“Oshin” (Captured Tracks, 2012), debut en largo de Zachary Cole Smith al frente de su proyecto DIIV, destacó hace casi cuatro años como una notabilísima obra en la que se daba lustre al indie-pop de hechuras ochenteras, espíritu twee, fondo ensoñador, trazas post-punk y pátina lo-fi típico de su casa discográfica Captured Tracks, muy en boga en aquellos momentos. El positivo impacto del álbum entre los medios especializados y el público alternativo y su refulgente contenido permitió vivir a DIIV una especie de romance de verano intenso y memorable pero con pronta fecha de caducidad: la misma que el propio Cole Smith fijó posteriormente tras meterse (voluntaria e involuntariamente) en una espiral de malas noticias que tenían a los estupefacientes como sus causantes, empezando por la salida del grupo de su batería Colby Hewitt debido sus adicciones y acabando por el suministrador de cotilleo y morbo que fue el arresto del mismo Zachary junto a su ínclita novia Sky Ferreira por posesión de narcóticos.
Frente a esta vorágine informativa corazonil, daba la sensación de que la vida de Jack Tatum, alma máter de Wild Nothing -la otra referencia que explicaba el apogeo de Captured Tracks-, transcurría más tranquila desde la publicación, también en 2012, de “Nocturne” (Captured Tracks, 2012), su segundo LP y confirmación de su habilidad -ya no volcada en su dormitorio, sino en un estudio profesional- para facturar un indie-pop que mezclaba luminosidad deslumbrante con vagas fases sombreadas y que no desdeñaba abrirse al synthpop ochentoso. De hecho, tan rutinario parecía su día a día que prolongó su costumbre de editar un EP post-álbum, “Empty Estate” (Captured Tracks, 2013), que asentaba el libro de estilo de Wild Nothing y consolidaba la apertura formal insinuada en su anterior disco.
Así pues, la llegada de los nuevos trabajos de DIIV y Wild Nothing, separados sólo por un intervalo de dos semanas, puede servir para calibrar el estado de salud (extra)musical de ambos conjuntos. Como si quisiese zanjar especulaciones al respecto, Zachary Cole Smith se sacó de la manga “Is The Is Are” (Captured Tracks, 2016), un doble LP de 17 canciones que reflejan el empeño de su compositor por demostrar que su trayectoria errática se había enderezado aunque no olvidado: las situaciones sufridas en ella (tratamientos de desintoxicación propios y ajenos incluidos) se plasman en las letras de varias de las piezas que conforman un repertorio que no se sale de los renglones perfilados en “Oshin”.
¿Qué prefieres? ¿El largo ejercicio de exorcización físico-emocional perpetrado por Zachary Cole Smith o el dulce sueño sonoro propuesto por Jack Tatum? ¿O ambas?
Eso sí, el desencanto y la trascendencia (hasta sugerir ciertos sentimientos de redención) de lo relatado afectan al habitual dreamy y efervescente pop rayano en el C86 de antaño, que en este caso difumina su aparente inocencia en pos de compactar el sonido global de la banda sin perder su nervio rítmico y melódico. Intenciones que habían sugerido los avances de “Is The Is Are”: “Dopamine”, uno de sus hits y cruce entre el pasado expresado en baja fidelidad y cada vez más lejano y el presente más nítido y limpiamente acabado; las también briosas “Under The Sun” -otro de los highlights del disco- e “Is The Is Are”; y “Bent (Roi’s Song)”, de aire taciturno.
Aplicando idéntica estrategia editorial, Jack Tatum entregó otros cuatro temas de adelanto para determinar las coordenadas entre las que se movería su tercer álbum, “Life Of Pause” (Captured Tracks, 2016), título que encaja con su visión vital y su ánimo por crear con su música un universo personal pero abierto a que el oyente se adentre en él, lo explore y lo conquiste. “To Know You” -fluyendo entre un sintetizador cósmico y evanescentes acordes eléctricos y con la voz de Tatum en primer plano- y “TV Queen” -apelando al indie-pop de poso nostálgico característico de Wild Nothing con estribillo pegajoso- fueron el primer aperitivo doble, a las que siguieron “Reichpop” -sus refrescantes marimbas y desarrollo recuerdan al pop austral practicado por el linaje que va de Men At Work a Cut Copy– y “A Woman’s Wisdom” -nocturna a la par que delicada-. Frente al discurso dolorosamente terrenal de Cole Smith, el de Tatum no abandona su conocida atmósfera cálida y evocadora que cubre pasajes sonoros suspendidos en una dimensión paralela pero alcanzable en cuanto comienza a girar “Life Of Pause”.
Este juego dual en el que DIIV aparecen colocados ante el espejo para que Zachary realice su auto-análisis y Wild Nothing tras él en un indeterminado espacio no físico se refleja en la progresión de sus respectivos álbumes. “Is The Is Are”, salvo los sencillos ya mostrados y “Out Of Mind” -que sigue el rastro de “Dopamine”-, se ancla en una fórmula post-punk que comienza en “Blue Boredom (Sky’s Song)” -cantada por la misma Ferreira– y se extiende al resto del tracklist hasta el punto de rozar un uso abusivo para dar los necesarios toques sombríos a la forma en sintonía con su apesadumbrado fondo y de crear cierta sensación de reiteración debido también al largo minutaje del disco. Por su parte, “Life Of Pause” exhibe de nuevo el amor de Tatum por el indie-pop primigenio adornado con leves pinceladas new wave (“Lady Blue”, “Japanese Alice” -su particular “China Girl” bowiesca, pero en clave nipona y pasada por el filtro de Kevin Shields en su cinematográfica “City Girl”– y “Life Of Pause” -con melodía y arreglos de sintetizador marca de la casa-), aunque su tramo final salpicado de notas de piano, guitarras acústicas y ritmos algodonados introduce a Wild Nothing y a su audiencia en un estado de conciencia gaseoso.
Entonces, ¿qué prefieren? ¿El largo ejercicio de exorcización físico-emocional perpetrado por Zachary Cole Smith o el dulce sueño sonoro propuesto por Jack Tatum? ¿O ambas? Sea cual sea su elección, transitarán por las baldosas amarillas de dos mundos tan diferentes como afines entre sí. Buen viaje. [Más información en la web de Wild Nothing y en la de DIIV]