Nos basamos de forma ESTRICTA en la temática de la Met Gala 2024 para seleccionar los cinco lookazos más destacados y los cinco mayores horrores de la noche.
De nuevo, el primer lunes del mes de mayo ha estado protagonizado por un evento que hace tiempo que ha trascendido el mundo de la moda y se ha convertido en uno de esos eventos que comenta absolutamente todo el mundo, desde tu amiga la fashionista hasta tu cuñado que compra toda su ropa en el Celio. Pasando por tu peluquero y esa persona random que no sabes por qué sigues en Instagram (te lo digo yo: por el morbo) y que, al parecer, se pasó la noche criticando la Met Gala 2024 tirada en el sofá con una bolsa de Cheetos.
De nuevo, además, la temática de la Met Gala 2024 ha sido el tema de la jornada, convirtiéndose en el centro de múltiples conversaciones que evalúan los modelazos de la alfombra roja para determinar si se ajustan o no a lo estipulado. Como si fuera fácil. Como si fuera sencillo. Sea como sea, toca intentar desentrañar un misterio que, en esta ocasión, parece que hablaba de bellas durmientes y jardines del tiempo.
¿Cuál era la temática de la Met Gala 2024?
«Sleeping Beauties: Reawakening Fashion«. Este es el misterioso título de la exposición que Andrew Bolton ha comisariado para el Metropolitan Museum. Un título que podría significar muchas (pero que muchas) cosas y que se viene a complicar cuando te enteras de que el dress code que se les sugirió a los asistentes fue, simple y llanamente, «The Garden of Time«. Chúpate esa.
Por suerte, el mismo Bolton suele salir al paso para explicar este tipo de títulos tan ambiguos. Y en esta ocasión no se ha cortado a la hora de dar contexto para la temática de la Met Gala 2024: «Básicamente, es una oda a la naturaleza. La naturaleza como una metáfora de la moda, su fragilidad y fugacidad«. Lo que acaba de concretarse más todavía cuando te enteras de que la sostenibilidad debería ser también uno de los grandes ejes sobre los que gire esta gala.
La exposición, por su parte, hace un recorrido por la moda de ni más ni menos que 400 años, con piezas que datan incluso del siglo XVII. Esto abre una nueva dimensión a la temática de la Met Gala 2024, dejando claro que estamos hablando de piezas que han pasado un gran tiempo dormidas (muchas de ellas, tal y como se ve en la expo, porque son tan frágiles que han quedado relegadas a su exhibición en museos) pero que son recuperadas y resignificadas en el aquí y ahora del Metropolitan.
Piezas como un corpiño isabelino del siglo XVII o un diseño de seda de Charles Frederick Worth, además de prendas de diseñadores como Phillip Lim, Connor Yves o Stella McCartney, se exhiben en ataúdes de cristal pero reviven gracias a la intervención de la última tecnología. En consecuencia, «Sleeping Beauties: Reawakening Fashion» acaba siendo una experiencia totalmente inmersiva e interactiva para el visitante.
Y todo esto está muy bien, claro, pero ¿cómo se aplica en la red carpet de la Met Gala 2024? Lo mejor para saberlo es, al fin y al cabo, pasando de la teoría a la práctica. Y no hay mejor práctica que echar un vistazo a lo mejor y lo peor que desfiló por la alfombra roja ayer 6 de mayo.
Los 5 lookazos que reinaron en la noche
Hay quien dice por ahí que la alcaldesa de la MET Gala es Sarah Jessica Parker… Y, mira, eso es un comentario de vieja guardia que se niega a reconocer que, para alcaldesa de este sarao, Zendaya. Para muestra, y mientras muchas intentaron acaparar objetivos vistiendo la última colección de Maison Marigela de forma literal, ella la cogió y la llevó a algo así como su segunda temporada. Manteniendo el maquillaje de Pat McGrath en una versión menos plastificada, Zendaya coge el rollo descastado urbano de John Galliano y lo lleva a la naturaleza, que aquí aparece en su esplendor con los detalles de uvas y en su decadencia con ese tocado que lo es todo.
Pese a que la MET Gala estuvo dedicada al camp hace algunas temporadas, muchos parecen olvidar la influencia de este concepto en la moda contemporánea. Dicho de otra forma: se pierden la parte teatral y divertida. Algo de lo que Harris Reed entiende de forma mucho más que sobrada, tal y como han demostrado sus diseños tanto para elle misme como para Demi Moore. Porque de esto iba lo camp: de teatralidad y diversión sin caer en la payasada excesiva gratuita.
Llevando un poquito más allá lo camp, Nicki Minaj lució un Marni que la convertía en el cartoon que siempre ha sido… pero en versión elevada. Porque Nicki es Nicki, y esto es Nicki by Marni. Lo que, por otra parte, le sienta genial a una invitada de la que se podría haber esperado la grosería desnuda pero que ha sorprendido con una lección de estilo camp.
De nuevo, la influencia del último Maison Margiela sintiéndose en la red carpet de la Met Gala 2024. Pero, si Zendaya huía de la literalidad de otras, Chloe Sevigny fue la única capaz de atrapar el zeitgeist margeliano y aplicarlo a la temática de la noche sin necesidad de recurrir a Galliano. Lo suyo fue una apuesta por Dilara Findikoglu. Y ya solo por llevar a la diseñadora turco-inglesa hasta la red carpet del Metropolitan, Sevigny se merece el cielo.
