada por Vitali Nikitich Kártsev, un escritor ruso exiliado en Múnich (y alter ego para nada discreto del propio Voinóvich) que, en el año 1982 mantienen una animada conversación en una cafetería con Rudi Mittelbrechenmacherm, un colega alemán que, mientras hablan de la fructífera relación entre la ciencia ficción y la realidad, le explica que hay una empresa que se dedica a ofrecer viajes en el tiempo. Vitali, ni corto ni perezoso, decide viajar hasta su añorada Moscú pero sesenta años en adelante. Una vez en la capital rusa del 2042, el protagonista es tratado con el mayor de los honores, ya que es el autor de una novela que escribirá a su vuelta de este viaje temporal y que cambiará por completo la historia de esta Rusia futurista comandada por un endiosado ex-dirigente del KGB… ¿Es esto profético o nos lo estamos inventando nosotros? Sea como sea, si hay una sátira que promete hacerte ver a Rusia con otros ojos, esa es «Moscú 2042«. Mucho más que una lectura de verano.