Krizia Robustella se va de fiesta con los Osos Amorosos en «Sickly Sweet Bears», su colección de otoño / invierno 2015-16 presentada en 080 Barcelona Fashion.
¿Estás familiariazado con el concepto deportivo del «agente libre»? Bueno, la verdad es que tampoco hace falta ser un crack en historia del deporte moderno para entender las implicaciones de estas dos palabras juntas: «agente libre», un «agente» que va por «libre». En idioma del siglo 21: alguien que va a su puta bola. Y, por si alguien lo dudaba, Krizia Robustella ha vuelto a demostrar que es un agente libre que va a su puta bola con el desfile de «Sickly Sweet Bears«, su nueva colección de otoño / invierno para el próximo 2015-16.
A ver: ¿que en esta edición del 080 Barcelona Fashion estamos presentando las colecciones de otoño / invierno? Pues, aunque el año pasado nos hizo vivir la ilusión de que se estaba integrando con su propuesta de ropa inspirada en el equipamiento de ski, ahora Krizia vuelve a su libertad innata llenando la pasarela de mangas y pantalones cortos y enseñando mucha más piel en sus modelos de lo que hemos visto en los desfiles del resto de diseñadores de esta edición. ¿Que lo que se impone esta temporada es el punto cuanto más grueso mejor, el corte futurista y aséptico y los colores apagados con supremacía absoluta de blancos, negros y grises? Pues los «Sickly Sweet Bears» de Robustella caen sobre nosotros como una explosión multicolor de tejidos active y de formas retro que remiten (¡siempre!) a los 90.
Cualquiera podría pensar que la colaboración oficial de Krizia Robustella con los Osos Amorosos debería haber sido algo así como el adocenamiento de la diseñadora, su caída en un subidón de azúcar que la deje ciega y le haga diseñar como quien se postula para director de vestuario de la Disney. Pero ni hablar: Krizia es mucha Krizia, y su colección de otoño / invierno sigue su línea habitual de celebración del street, la cultura del hip-hop (con ese logo escarbado sobre las prendas como un grafitti en una pared de plástico colorido) y el desafío a las leyes de la temporada dándole caña a colores pastel (rosas y azules, básicamente), acabados deportivos (con las bandas de las mangas de polo de tenis campando a sus anchas en los acabados de las prendas), una aplicación nada edulcorada del peluche y complementos enloquecedores como una variedad de gorras nacidas para ser icono dentro de la propia historia de Krizia Robustella.