El nuevo disco de Medalla se titula «DUELO» y va directo hacia las emociones más negativas… No necesitamos mayor excusa para querer entrevistarles.
Ante la soledad, la derrota, la resignación, la muerte, la pérdida, la enfermedad y, en definitiva, la desgracia, hay dos opciones: dejarse arrastrar por la desolación y hundirse hasta tocar el fondo del pozo o coger la tristeza por las solapas, agitarla, darle unas bofetadas y quitársela de encima para ver la luz al final del túnel. Medalla decidieron tomar la segunda dirección cuando encararon el camino que les llevó a “DUELO” (Estudio Mazmorra, 2023), un trabajo que ha supuesto para la banda de Barcelona un punto de inflexión por estar autoeditado, por su contenido discursivo y por su homogeneización sonora, elementos que caracterizan su primera obra conceptual.
Como su diáfana y prístina denominación sugiere, el nuevo álbum de Medalla va directo hacia las emociones más negativas que puede experimentar el ser humano realizando un recorrido sombrío y opresivo por momentos, aunque en último término evita deslizarse por el precipicio impulsado por el rock sólido de los barceloneses, que esta vez ha adquirido un aspecto más melodioso sin perder peso eléctrico.
Eric Sueiro (voz, guitarras, sintetizadores y piano), Joan Morera (guitarra eléctrica y sintetizadores), Josep Peris (bajo y trompeta) y Marc López (batería y percusiones) se quitan en “DUELO” cualquier máscara y muestran su interior con una honestidad brutal que elimina los miedos que suelen asomar cuando se trata de exponer las debilidades y las fragilidades propias.
Gracias a esa motivación personal compartida colectivamente, Medalla lograron superar el listón que habían colocado con “Arista Rota” (Limbo Starr, 2021), el LP que los confirmó como grupo de referencia del rock alternativo estatal capaz de satisfacer por igual a los aficionados de estilos indies más suaves y a los amantes de géneros más potentes cercanos al heavy o al metal. En ese espacio difícil de perfilar, Medalla se desenvuelven con una soltura que les permite rozar la épica de una manera bien calculada, administrar frases lacerantes perfectamente dosificadas y manejar un amplio espectro de sensaciones que van de la rabia al optimismo, pasando por todos los estados intermedios imaginables.
Así funciona justamente “DUELO”, sublimación del sonido de Medalla -después de cuatro discos publicados en solo seis años de intensa y fructífera trayectoria- que ha desembocado en un conjunto de canciones con las que el cuarteto invita a la reflexión, sacude el alma y golpea las entrañas. De ahí que resulte fácil afirmar que este es su trabajo más introspectivo a la par que contundente, impresión que surge a medida que cada corte libera la energía definitoria del grupo (como ocurre en “TODO ESTÁ ENFERMO”, “BANDERAS A MEDIA ASTA”, “ABANDONARSE A LA TRISTEZA”, “JARDÍN DE PUÑALES”, “DARDO” o “BESTIA DE FVEGO”), pero también su sensibilidad, concentrada en el tema pivotal del álbum: “DUELO”, con colaboración vocal de la artista madrileña Valdivia, del productor Sergio Pérez (SVPER) a la guitarra española y de Raúl Gómez al violín.
En “DUELO”, Medalla eligen las palabras adecuadas y las notas necesarias en los instantes decisivos para que se eleve la voz de Eric como expresión de dolor y esperanza. Él mismo nos explica con idéntica precisión quirúrgica cómo nació “DUELO” y cuál es su significado dentro del universo de Medalla.
Se habla de “DUELO” como una reinvención para Medalla… ¿No sería más apropiado describirlo como una evolución del estilo del grupo? Yo también lo considero así… Es un disco diferente, aunque sigue habiendo cosas que se mantienen desde el principio. Quizá no es tan evidente porque hemos cambiado mucho, hemos madurado. Pero, sí, al menos hay un espíritu ahí que se conserva desde el primer disco.
Uso el término ‘evolución’ porque habéis afinado las melodías de vuestras canciones, habéis aumentado su poso melancólico, su aspecto épico y su intensidad emocional y habéis controlado más su carga eléctrica. Totalmente. De hecho, siempre intentamos que las cosas tengan ese aspecto épico, nos sale de forma bastante natural, no sabemos quedarnos con medias tintas. Si queremos conseguir que algo crezca en una canción tiene que hacerlo muchísimo, si no para nosotros no se notaría el cambio.
