El buen tiempo estival entra a raudales en la colección de primavera / verano 2016 que Josep Abril presentó en el marco del 080 Barcelona Fashion.
Lejos queda ya el gran premio con el que Josep Abril se alzó ahora hace dos años y medio en el 080 Barcelona Fashion… Y, sin embargo, cada nueva colección viene a certificar que aquel galardón no fue una decisión caprichosa del jurado: Abril lleva mucho tiempo explorando la silueta del hombre a través (sobre todo) de su concepto de sastrería post-moderna. En la anterior edición de 080, por ejemplo, el diseñador se dedicó a hacer «invisibles» sus propias prendas a través de una utilización del color negro como aplanador de las tres dimensiones que sólo salían a la superficie cuando se aplicaban ciertos rastros de spray plateado.
A Josep Abril le gusta subir las apuestas con cada nuevo desfile… Pero, ojo, porque subir las apuestas no significa ir cerrándose cada vez más en la hermética cúpula de los conceptos en la que muchos diseñadores acaban demasiado encerrados. En este caso, Abril presentaba una colección para la primera / verano 2016 en la que lo conceptual se relaja, el ambiente se distensa y, en general, prima una sensación de buen tiempo en el que lo primero es el confort sin que ello signifique sacrificar la elegancia eternamente pegada a la firma de Abril.
Lo que pudimos ver sobre la pasarela del 080 Barcelona Fashion fue una liberación de las cadenas de las temporadas más frías: los volúmenes se amplían (sobre todo en pantalones que se acercan al bombacho sin perder la línea recta tan de sastrería), los colores se iluminan (aunque nunca pasan de un tono pastel que contrasta con blancos níveos y con los siempre agradecidos negros y grises) y, en general, Abril apuesta por una pureza de líneas en la que las prendas parecen fusionarse unas con otras en entes vivos y compactos. Definitivamente, Josep Abril sigue alardeando de tener uno de los espíritus más elegantes del 080 Barcelona Fashion.