Está claro: las empanadas son una nueva locura que apetece continuamente… Y, si todavía no te has hecho fan, necesitas probar Las Muns urgentemente.
En la vida, hay amigos que irrumpen en tu existencia de forma espectacular en un momento concreto y lo eclipsan todo de tal forma que en el futuro serás capaz de recordar perfectamente el instante justo en el que aparecieron. También es probable que seas capaz de recordar el instante justo en el que desaparecieron, porque estas irrupciones tremendistas suelen implicar estrellas fugaces. Por el contrario, también están esos otros amigos que no recuerdas de dónde salieron, si estabais en el mismo grupo de colegas o hicisteis clases juntos o qué, pero que de repente pasa el tiempo y te das cuenta de que es un amigo fiel que te alegra tener ahí siempre.
Si pienso esto aquí y ahora es porque, sinceramente, no recuerdo cómo entraron Las Muns en mi vida. No sé si fue en alguna de las diferentes ferias de street food que se celebran desde hace años en la ciudad de Barcelona, en las que siempre cae alguna que otra. O seguramente fuera en la tienda que abrieron en El Raval en el año 2015, que me pillaba cerca de casa y, al estar enfocada al modelo take away, siempre era una tentación inevitable en la que acababa cayendo (mucho más que gustosamente).
Lo que ocurre es que ahora me he mudado de zona de la Ciudad Condal y acaban de abrir otra Las Muns bien cerca. Me informo y resulta que es la tienda número 11 de la (ahora ya) cadena y que, de hecho, hay prevista la apertura de otros dos establecimientos más para los próximos meses. La expansión nacional es inminente. La expansión europea es mucho más que natural… Pero, entonces, es necesario que pregunte: ¿qué está pasando con Las Muns? Y la respuesta más sencilla pasa por ir al origen de todo: sus empanadas, que están riquísimas.
Y mira que, hace una década, más que probablemente las empanadas no estaban en el radar de casi ningún gourmet de tres al cuarto. Lo que resulta tremendamente extraño porque, si te lo paras a pensar, tiene la misma versatilidad que otros favoritos del take away y del servicio a domicilio como pueden ser la pizza y el sushi: es una preparación sencilla que no se desbarata aunque la muevas y que llega a tu casa de una pieza. Nunca mejor dicho. En el caso de la empanada, además, hay otros factores interesantes a tener en cuenta, como que te la puedes comer con las manos porque no necesita cubiertos, que no mancha y que incluso 90 minutos después de sacarla del horno sigue calentita y lista para que le des el primer mordisco.
Pero, claro, por muy cómoda que sea y por muy de moda que esté la preparación (porque lo está, tenemos que admitirlo), si Las Muns no ofreciera un producto de calidad no serviría de nada. El elemento diferencial en este caso, sin embargo, es que se nota que en cada una de las empanadas hay una gran cantidad de mimo y de tiempo invertido por parte de su creador Diego Rojas (cofundador de la empresa junto a Mariano Najles). Se intuye que Rojas tiene una sanísima obsesión por la materia prima de calidad, y que además sabe combinar los productos para resultar original y sabroso. Es por eso que algunas de sus preparaciones, con toda su simpleza, son tan absolutamente winners, tal y como la empanada de cerdo a la cerveza, la de setas y camembert, la de pollo thai o la de ternera picante. (Estos son mis killers, pero supongo que cada uno tiene las suyos.)
Incluso en las opciones vegetarianas y las dulces tienen algo especial, algo que te llama a volver a comerlas y, de paso, probar alguna otra a la que todavía no le hayas hincado el diente. Porque esa es otra: Las Muns cada vez está incorporando más opciones extra para redondear tu menú, ya sea en forma de crema de verduras o con bebidas de todo tipo. Y, claro, también están las empanadas de temporada… Todas ellas, igual que las habituales, distinguidas por dos cosas: el sello con el nombre de la empanda (perfecto cuando te llevas varias, así siempre sabes cuál es cuál) y el uso de pasta coloreada de forma absolutamente natural con zumos vegetales.
Así que, oye, yo por mi parte solo puedo agradecer que Las Muns no fuera como ese amigo que aparece en tu vida espectacularmente y desaparece después. Agradezco, de hecho, no recordar cuándo apareció… Pero ver que sigue ahí, en una esquina cerca de casa, llamándome con sus cantos de sirena en forma de empanada. [Más información en la web de Las Muns]