Dice la leyenda urbana que el lanzamiento del «Biophilia» (One Little Indian, 2011) de Björk se retrasó porque Leila Arab decidió un buen día visitar a su colega (rollo «duelo de locas del coño») cuando estaba dando los últimos retoques y, después de escuchar las canciones, le transmitió a la Guðmundsdóttir un conjunto de ruegos y sugerencias que la otra quiso incorporar de inmediato. Esta velocidad de reacción queda bien lejos de «U&I» (Warp, 2011), el nuevo disco de Leila. Esta vez, la bruja eléctfica no nos ha hecho esperar diez años para facturar la continuación de «Blood, Looms & Blooms» (Warp, 2008); pero que nadie confunda esta rapidez de entrega con «velocidad de reacción», porque en el nuevo álbum de Arab se puede escuchar crepitar el crepitar del fuego lento en el que fue fraguada esta obra que bien podría publicitarse como una colaboración entre Leila y Mt Sims. De hecho, la génesis de esta relación también debería entrar en el apartado de leyenda urbana: se dice se comenta que ambos se conocieron en una fiesta de disfraces en el año 2006. Leila iba vestida de Leila (que ya nos parece suficiente disfraz) y Mt Sims prefirió pillar un par de cajas de cartón y decirle a la gente que iba de torre de PC. La conjunción de sensibilidades frikis estaba estaba a punto alumbrar un futuro halagüeño: ella le dijo que le admiraba desde que él publicaba en Gigolo Records y él respondió que también era muy fan de ella (¿no suena a mentira piadosa cuando alguien te dice que es fan tuyo pero no puede concretar esa apreciación?)
Tres años después, cuando Leila ya había parido su «Blood, Looms & Blooms» y estaba pensando con qué nuevo acto podía sorprender al mundo, de pronto le vino así como un flash y le dio por pensar lo guay que sería hacer un disco enterito con voz de Mt Sims. Unos mails más tarde, ya estaba decidido que «U&I» tendría un único protagonista vocal… Y tres años después, aquí tenemos el resultado. Como se puede intuir, esto no es como cuando el rockerillo de turno le dice a una vieja gloria que es requetefan y deciden colaborar y se marcan quince canciones en tres días y lo graban todo para hacer un documental bien chulo. No. Aquí, repetimos, se puede palpar el calor del fuego lento sobre el que se han cocinado todas y cada una de las canciones como si fueran ingredientes que se van preparando por separado hasta que se meten en la misma cazuela. Y es que lo cierto es que, si hay algo pueda criticársele a «U&I«, es que es más heterogéneo que las ensaladas esas que solemos bautizar como «ensalada de lo que me queda en la nevera«. En el nuevo trabajo de Leila pueden encontrarse desde ataques frontales de glitch’n’bass (esa «Activate I» con la que casi se abre el disco, dejando a quien escucha en un sanísimo shock y con las orejas bien abiertas) hasta electrónica paisajística con marca de la casa de Boards of Canada («In Consideration«, «In Motion Slow» o esa «Forasmuch» que cierra el álbum como un buen reposo del guerrero), pasando por proto-oscurismo à la Aphex Twin («All of This«), patrones machacones pero cristalinos y cortantes como los de Autechre («Welcome to Your Life«, «Colony Collapse Disorder«) e incluso alguna que otra muestra de electro-dance de gelidez alemana («Boudica«, «Eight«). Ah, bueno, también hay ruido puro y duro como el de «Interlace«… Y, claro, los actos de mayor altura, aquellos en los que Leila no remite a nadie más que ella misma: esas «U&I» y «(Disappointed Cloud) Anyway» que Arab traza ante tus narices como un bellísimo conjuro.
De todo este batiburrillo es necesario extraer dos conclusiones. La primera nos indica que, efectivamente, parece que Leila (ofreciendo una alternativa hardcore al mismo ejercicio realizado por Björk en «Biophilia«) se ha puesto nostálgica y tontorrona con el lado salvaje de la vida electrónica noventera: la mayor parte de las referencias inevitables en «U&I» pertenecen a grandes nombres de la década dorada de la musicalidad digital. La segunda conclusión nos lleva a pensar que la «ensalada de lo que quedaba en la nevera de Leila» puede que no sea tal cosa, sino una pócima alquímica en proceso a la que Arab va añadiendo ingredientes para ver si da con la fórmula de la vida eterna. Puede que Leila se haya cansado de ser la bruja oscura de la electrónica: «U&I» se aleja de lo que entendíamos hasta ahora como su sonido y, sin dar tregua a quien escucha, sin abandonar nunca esa experimentalidad que nunca va en pos del público (sino más bien en su detrimento), Leila deja claro que está creciendo. Aunque no tiene claro hacia dónde. El resultado, más que seguramente, llegará en su próximo disco. Hasta entonces, a nadie le amargará este dulce que sabe a actualidad: incertidumbre de futuro, trabajo en proceso, nostalgia del pasado… Bienvenidos al año 2012.