En “DUELO” se distingue claramente esa intención, aunque ¿hasta qué punto fue planeada de una manera premeditada? Se aprecia también con respecto a la emoción de cada canción. Sí, sobre todo en la cuestión de la emoción, ese fue el punto de partida del disco. Hemos hecho un disco para el que, en vez de ir escribiendo canciones y luego reunirlas todas en un vinilo, nos planteamos primero qué queríamos de que trataran y, a partir de ahí, nos pusimos a escribirlas. Fue un ejercicio diferente.
Vuestro anterior disco, “Arista Rota”, fue alabado tanto por la prensa especializada como por el público. ¿Tomasteis como referencia lo logrado con aquel álbum para seguir la misma línea o, por el contrario, para no replicar la fórmula? Justamente, lo utilizamos como referencia para no repetirnos. Veníamos de un disco bastante loco en el apartado de la producción y, a mí al menos, me apetecía hacer algo un poco más homogéneo, que no incluyese tantos estilos distintos en las canciones, aunque sin sonar reiterativo. Había que encontrar un balance entre hacer cosas diferentes que están dentro del mismo rollo y no cansar al oyente. Nuestros discos no son cortos, tenemos que medir muy bien los registros para que no se haga pesado el producto final.
Dado el gran resultado obtenido con “Arista Rota”, ¿no tuvisteis la tentación de continuar por el mismo camino? No, no somos así… Nos cuesta mucho repetir cosas, nos aburrimos rápido de nosotros mismos. Nuestra forma de afrontarlo es investigar qué otras cosas podemos hacer dentro del estilo de Medalla que tengan sentido y que sigan sonando a nosotros.
“DUELO” es el primer disco conceptual de Medalla. ¿Por qué y cómo decidisteis dar ese paso compositivo? Nos basamos en experiencias propias que fueron cogiendo poso en nuestras cabezas y en nuestras vidas. De repente, se juntaron varias y les dimos todo el sentido para hablar de determinados asuntos. El disco también es bastante post-pandemia, viene de una serie de reflexiones, de una carga mental fuerte y, sobre todo, de una época con una ansiedad muy presente. Todo ello está trasladado a las canciones y me siento orgulloso porque, precisamente, no aparece la palabra ansiedad en ningún momento.
De hecho, en el disco no solo se nota lo que hemos comentado acerca de la evolución de vuestro sonido, sino también la variación de vuestro discurso narrativo. Aquí aparecen conceptos como soledad, tristeza o vacío existencial. ¿Cuál es el origen común o la causa que desencadenó el torrente emocional de “DUELO”? Varios motivos… Por ejemplo, “DARDO” es una canción que está dedicada a un perro mío y de mi pareja que murió atropellado, ahí había una historia para una canción. Luego, “DUELO” es una carta escrita a un amigo nuestro cuya madre murió de cáncer, era una forma de enviarle un mensaje tranquilizador. Y, mientras estábamos haciendo el disco, un amigo muy cercano a Joan también falleció de cáncer. Se juntaron muchísimas cosas de golpe.
Basta con ver los títulos de las canciones para intuir el carácter de “DUELO”. Utilizáis palabras como enfermo, deriva, derrota, puñales, morir… ¿Definirías el disco como una travesía oscura y opresiva? En cierto modo, sí, pero no creo que haya que reducirlo todo a eso, sino que hay una vocación en todas las canciones de no quedarse triste y punto. Queríamos dar una respuesta a esa tristeza o, como mínimo, un enfoque diferente. Está bien sentirse mal, abrazar el fracaso te va a hacer libre y aceptar que estás en tu peor momento va a permitirte que puedas mirar hacia delante.
Una impresión que me ha quedado tras escuchar cada canción es que no recurrís a emociones negativas como meras excusas para nadar en el fango interior o regodearse en las desgracias, sino que las usáis como un impulso. Para mí tiene mucho que ver el hecho de estar en un grupo que va un poco a contracorriente. Siempre lo digo: abrazar el fracaso como banda va a provocar que hagamos mejor las cosas no solo a nivel personal, sino también a nivel creativo.
