La editorial Amistades Particulares publica «Los Pecados de las Ciudades de la Llanura», el (muy erótico) libro que inspiró el «Teleny» de Oscar Wilde.
Hace algunos meses, aprovechábamos la publicación de «El Barón de Lavos» (en esta noticia) para presentar en nuestra web a una editorial que de entrada, nos parecía mucho más que interesante: Amistades Particulares es una editorial que nacía con la intención de ofrecer un valioso catálogo de literatura gay. Eso sí, a estas alturas del juego, cualquiera podría preguntarse si es necesaria tal cosa: ¿no se ha normalizado lo suficiente la situación homosexual como para que necesitemos una editorial como esta? Sí, puede que la «normalización» esté -más o menos- aquí, pero teniendo en cuenta que la literatura gay está repleta de joyas ocultas que en su momento fueron condenadas al ostracismo y convenientemente olvidadas por lo que tenían de tabú, nunca está de más la labor de una editorial como Amistades Particulares.
Joyas ocultas como, por ejemplo, «Los Pecados de las Ciudades de la Llanura«. Es este un libro cuyo autor es anónimo… y no resulta nada extraña teniendo en cuenta el marco histórico y social en el que fue editado por vez primera. Esta novela narra la historia de un chapero que recorre las calles de Londres en plena era victoriana. Un buen día, uno de sus clientes le invita a su casa y le propone dejar por escrita su historia. De ahí el valioso «anónimo» del autor.
Sea como sea «Los Pecados de las Ciudades de la Llanura» deja al descubierto la geografía de un Londres victoriano desconocido: una ciudad repleta de lugares «secretos» donde la homosexualidad campa libre pero nunca a ojos de la sociedad. Es esta una novela repleta de una sexualidad y un erotismo a flor de piel y raro en un escrito de su época. No es de extrañar, entonces, que este sea el libro que inspiró el «Teleny» de Oscar Wilde. Un manuscrito que, no obstante, fue publicado originalmente en el año 1881 y casi olvidado por completo (a excepción de los connaisseurs más sibaritas de la cultura gay oculta). Así las cosas, y teniendo en cuenta que nunca fue editado en castellano, la labor de Amistades Particulares vuelve a revelarse como más que elocuente y necesaria. ¿Nos creéis ahora?