¿Qué pensarías si, de repente, te vieras sobre una alfombra que te invitara a detenerte y disfrutar? Así es la obra de Martín Azúa, y así es también el lema de Cervezas Alhambra: crear/sin/prisa.
Nos hemos acostumbrado a ver veinte segundos de un video en YouTube y saltar al siguiente. Nos hemos apoltronado en la costumbre de saltar de canción en canción en Spotify sin profundizar en el autor o el disco para el que fue creada. E incluso nosotros, los periodistas, nos hemos enquistado en la costumbre de escribir rápido, rápido, rápido, antes de que nadie publique ese tema de actualidad, por mucho que eso vaya contra la calidad de lo escrito. Al final, resulta que nos hemos lanzado a vivir la vida deprisa sin comprender que esas mismas prisas nos hacen vivir en la superficie de la propia vida.
Es por eso que resulta francamente difícil no caer totalmente seducidos ante iniciativas como este crear/sin/prisa que ha llevado a Cervezas Alhambra a asociarse con todo un conjunto de artistas y artesanos que practiquen la contemplación en un doble nivel… Para empezar, en el propio proceso de creación de su propio arte, meditado, lento, pausado, mimando cada detalle para construir discursos elocuentes con profundidad de campo. Pero también en otro nivel que obliga a una contemplación por parte de quien mira su arte, de quien lo disfruta, lo vive, lo experimenta otorgándole el tiempo que merece.
https://youtu.be/IVCIkJjrIM0
El resultado de crear/sin/prisa ya pudimos verlo cuando Raquel Rodrigo viajó hasta Granada para inspirarse en La Alhambra a la hora de crear unos alucinantes mosaicos en Valencia (te lo explicamos todo en su momento en este otro artículo). Y volvemos a verlo ahora con un proyecto que ha embarcado a Martín Azúa en una aventura maravillosa: inspirarse en la artesanía de las creadoras tradicionales de alfombras de esparto para crear eso mismo, una alfombra que invite a detenerse en el centro de Barcelona para pensar, asimilar y gozar de este arte ancestral.
Al fin y al cabo, crear/sin/prisa está consiguiendo a través del arte imprescindible de gente como Raquel Rodrigo o Martín Azúa que revisemos la forma en la que vivimos, que nos replanteemos la vorágine que nos impide contemplar con tranquilidad el mundo (y el arte) a nuestro alrededor… Y que nos impongamos un nuevo ritmo mucho más sensato. Un ritmo que nos permita disfrutar del arte en toda su complejidad. Un ritmo que nos permita vivir con mayor profundidad.
Un ritmo que nos invite, por ejemplo, a abrir una Alhambra Reserva Roja de Cervezas Alhambra y disfrutarla como se merece: una cerveza que se ha toma su tiempo para conseguir un saber tan magistral solo puede y debe ser bebida dándole tiempo, dejando que estimule el paladar y nos revele todos sus secretos. Al fin y al cabo, la Alhambra Reserva Roja es conocida por su particular intensidad de sabor inspirada en las recetas tradicionales de la Bock tradicional y de la Red Ale con toques centroeuropeos: sus tonos rojizos, su alta graduación, sus matices gourmet, su punto extra de intensidad…
Todo ello surge del mimo, el tiempo y la dedicación de los maestros cerveceros de Cervezas Alhambra. Unos maestros cerveceros que, de manera similar a como ocurre con Martín Azúa, te invitan a detenerte sin prisas para gozar en todo su esplendor de todos los matices que te ofrece esta pequeña obra de arte embotellada. Así que ya sabes: crea/sin/prisa, y bébete una Alhambra Reserva Roja también sin prisa. Lo agradecerás.
Más información en la web de Cervezas Alhambra, en la de la plataforma crear/sin/prisa y en la de la cerveza Alhambra Reserva Roja. [Post Patrocinado]