La colaboración entre Louis Vuitton y Supreme se acaba de presentar… Y tiene a todo el mundo dividido: ¿la odiamos? ¿La amamos? ¿Por qué?
La sorpresa ha sido doble. Por un lado, y por mucho que ya hacía un tiempo que se rumoreaba, la colaboración entre la marca de lujo Louis Vuitton y la marca de street Supreme se hacía publica durante la Paris Fashion Week de hace unos días. Esto fue sorprendente en su justa medida… Lo que no esperábamos muchos (¿o sí?) era la segunda sorpresa que también nos llegaría con el anuncio de esta colaboración. Y es que, al parecer, muchos son los que no se han tomado bien la estrategia de Louis Vuitton y han empezado a hablar de devaluación de la firma.
¿Por qué? Porque, según parece, ahora resulta que lo de las marcas de lujo es un sistema de castas más jodido que el sistema social hindú. Y lo primero que han afirmado muchos es que una marca como Louis Vuitton no puede pretender alternar con Hermès mientras se junta con algo de tan baja estofa como Supreme… Pero, un momento, ¿esto va en serio? ¿Alguien puede considerar a Supreme una firma de baja estofa? ¿No es más interesante ver el movimiento de Louis Vuitton como una maravillosa forma de acercarse a ese mercado millenial que tan loca trae a todas las firmas porque nadie tiene muy claro qué carajo quieren y cómo dárselo?
Las opiniones están divididas… Pero lo que es incontestable es que la colaboración entre Louis Vuitton y Supreme no ha dejado indiferente a nadie. La primera reacción, inevitablemente, es el impacto: ambas firmas han decidido hacer brillar sus mayores rasgos de identidad (ambos logos, el cuero Epi de Louis Vuitton) para juntarlos en todo un conjunto de siluetas que provienen de un lado y de otro para acabar conformando un maravilloso rejuvenecimiento del lujo más formal o una espectacular sofisticación del carácter crudo del rollo streetero. Todo depende de cómo se mire.
En esta colaboración -que puedes gozar al completo- en la galería al final de este artículo hay ropa (la beisbolera es francamente espectacular), complementos (la funda para el iPhone se va a agotar en tres, dos, uno) y calzado… También están los míticos baúles de viaje de Louis Vuitton en rojo Supreme pero con el estampado icónico de la firma de lujo. Así que ¿en qué quedamos? ¿Un horror en el que Louis Vuitton se ha vendido? ¿O una maravilla que eleva a ambas marcas? Hay quien ya se ha aventurado a proferir eso que en Fantastic decimos a veces al respecto de casos como este: I love to hate you! Pero esta vez nosotros somos incapaces de decir tal cosa en voz alta. No lo tenemos tan claro. [Más información en la web de Louis Vuitton y en la de Supreme]