No es para nada casualidad que nuestra lista de los mejores libros del año 2016 esté superpoblada por escritoras con una pluma revolucionaria.
Hemos de reconocer que, a lo largo del año, en Fantastic ya habíamos tenido la sensación de que algo estaba pasando… Pero lo cierto es que ha sido precisamente cuando nos hemos puesto a trabajar en la lista de los mejores libros de 2016 cuando aquella sensación indefinida que nos ha perseguido estos doce meses por fin se ha materializado en algo concreto. En algo interesante que se puede rastrear en el hecho de que esta lista de diez libros contiene un total de ocho escritoras y que, de hecho, cinco de ellas acaparan los primeros puestos del tirón.
Que nadie nos malinterprete: eso de darle importancia a esta profusión de autoras es absurdo porque, al fin y al cabo, nadie le daría importancia si fuera al revés y todo fueran hombres. Pero es que en este síntoma hay algo más importante todavía: los libros de estas autoras (algunos escritos hace décadas, todo sea dicho) buscan nuevas formas de literatura vibrantes, complejas y únicas. No hablemos de voces femeninas, sino de una revolución literaria que, casualmente, viene dada por plumas femeninas.
Aclaradas las cosas, os dejamos con nuestra lista de los 10 mejores libros de 2016… Y os animamos a que los leáis todos buscando los puntos de común en esta nueva red de literatura femenina que, a la vez, mola no por ser femenina, sino por ser desafiante y vibrante.
10. EN EL SILENCIO DE LA CULTURA, de Carmen Pardo. El último libro hasta la fecha de la ensayista y traductora catalana Carmen Pardo, “En el Silencio de la Cultura”, no es solo una historia del siglo XX a través de la música y el arte, sino, sobre todo, la crónica de una búsqueda, inconclusa, de respuestas al enigma del silencio, donde “bulle el rumor de mil discursos, de un millar de consignas, el rumor de un exceso que tiene por objeto, una vez más, arrebatar la palabra”. El siglo XX fue todo un acontecimiento, no sólo política, sino musicalmente. La progresión que va de Debussy hasta Ligeti, por ejemplo, es extraordinaria. Pardo arroja sobre esa evolución admirable “la mirada del piloto”. [leer más]
9. LA MALDICIÓN DE LONO, de Hunter S. Thompson. A principios de 1980, siendo una personalidad del periodismo ya consagrada y justo a punto de empezar su declive como tal debido al enfriamiento de sus relaciones con Rolling Stone, Hunter S. Thompsonrecibe una alentadora propuesta de una revista estadounidense de poca monta llamada Running: viajar a Hawaii en Navidades para cubrir la tradicional maratón de Honolulú con todos los gastos pagados. Un paradisíaco y apacible respiro del característico y helado invierno del continente a cambio de un par de líneas sobre 8.000 personas haciéndose papilla las rodillas por toda la costa. ¿Qué podría salir mal? Todo. Todo salió total, completa y absolutamente mal. [leer más]
[/nextpage][nextpage title=»Del 8 al 5″ ]8. TAN POCA VIDA, de Hanya Yanagihara. Pese a su título, «Tan Poca Vida» es una de esas novelas más grandes que la vida. Y resulta curioso, teniendo en cuenta que el propósito del libro de Hanya Yanagihara es precisamente demostrar lo poco que puede valer una vida humana… Lo hace tomando como protagonista a Jude St. Francis y siguiéndolo desde los días de universidad (donde fragua una intensa amistad con tres amigos que le acompañarán durante el resto de su vida, pero especialmente uno: Willem Ragnarsson) hasta su trágica muerte. Lo hace, además, escamoteando al lector su traumática infancia, que es precisamente lo que condena a Jude a tener «Tan Poca Vida«. De esta forma, la novela se estructura como un verdadero culebrón en el que todos son guapos y famosos pero a los que les persigue la desgracia. De culebrón también son un poco los giros, los twists, las bombas narrativas a través de las que se van revelando poco a poco los traumas de infancia. Pero todo este aroma a culebrón da igual porque aquí pasan dos cosas: 1. Que Hanya Yanagihara tiene una pluma portentosa con un talento magistral para el detalla emotivo y emocional y 2. Que «Tan Poca Vida» engancha tanto que sus 1000 páginas se te pasan en un suspiro. [Raul De Tena]
