La MET Gala 2018 ha tenido una de las mejores alfombras rojas que se recuerdan… Así que cogemos todos los looks y los dividimos en Paraíso, Purgatorio e Infierno.
¿Recordáis cuando el año pasado el sentir general fue que la alfombra roja de la MET Gala había sido un verdadero D.E.S.A.S.T.R.E? De hecho, ¿qué es lo que aprendimos entonces? Algo muy sencillo: que si la exposición que se presenta en el MET tiene una temática marcada por el señorito Andrew Bolton, pues no está de más asistir a esta gala tan afamada habiendo pensado un poquito qué te pones para seguir esa temática. Mira que el año pasado era fácil: la expo del met rendía homenaje a Rei Kawakubo y a Comme des Garçons… Y, aun así, no hubo forma. Le gente (¡gentuza!) fue vestida como le salió del toto.
La temática de la exposición que se inauguraba ayer 7 de mayo por la noche, sin embargo, hacía augurar que veríamos una buena alfombra roja precediendo a esta MET Gala. «Heavenly Bodies: Fashion and the Catholic Imagination» («Cuerpos Celestiales: Moda e Imaginario Católico«) es el título de la exposición… ¿Y quién no sabe un poquitín de religión católica? ¿Quién no ha estado expuesto de alguna forma u otra a este imaginario? Pues eso. Los augurios eran buenos… Y la alfombra roja también lo ha sido.
Por eso mismo, a continuación ordenamos todos los looks de esta MET Gala 2018 en tres categorías bien católicas: el Paraíso para los mejores looks, el Purgatorio para aquellos que no irán ni al cielo ni al averno y el Infierno para los que merecen un sufrimiento eterno. ¡Vamos a por ellos! [Más información en la web del MET]
PARAÍSO. Al Paraíso puedes entrar por exceso (ya sabes: el típico colgado que se flagela en una procesión de Semana Santa y va con las heridas abiertas para demostrar su fervor) o por ascetismo (es decir: ser devoto sin necesidad de cantarlo a los cuatro vientos y aplicando la fe religiosa de forma sutil y moderada). Lo mismo ha ocurrido con los mejores looks de la MET Gala 2018. Algunos de ellos fascinan por lo que tienen de fuerto, por llevar el extremo más allá del extremo. Estaba claro que esta era la MET Gala en la que debían brillar las firmas que siempre han tendido hacia el exceso… Pero siguen habiendo niveles: Versace sabe aplicar ese exceso de forma sublime, Dolce & Gabbana y Moschino a veces patinan un poquito y no saben delimitar la línea que separa el disfraz de la moda.
Centrémenos, sin embargo, en la cremita de esta MET Gala 2018, en la que no han faltado habituales como la Papisa Rihanna vestida por Maison Margiela, Cara Delevingne sirviendo «confesionario realness» by Dior, Gigi Hadid con un vestido de Versace inspirado en las vidrieras de las catedrales, Cardi B robándole un vestido -de Jeremy Scott– a la Virgen del Rocío, Evan Rachel Wood luciendo una capa de plumas doradas de Altuzarra, Katy Perry obligándole a Versace a marcarse unas alas de ángel (que, oye, si hubieran sido pequeñitas, hubieran resultado cutres, pero ¿se puede ser más fuerta?), Blake Lively con la mejor cola de la noche (de Versace, claro), Solange como arcángel negro según Iris Van Herpen o Juana de Arco reencarnada en Zendaya vestida de Versace. Ah, claro, y ese trío formado por Alessandro Michele, Lana del Rey y Jared Leto, todos de Gucci, que parece que acaben de ganar el primer premio en los carnavales de Sitges.
En el camino de la contención y la humildad hay que admirar a Anna Wintour y su ascetismo según Prada, Amal Clooney con un vestido de Richard Quinn que marcó una de las tendencias de la noche (las faldas traseras dejando las piernas al aire), Diane Kruger la cantidad justa de detalles de oro sobre su alucinante Prabal Gurung, Iman Hamman exhibiendo un vestido en el que Zac Posen maximaliza los cortes monacales, Lily Collins con un Givenchy que le da la vuelta al look monja, la diseñador Misha Nonoo luciendo un vestido propio con un cuello que personifica pura vida de convento, Rosie Huntington-Whiteley oficiando de aparición mariana según Ralph Lauren, Sza con uno de los Versace más contenidos de la noche y una Winnie Harlow que supo personificar el blanco virginal de forma pluscuamperfecta.