En consonancia con la temática de las canciones y las sensaciones que transmiten, tu voz suena más afilada y profunda, como si fuera un grito doloroso. Creo que es más cercana, la voz está bastante desnuda y muy en primer plano. Es algo que también buscamos porque nos gusta que el mensaje de las canciones no se diluya, que cuando pongas una canción y escuches una metáfora la entiendas y que no se vaya por las ramas. Vivimos en un mundo en el que recibimos estímulos durante todo el día y me parece que diluir el mensaje lo único que genera es que la gente le preste menos atención.
Se puede sonar poético pero también directo a la vez, sin dar demasiados rodeos. Es más difícil hacerlo así. Si te escondes detrás de una metáfora con mucha retórica, puede parecer que quieres decir una cosa diferente. De la otra manera, si lees todas las letras te das cuenta de que son tal cual lo que te estoy explicando, no hay una doble vuelta.
“DUELO” es, quizá, vuestro trabajo más íntimo, por las experiencias que me has relatado y por lo que queréis trasladar, aunque no deja de ser un álbum potente al mismo tiempo. Sí. De hecho, “DUELO”, la canción que da título al disco, es la más íntima y nunca habíamos compuesto nada parecido. En “Arista Rota”, la primera canción, “Verde Esmeralda”, era muy orquestal pero tenía un toque más épico y “DUELO” es más desnuda.
En su exterior, el LP presenta un concepto interesante: dos portadas distintas, para confrontar duelo y dualidad. Esta idea nació de conversaciones que tuvimos dentro del grupo, porque cada uno veía de forma diferente cómo afrontar el diseño y llegamos a un punto en común en el que acordamos que queríamos hacer algo con una imagen muy potente. El hecho de utilizar la palabra duelo, al ser una banda que usamos muchos referentes medievales en la estética y en las letras, te llevaba a pensar en una pelea o una batalla. Sin embargo, entras en el disco y compruebas que se trata de lo contrario. Esa dualidad es una invitación a no quedarse en la superficie, estamos intentando contar algo más profundo. Era una manera de darle más peso a nuestro discurso.
Sergio Pérez volvió a trabajar con vosotros en la producción, lo que confirma la gran conexión establecida entre uno y otros. Nos sentimos muy cómodos con él. Sergio es un productor que puede grabar con grupos diferentes, pero no suenan todos iguales. Trabajamos con él por esa razón, se adapta muchísimo a lo que pide cada canción. De repente, le vamos con la intención de hacer una canción orquestal y él es capaz de multiplicar el potencial de esa idea.
Sergio se acopla perfectamente a cada grupo y, en concreto con vosotros, a lo que buscabais en el disco. Imagínate, cuando pensamos en “DUELO” con toda la orquestación, la hicimos entre Raúl -el violinista- y yo. Después se la enseñamos a Sergio y se puso en modo partitura, que para nosotros es como física cuántica [risas].
“DUELO” es también el primer disco editado bajo tu propio sello, Estudio Mazmorra, a través del que también publicas álbumes de otros grupos. ¿Por qué elegisteis esa vía para sacar este trabajo? Llegamos a un punto como banda en el que nos dimos cuenta de que estábamos haciendo casi todo nosotros. Cada vez le veíamos menos sentido a estar dentro de un sello, sabiendo cómo funcionan los sellos hoy en día. A nivel de booking, encontramos una agencia que nos acogió, Holy Cobra (que también lleva a Biznaga o Bala), para tener ese asunto afianzado, que era nuestro principal reto: contar con alguien que nos ayudase a conseguir conciertos. Todo lo demás consiste en echarle horas y tener muchas ganas de hacerlo. Al final he cogido yo un poco las riendas, pero ha sido una decisión de toda la banda tras decirnos: “Cuatro discos después seguimos aquí y está sucediendo porque nosotros hacemos que suceda. Entonces, ¿por qué vamos a dar este disco a otro sello?”.
Con “DUELO” se produce una situación curiosa que me recuerda a algo que se decía sobre The Smiths, que tenían canciones upbeat pero con letras tristes. Me refiero a ese contraste gracias al que parece que el mensaje entra mejor sin necesidad de acudir siempre a una balada, sino a una canción totalmente opuesta con una lírica que se puede describir como apesadumbrada. Cuando hacemos canciones, para mí lo importante es que el mensaje tenga un peso. Si eso ocurre en una canción, todo lo demás viene de una manera natural. Si te quedas en la nada, sin saber de qué va la canción, entonces hay un problema. Pero si tienes muy claro de qué trata tu canción, sea más o menos evidente, yo creo que el mensaje cala y llega al receptor.
