El rollo vintage de Anna Sui desembarcan en O’Neill con una colección cápsula repleta de referencias a unos años 70 repletos de rock y hippy chic.
Anna Sui siempre ha sido una de las diseñadoras más elocuentes a la hora de interconectar dos de las grandes tendencias de la moda de las últimas décadas: por un lado está ese gusto eterno por el vintage, por el retro bien entendido y nada apolillado; y, por el otro, la incorporación de diferentes imaginarios visuales provinentes de otras culturas del mundo para nada evidentes… Tómese como ejemplo el locurón que supuso esa reciente colección de Sui en la que, directamente, incorporaba todo un conjunto de elementos que a muchos nos recordó a «Vikings» (¿estará Anna tan loquer por esta serie de televisión como nosotros?).
Pero no nos vayamos por las ramas: Anna Sui siempre ha partido la pana… así que ¿qué podíamos esperar de su entente cordiale con O’Neill? Cosas grandes, evidentemente. Tan grandes como esta colección cápsula que nos tiene ocupados y en la que vuelven a hacer acto de presencia los dos grandes rasgos identitarios de Sui: aquí hay mucho vintage (las camisetas estampadas remitiendo a lo rocker, los flecos y las blondas tan típica y dulcemente hippies, los estampados de psicodelia setentera…) y también un evidente mirarse en el espejo de la cultura más hedonista de los años 70 en EEUU, aquella que sabía lo que era pegarse un buen festival musical (¡y no lo de ahora!).
Pero, evidentemente, no estamos hablando de una colección de Anna Sui, sino de una cápsula junto a O’Neill. Y, como dirían por ahí, ¡oh, boy!, vamos que si se nota aquí la presencia de O’Neill: la firma con toques surfers y atlánticos se deja ver en unas siluetas holgadas y confortables y, sobre todo, en una carga de urbanidad puro siglo 21 que hace que los rasgos vintage y retro de Sui se extrapolen a la actualidad de una forma mucho más deliciosa. ¿Es esto el principio de una larga y bonita amistad entre O’Neill y Anna Sui? Esperamos que sí.