Ah, y por encima de todas las cosas, dos menciones especiales: Chadwick Boseman postulándose a ídolo masculino para futuras MET Galas y Lena Waithe convirtiendo una capa papal en un alegato político pro-LGBTIQ. A todos vosotros, bienvenidos al Paraíso.
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PURGATORIO. No vamos a detenernos demasiado en el Purgatorio porque, mira, es que está demasiado atiborrado. Solo haremos algunas menciones… para bien o para mal. Para bien, en el lado de aquellas que casi casi casi entran en el Paraíso, hay que contar al print angelical de Ariana Grande (Vera Wang), la chaqueta fuertísima de Darren Criss, el blanco virginal de Kendall Jenner (Off-White) o la cota de malla de oro en la cabeza de Priyanka Chopra. Y, en las puertas del Infierno han estado Janelle Monáe, Laura Love (Versace), Tabitha Simmons y, sobre todo, la crew Saint Laurent, que iba monísima toda acompañada por Anthony Vaccarello pero que, mira, es que no tocaba, chiquis. La temática es la temática.
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INFIERNO. Al Infierno, como al Paraíso, se puede entrar por dos motivos: porque te has pasado con los pecados comunes o porque tienes un pecado tan específico que resulta más chungo todavía.
El pecado más común de todos es, de hecho, el exceso… Y de eso han pecado precisamente Donatella Versace (que tan bien ha vestido a otros y, sin embargo, ha decidido pornerse unas botas hórridas que parecen salidas del peor capítulo de «RuPaul’s Drag Race«), Sarah Jessica Parker (Dolce & Gabbana) luciendo una procesión en la cabeza, Emilia Clark con un Dolce & Gabbana que es way too much, Jennifer López en un Balmain que molaría si no fuera por la cola de plumas que no pintan nada ahí, Madonna en un Jean Paul Gaultier que confunde la «gótica realness» con el catolicismo, Juliette Binoche enfundada en su particular muerte por dorados, Salma Hayek diciendo que lleva estampado el Paraíso cuando en verdad lleva estampado el cuadro que todas nuestras abuelas tienen en sus salones, Lena Dunham con un maquillaje que tiraba al traste un vestido más que aceptable, Shailene Woodley cagándose en Zendaya al ver que su Juana de Arco parece un disfraz, Stella Maxwell (Moschino) con demasiadas vírgenes encima, Susie Bick (Gucci) como La Dama de las Espinas y Taylor Hill con un disfraz de obispo sacado de la sección «secretarias cachondas» del Party Fiesta.
En los pecados individuales contaremos a Kim Kardashian creyendo que dos cruces bastan para cumplir con la temática católica, Kris Jenner siendo una Jennifer López en peor, Alexa Chung reutilizando su vestido de la Comunión, las Olsen acabadas de salir del elenco de actores secundarios de «Embrujadas«, Selena Gomez (Coach) que se ha venido muy arriba con el auto-bronceador, Mary J. Blige priorizando el enseñar carne por encima del ascetismo religioso, Greta Gerwig (The Row) que se pasa con el rollo monjil, Grimes como el mayor «dafuq?» de la noche, Jaden Smith siendo un niñato (¿en serio que tenías que exhibir tu disco de oro?, Phoebe Waller Bridge con un Christopher Kane que confunde activismo con chorrada, Kylie Jenner y Travis Scott (ambos de Alexander Wang) que pasaban por allá, Mindy Kaling con un look cualquiera al que le planta una corona y una Zoë Kravitz (Saint Laurent) que lo único que quería era ir medio desnuda y que sabía que lo mejor para ello son las transparencias. Chicos, chicas, Satán os está esperando.
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