7. MAN, de Kim Thuy. “Mãn” es una novela poderosa en su uso del lenguaje (y, de hecho, ni me puedo imaginar lo impactante que ha de ser leerla en su idioma original, donde seguro que el alcance de sus reflexiones es mucho mayor). Pero también es poderosa en su capacidad mayestática para la descripción sugerente y seductora: la nueva vida de Mãn en EEUU está marcada por la cocina. Allá, su marido le ofrecerá apoyo incondicional a la hora de abrir un local de comida vietnamita que, poco a poco, va creciendo y expandiéndose a la vez que la protagonista también va uniendo los diferentes pedacitos de su identidad con el pegamento de esa memoria recuperada a través de la gastronomía. [leer más]
6. LA CHICA DE CALIFORNIA, de John O’Hara. Pros del relato corto como formato: 1. La relación proporcional entre esfuerzo invertido y (posible) placer obtenido es óptima; y 2. Ensamblar un conjunto homogéneo, coherente y verosímil es relativamente fácil al ser lo opuesto de las intrincadas y complejas historias-río. Contras del relato corto como formato: 1. Es muy complejo conseguir que un único relato quede en la memoria del lector de la misma forma en la que quedan esas historias que, en ocasiones, nos acompañan en lecturas de semanas y semanas; y 2. Resulta difícil pasar por encima de la sensación generalizada de que es un formato “menor”, una antesala del formato largo. Si me he propuesto glosar los pros y contras del relato corto como formato es, básicamente, porque resulta inevitable cerrar “La Chica de California y Otros Relatos” de John O’Hara y ponerse inmediatamente a reflexionar sobre el motivo por el que este autor no es mencionado una y otra vez en compañía de los maestros absolutos del formato. [leer más]
5. QUÉ VERGÜENZA, de Paulina Flores. Lo fácil es lamentarse. Lo fácil es dejarse llevar por el prejuicio. Lo fácil es decir que las nuevas generaciones son una mierda, que tienen un galopante déficit de atención que hace imposible que lean un puñetero libro, que están tan enganchados al Whatsapp que están tirando por la borda vario siglos de gramática española. Que no quieren leer. Que no saben escribir… Pero entonces llega alguien como Paulina Flores y te da un sonoro collejón como el de «Qué Vergüenza«. Su libro de relatos es literatura pura, de esa que se escribe como se habla sin necesidad de dinamitar las reglas básicas de la ortografía y la semántica. Y, sobre todo, muestra una pericia que otros escritores más adultos han perdido por completo a la hora de retratar lo que está pasando ahí fuera, entre las clases menos favorecidas, entre los jóvenes de esas clases que no viven el desamparo como una versión cercenada de su vida anterior, sino que simplemente viven el desamparo y que, por lo tanto, el desamparo no es el leit motiv de sus existencias. El leit motiv de sus existencias son las relaciones familiares (torcidas), las amistades (intensas), los amoríos (repletos de vergüenza y errores). Repito: bonita colleja nos ha dado Paulina Flores. [Raül De Tena]
[/nextpage][nextpage title=»Del 4 al 1″ ]4. ALBERTINE, de Anne Carson. Quién mejor que un poeta (el Rimbaud que escribe “el yo es otro”) para retratar a los lectores de novela, que gustamos de vivir dentro de la piel de los personajes, al menos el tiempo que dura la narración. Nadie mejor que una poeta, Anne Carson, para reivindicar a un novelista, Marcel Proust, en un poemario: «Albertine«. Comparte la autora canadiense con el francés no sólo la afición por los juegos de palabras, sino también el fraseo hipnótico que se despliega inquisitivo a través de la página para dramatizar tanto las direcciones como las indirecciones del deseo.
