Que te gustaran «Barrio Lejano» implica dos cosas: que tienes buen gusto… y que te interesa «Los Guardianes del Louvre», lo nuevo de Jiro Taniguchi.
Jiro Taniguchi es uno de esos autores que siempre apetece. Lo suyo en el cómic mantiene una curiosa equivalencia con Ozu en el cine: ambos son maestros del gesto apacible, de la profundidad de campo emocional antes que la búsqueda de la empatía a través del bombardeo de los sentidos. Obras como «Barrio Lejano» o «El Alamanque de Mi Padre» ya han pasado a la historia del medio, aunque hay que reconocer que su último trabajo se circunscribe más bien en otra línea de trabajo: esa en la que explora temáticas concretas y acaba ligándolas a lo personal. Ahí está, por ejemplo, la forma en la que Taniguchi habló de gastronomía y humanidad en «El Gourmet Solitario«.
Y aquí está, ahora, esta «Los Guardianes del Louvre» (editada en nuestro país por Ponent Mon) que es mucho más que un acercamiento del autor nipón a la tradición artística europea. El punto de partida es una mera excusa: el protagonista de lo nuevo de Taniguchi es un dibujante japonés que durante el transcurso de un viaje colectivo a Europa, se ve dejado atrás y postrado en la cama por culpa de una enfermedad. Al quedarse en la mayor de las soledades, el protagonista decide embarcarse en un viaje a medio camino entre lo real y lo soñado, entre lo tangible y lo onírico, a través de los pasillos del Louvre.
Será un viaje que, como no podía tratarse de otra forma en un caso como el de Taniguchi, partirá del encuentro del nipón con las obras de arte clásicas europeas para, después de un viaje mágico en el que el protagonista descubrirá que el Louvre tiene sus guardianes, acabará incurriendo en un retrato mucho más profundo de lo que cabría esperar a priori. Pero ya deberíamos haberlo imaginado: Taniguchi es incapaz de crear un cómic que no te parta el corazón… Aunque sea un poquito.