Manuel Bolaño es un diseñador joven. Muy joven. Pero eso no es un handicap para el… Al contrario. Su juventud y la cercanía temporal con la niñez le sirven para moldear un universo creativo muy personal. Más aún, esa juventud tampoco es ningún inconveniente a la hora de dar forma a colecciones muy maduras y adultas. No os llevéis a engaño: aunque en sus desfiles veais ositos y modelos vestidos como recién caídos de la cuna, lo que hace este barcelonés es serio. Muy serio. Por eso ya tiene en su haber dos premios a la mejor colección en el 080. Por eso también sus desfiles son de los más esperados y concurridos.
Si en Barcelona existiera o existiese un star system de diseñadores, Bolaño debería de ser uno de sus puntos cardinales. El martes presentó «Blue en Français» justo después de la hora de comer, mientras algunos hacían la digestión y otros peleaban contra las ganas de siesta. Quizá por eso escogió una música potente que evitara que el personal se durmiera en los laureles… O en sus puestos. Y así, a ritmo del after-punk de Death Train, sus modelos fueron desfilando entre distraídos y curiosos, vestidos con una ropa que de lejos maravillaba, y de cerca sorprendía por la calidad del acabado. El color estrella fue el azul turquesa, que se combinó con blancos y platas en un seductor juego infantil que remitía a algún tipo de sueño perdido. Dicen que esta colección está inspirada en la pérdida del amor infantil. Dicen también que está inspirada en una persona muy importante para el diseñador. Sea como fuere,»Blue en Français» nos transmitió una sensación de delicadeza inédita y poseía un aura de genialidad indiscutible gracias a esos maxi mochilones en piel turquesa (y cuando decimos «maxi», lo hacemos en el sentido más literal de la palabra»), a sus delicados bolsos a tamaño más natural, a las prendas hiper femeninas para ellas (Bolaño es un artista haciendo faldas y cualquier armario debería tener una de ellas) y a la propuesta más elegante aunque con un punto muy street para ellos. La colección nos dejó satisfechos y con la sensación de que para Bolaño no habrá dos sin tres en el 080. Bien por él.