“El nombre de Albertine no es un nombre común para una muchacha en Francia, aunque Albert se usa con frecuencia para un muchacho”. La voz de Carson, como la de Proust, invita a la interpretación y a la vez se resiste a ella. La de ambos, como la de Albertine, la protagonista del segundo volumen de la serie narrativa «En Busca del Tiempo Perdido» (1913-1927), se compone de las muchas chicas diferentes que resultan compartir el mismo nombre. La traducción al castellano del poeta Jorge Esquinca (México DF, 1957), del original inglés, comparte un ADN imaginativo a partir de ecos que se ondulan en unas páginas que cambian en función de quién las lee, cuándo y por qué: “La verdad acerca de Albertine está así de cerca. Marcel no investiga. El conocimiento de otra persona es así de insoportable”. Su versión de Anne Carson mantiene los pies sobre la tierra y la Albertine que emerge de ellas es una mujer terrenal, un personaje de nuestro tiempo, que oscila entre lo noble y lo rebuscado, lo arcaico y lo meramente kitsch. [José de María Romero Barea]
3. OSCURIDAD TOTAL, de Renata Adler. Que haya un argumento no significa que este se desarrolle siguiendo los preceptos habituales que obligan a una presentación, un nudo y un desenlace. El lector aterriza en “Oscuridad Total” in media res, cuando la ruptura ya es un hecho. Las frases / muleta se repiten con frecuencia en una especie de diálogo interior en el que Renata charla con Renata, se escruta a sí misma, se critica con dureza, lame sus propias heridas. Pero cuando parece que todo empieza a estar claro, el segundo capítulo del libro relata el surrealista viaje de la protagonista a Irlanda que bien podría ser una respuesta femenina (y sin necesidad del ponche de ácido lisérgico) a Hunter S. Thompson. En el tercer y último episodio, Kate viajará a una isla a la que siempre habían dicho que viajarían con Jake, en una especie de resolución que, sin embargo, nada tiene de resolución. [leer más]
2. LA GRAVEDAD DE LAS CIRCUNSTANCIAS, de Marianne Fritz. Lo fascinante de “La Gravedad de las Circunstancias” es cómo arranca desde la literatura femenina más clásica y formal para, poco a poco, introducirse en el bosque de la contranatura. Lo normal sería (y es) empatizar inicialmente con el personaje de Berta y, a partir de ahí, entender todo lo que ocurre a su alrededor en clave de “pobre mujer, lo que está sufriendo“. Cuando el relato revela la gran verdad, el abominable acto que ha llevado a la protagonista hasta La Fortaleza (que, en este caso, es un psiquiátrico por mucho que mute a otras construcciones más adelante en el ciclo narrativo de Fritz), la empatía se hace imposible, se abre una fractura en nuestras emociones como lectores y de ahí brotan unas negras pero refrescantes aguas difíciles de encontrar en otros libros. [leer más]
1. DEPARTAMENTO DE ESPECULACIONES, de Jenny Offill. Ladrillo a ladrillo, golpe a golpe, Offill transforma su libro en un manual para la vida moderna ideal para todas las cándidas almas creativas que se han visto atrapadas por los cantos de sirena del modelo de vida tradicional. Su propio formato, que va trenzando retazos de una historia con citas literarias y poderosos micro-aforismos, hace pensar en una amplísima tradición de libros de enseñanza vital como el “Zaratustra” de Nietzsche (y pido perdón por adelantado por el pajillerismo seguramente injustificado de la referencia). Resulta imposible no sentirse arrastrado hacia las aguas de “Departamento de Especulaciones” para sumergirse en un baño que calma como calman las historias que no te venden una vida perfecta, sino que ponen de relieve las ruinas de ese mismo modelo. “Lo que dijo Rilke: La obra artística siempre es el resultado de haber estado en peligro, de haber llegado hasta el final en una experiencia, hasta donde ya nadie puede ir más lejos“… Jenny Offill va hasta donde ya nadie puede ir más lejos, vuelve, nos lo explica y, así, nos da las claves para entender nuestra propia derrota. [leer más]
[/nextpage]