Tampoco os quedáis únicamente en esa tónica rítmica, más dinámica, ya que la vais modelando a lo largo del tracklist hasta llegar a canciones como «JARDÍN DE PUÑALES», que suena amenazante. Es un gran desafío componer un disco y encontrar diversos registros que estimulen al oyente a estar atento. Noto que hay muchas bandas nacionales que tienen un estilo muy marcado y lo repiten mucho. En canciones sueltas me puede molar, pero luego me pongo el disco y no me apetece estar escuchando eso mismo todo el rato. Nosotros intentamos hacer lo opuesto, queremos que la oreja esté pegada.
En “BESTIA DE FVEGO” enseñáis vuestra cara metalera, que recuerda a vuestros comienzos. En realidad, nunca ha desaparecido de vuestro sonido la inclinación hacia el rock más pesado. Sí, es una canción pesada pero, a la vez, tiene otros matices y momentos muy psicodélicos. Intentamos coger sonidos que nos gustan y llevarlos a sitios diferentes, es lo que hace que puedan parecer interesantes. Si fuésemos un grupo de indie al uso, no tendríamos gracia. Y si fuésemos un grupo de heavy, pues seguro que sonaríamos como otros muchos del ramo.
Está claro que no queréis calcar las propuestas de otros grupos… Y tampoco rechazáis probar con tipos de canciones que se alejen de vuestros propios moldes, caso de “SOLEDAD”. Nos ayudó mucho Sergio en ese sentido. Si hubiéramos estado con un productor que supiera hacer muy bien canciones solo cañeras, esa clase de temas sonarían flojos. Por nuestra parte, también hicimos mucho trabajo de preproducción, pero Sergio supo darles el toque extra para que sonasen bien.
Al ser “DUELO” un disco conceptual y con una homogeneidad interna, las piezas están bien situadas en el tracklist. De ahí que no sea extraño ver que “SOLEDAD” ayuda a encarar la recta final, donde aparece “DUELO”, de la que me has hablado antes. ¿Es este corte, por su forma, sus arreglos y las frases que contiene, el que mejor condensa la esencia del disco? Sí, totalmente. Por eso decidimos que tenía que ser la canción que diese nombre al disco.
¿Qué representa esa canción no solo dentro del simbolismo del disco, sino para vosotros en general? Es la canción más sincera que hemos escrito nunca, todo el disco es un ejercicio de honestidad y de sinceridad. Ahí está la importancia de la canción.
En ella aparece Valdivia, que da el contrapunto a tu voz. ¿Cómo se desarrolló esa colaboración? Recuerdo que, durante la pandemia, empecé a escuchar mucho su disco, se lo pasé a los demás y les dije: “Chicos, esta Valdivia es increíble, tenéis que escucharla”. Estuvimos escuchándola a lo largo de casi un año, empezamos a hablar y a conocernos y ya cuando tuvimos la primera demo de “DUELO” pensamos que debíamos proponérselo, lo veíamos muy claro. Nos conocimos un día en un concierto, se lo sugerimos y todo fue súper rápido, enseguida fluyó la energía. La invitamos a Barcelona a grabar, no queríamos hacerlo a distancia. Si hacíamos esa colaboración era porque queríamos darle la importancia adecuada.
Paralelamente, habéis complementado cada tema con piezas visuales. En el disco hay un videoclip, el de “ABANDONARSE A LA TRISTEZA”, y con el resto de canciones grabamos muchísimo material que edité yo mismo para que cada una tuviese una pieza visual. Nos apetecía hacer algo así, que fuese un disco que estuviese pensado al milímetro: desde cada canción en vídeo al diseño.
“DUELO” es vuestro cuarto álbum en solo seis años de trayectoria. ¿Mantendréis ese ritmo de trabajo en el futuro? Casi os sale un disco publicado cada año y medio… No lo sé… Tenemos nuestros trabajos aparte de Medalla, con lo que es un ejercicio muy loco hacer un disco cada dos años, requiere muchísimo esfuerzo. Por falta de ideas y de canciones no será, tenemos canciones para enterrarnos [risas]. Si podemos, dentro de dos años editaremos otro disco, pero dependerá de que tengamos tiempo para hacerlo bien. No vamos a ir al estudio con las cosas a medias. [FOTOS: Lidia Arruego] [Más información en la web de Medalla]