«Florals for spring? Groundbreaking!«, que decía Miranda Priestly (es decir, Meryl Streep) en «El Diablo Viste de Prada«. Pero eso era porque no había visto como Dan Levy (que cada vez se está erigiendo más y más como icono de estilo) luce este Loewe en el que lo floral se ve elevado por un degradado que, directamente, se ríe en la cara de todos aquellos hombres que han caído en el lacio cliché de asistir a la Met Gala 2024 en traje negro.
Los 5 horrores descalabros más horrorosos
La primera colección de Seán McGirr para McQueen ya hizo saltar las alarmas en la sección «estudiante recién salido de la universidad haciendo copias baratas y poco inspiradas de otros diseñadores«. Y, sinceramente, este vestido de Lana del Rey luce como una versión abaratada y simplificada del diseño que intenta homenajear sin éxito: esta gozada original del propio Alexander McQueen. Una pena.
Esto podría haber sido uno de los destacados de la noche: Kendall Jenner vistiendo uno de los diseños originales de Alexander McQueen para Givenchy. Una pieza museística que es una verdadera «sleeping beauty» por su fragilidad. El problema es que Jenner parece pensar que vistiendo la prenda ya es suficiente… y, se siente, pero para que una pieza como esta brille hay que lucirla con la personalidad adecuada. Una personalidad que se mueva en la vibra de McQueen. Una personalidad que Kendall no tiene porque a ella solo le interesa estar guapa (y lucir el mítico bumster del diseñador) y obvia por completo el lado oscuro del diseñador que está vistiendo.
Otra que suele confundir el tocino con la velocidad es Cardi B, que en esta Met Gala 2024 ha cometido su error habitual. El Windowsen que desplegó (literalmente) sobre la alfombra roja era espectacular, eso no lo niega nadie. Metros y metros de tul y plumas. Pero… ¿para qué? ¿Dónde está aquí la temática de la noche? Si alguien lo entiende, que me lo explique.
Otro vestido que podría haber sido un destacado pero que cae del lado del horror por culpa de quien lo viste. Este diseño original de Victor Weinsanto es una verdadera maravilla que celebra precisamente a la madre naturaleza tapando la cara de quien lo viste. ¿Y qué pensó Lizzo? Que a ella no le tapa nadie la cara, así que hizo adaptar la parte superior con un agujero para que se le viera perfectamente. Porque, oye, la gente no estaba aquí para ver el Weinsanto, sino el jeto de Lizzo. Obvio.
Hubo quien vistió Maison Margiela de forma literal (todas), de forma revolucionaria (Zendaya) y de forma lateral (Sevigny)… Pero hay alguien que lo vistió de forma totalmente errónea, y esa fue Kim Kardashian. Porque, mientras otras adaptaron la última colección a la temática de la noche, Kim la adaptó a Kim. Y chau. No voy a perder más tiempo con esta mierda porque no lo merece.
¿Y el resto?
Vale, muy bien, esto fue lo mejor y lo peor… ¿Pero y el resto? Pues el resto mayormente mal. Porque, como siempre, los asistentes confunden ir guapes antes que ir dentro de la temática. Así ocurrió con Rosalía en su aburrido Dior, Penélope Cruz en su principesco Chanel, Karol G con un Marc Jacobs que la vestía a ella en vez de ser al revés, Shakira y su larga cola de Carolina Herrera, Chris Hemsworth recién salido de una fiesta en Ibiza, Ariana Grande en un Loewe demasiado neutro y neutral, Kylie Jenner siendo anodina en su Oscar de la Renta, Michelle Yeoh en plan papel de aluminio… Y Doja Cat siendo Doja Cat.
Los hay que se quedaron en la zona medianera de la temática, sin caer del lado del horror ni del lookazo. Fue el caso de Dua Lipa y sus plumas de Marc Jacobs, Barry Keoghan y el rollo dickensiano de su Burberry, Iris Law en su Versace mariposón, el exceso floral de Erykay Badu, Jessica Biel cubierta en pétalos de Tamara Ralph o la elegancia victoriana de Sarah Jessica Parker.
También hay que reconocer, sin embargo, que hay algunos que lucieron verdaderos logros… Ahí está Bad Bunny salido de un cuento infantil con un fascinante Maison Margiela, Jennifer López con un vestido / escultura de Schiaparelli, Nicole Kidman en plan yin-yan enfundada en un Balenciaga inspirado en una pieza del mismísimo Cristobal (inmortalizada por Richard Avedon), Gigi Hadid en los volúmenes orgánicos de Thom Browne, el corsé de madera de Loewe para Taylor Russell, Sidney Sweeney alternando princesa y mistress sado en su Miu Miu, Paloma Elsesser con su busto metalizado de H&M, los floripondios maximalistas de Jonathan Bailey, Amelia Gray y su jaula floral de Jun Takahashi, Greta Lee cubierta en escarcha de Loewe, Elle Fanning en un Balmain de ensueño, Ashley Graham demostrando que Ludovic de Saint Sernin también hace tallas grandes y Gwendoline Christie alargando el personaje que ya presentó en pasarela para Maison Margiela.