Después de atreverse con otros clásicos, ahora el argentino Luis Scafati se marca una edición ilustrada del imprescindible «El Castillo» de Franz Kafka.
Volvemos a repetir lo que siempre decimos cuando tenemos que hablar de los clásicos ilustrados que desde hace varias temporadas viene publicando la editorial Sexto Piso: puede que creas que conoces el libro original, pero su nueva versión ilustrada seguro que es capaz de descubrirte si no nuevas lecturas, por lo menos sí todo un conjunto de nuevas emociones intensificadas. Pongamos como ejemplo uno de los últimos logros de la mencionada editorial: la versión de clásico entre los clásicos como «El Castillo» de Franz Kafka pero en una nueva versión potenciada por las ilustraciones del gran Luis Scafati.
Pero vayamos por partes: ¿es necesario que destaquemos aquí y ahora la importancia de «El Castillo» no sólo dentro de la producción literaria del mismo Kafka, sino en la propia historia de la literatura del último siglo? Vamos allá: nadie duda a día de hoy que este autor fue uno de los primeros de visualizar de forma elocuente y preclara muchos de los sinsentidos surrealistas que traería consigo la vida moderna, la sobredimensión del poder, la impunidad de la burocracia, el alienamiento de la identidad, el empequeñecimiento del yo dentro de una maquinaria social dentada destinada a deshacer a sus habitantes en mil pedazos si así es necesario. Y, a ese respecto, «El Castillo» es más que probablemente una de sus obras más importantes, con ese icónico agrimensor K que deja su vida para ir a trabajar a unas tierras que, de pronto, no le necesitan. Un K que intenta pedir explicaciones al castillo que preside estas tierras y lo único que consigue es verse encerrado en un laberinto burocrático inexpugnable.
Eso es lo que ya conocíamos… Pero, ahora, en su nueva versión ilustrada editada por Sexto Piso, el argentino Luis Scafati se ocupa de amplificar el tono opresivo, oscuro y claustrofóbico del relato de Kafka. No es la primera vez que Scafati se atreve con los grandes clásicos: «Don Quijote de la Mancha«, «El Gato Negro«, «La Peste Escarlata» e incluso «La Metamorfosis» le han servido para ir labrándose una excelente reputación como ilustrador que entiende las psiques más complejas de los autores más tradicionales. Toda esa experiencia sólo podía jugar a favor de una edición tan imprescindible como esta de «El Castillo«.