Molly Burch y Julien Baker puede que practiquen géneros diferentes, pero tienen una cosa en común: su música te va a enamorar sí o sí.
¿DE DÓNDE SALEN? Molly Burch sale de Los Ángeles, aunque actualmente está afincada en Austin (Texas). Julien Baker, de Memphis. La lejanía existente entre sus ciudades de procedencia es proporcional a la distancia que separa a sus raíces familiares: mientras que Burch es hija de un escritor y productor cinematográfico y de una directora de casting, Baker se crió en el ambiente fuertemente tradicional de un entorno religioso. Sin embargo, estos orígenes tan dispares no impidieron que cada una de ellas comenzase a desarrollar sus respectivas trayectorias artísticas a edades tempranas.
En el caso de la primera, la escucha constante durante su infancia de voces femeninas fundamentales como Patsy Cline, Billie Holiday o Nina Simone la desvió de su posible destino en el mundo del cine hacia el de la música, campo que cultivó en la universidad a través de la materia de canto de jazz. Baker también aprovechó su etapa universitaria para enfocar su carrera, aunque en aquella época ya formaba parte de la banda rock Forrister y decidió volcar sus esfuerzos en su labor musical, que después realizaría de modo individual.
Uno de los aspectos más curiosos del crecimiento artístico de Molly Burch es que ella misma ha reconocido que siempre le había interesado más cantar que componer, por lo que sus canciones surgían básicamente como vías de expresión mediante las que canalizar su voz sedosa y cálida. Aunque esa inclinación no fue obstáculo para que emergieran sus habilidades creativas y se condensaran en su álbum de debut, “Please Be Mine” (Captured Tracks, 2017), en el que intervino de manera decisiva su amigo y guitarrista Dailey Toliver.
Por su parte, Julien Baker también contó con la ayuda de su colega Michael Hegner para dar forma a un EP (registrado en Spacebomb, el estudio de Matthew E. Sweet) que autoeditó en Bandcamp en 2014 y que sería el germen de su primer álbum, “Sprained Ankle” (6131 Records, 2015), remasterizado y publicado al año siguiente por el sello 6131 Records.
NOS TIENEN TÓ LOCOS PORQUE… Molly Burch entrega en “Please Be Mine” una sofisticada y diáfana mezcla de pop sixties próximo al sonido girl group (“Downhearted”, “Torn To Pieces”), soft-pop romántico y de aires setenteros (“Wrong For You”), country-soul y coros melosos (“Try”, “Not Today”) que envuelve letras de tono confesional y temática amorosa (“Lonelinest Heart”, “Please Be Mine”) tendentes a la tristeza y al pesimismo (pérdida, soledad, desengaño, corazones rotos…), aunque igualmente muestran señales positivas de redención para superar el dolor sentimental. Burch consigue con su hechizante interpretación (unas veces tan hiriente como la de Patsy Cline; otras, en cambio, tan firme como la de Dusty Springfield) desnudarse emocionalmente y crear una atmósfera sensible e intimista.
A su manera, Julien Baker, guiada por el alt-folk-rock minimalista (elaborado sólo con voz y guitarra, ya sea acústica o eléctrica), frágil y melancólico pero que muestra su nervio si es necesario, logra también introducir al receptor en su espacio privado pero voluntariamente compartido en el que se cruzan historias impregnadas de sus propias experiencias vitales (como la confesión de su lesbianismo en una familia conservadora que, al contrario de lo que se pudiera pensar, aceptó la noticia y la ayudó a luchar contra la intolerancia), su visión de la muerte o sus ideas religiosas. “Sprained Ankle” es, por tanto, una especie de autobiografía de una joven de 20 años caracterizada por su vulnerabilidad (la titular “Sprained Ankle”, “Brittle Boned”, “Something” o “Go Home” la trasladan sin filtros) aunque también por su honestidad descarnada, de la que Baker se vale para enfrentarse cara a cara con sus miedos mientras parece que, en ciertos momentos, sus palabras van a romperse. Por estas razones Baker fue uno de los nombres a seguir en el Primavera Sound 2016 y su disco ya estuvo bajo nuestro radar el año pasado.
PREDICCIÓN DE FUTURO. Uno de los signos que indican la brillantez que presenta el futuro de Molly Burch es el fino olfato de Captured Tracks, que la llevó rápidamente a su seno al certificar su talento. Así que la discográfica neoyorquina puede funcionar como la gran catapulta de Burch para erigirla en referencia dentro del universo de las cantautoras norteamericanas alternativas a la altura de nombres como Natalie Prass o Angel Olsen. Quien quiera comprobar en vivo si Burch está en disposición de lograrlo, que aproveche su presencia en varios escenarios españoles en septiembre.
Paralelamente, el fichaje en enero de este año de Julien Baker por el sello Matador y las expectativas que hay depositadas en sus posibilidades desde la salida de “Sprained Ankle” hacen que todos los focos apunten a su figura con fuerza. Su plan está perfectamente definido: su ópera prima ha sido reeditada el pasado marzo y reforzada por un 7’’ que incluye dos temas inéditos, “Funeral Pyre” y “Distant Solar System”; este mes de mayo iniciará una gira europea (en solitario, no de telonera como meses atrás de Death Cab For Cutie o The Decerembists, entre otros grupos); y ya tiene un nuevo disco grabado y listo para que vea la luz próximamente. Aquí hay una estrella en ciernes.
DOS Y DOS SUMAN CINCO. Pop 60s + Patsy Cline + estética retro + tribulaciones amorosas = Molly Burch / Folk-rock + emociones a flor de piel + melancolía + vida azarosa = Julien Baker
MÁS EN… la web de Molly Burch y en el Facebook y el Bandcamp de Julien Baker.
MIRA… “Please Be Mine” de Molly Burch.
ESCUCHA… “Funeral Pyre” de Julien Baker.