Como ya os dijimosla semana pasada, nuestro cuelgue por Kawasaki todavía dura (lo que demuestra que no ha sido un encoñamiento primaveral, como suele pasar). Ya os advertimos de que tal era nuestra fascinación por la marca danesa con nombre japo que nos habíamos puesto a investigar sobre su historia… y esta nos había gustado tanto que queríamos compartirla con vosotros.
Nos quedamos en ese momento en el que una nación entera se volcaba en la búsqueda del calzado perfecto para practicar un deporte. Es 1972 y el bádminton necesita una zapatilla que sea ligera como un guante y resistente como el hierro. Todo el mundo esperaba que el invento llegara de Asia (por aquel entonces, la japonesa Onitsuka Tiger partía el bacalao del calzado deportivo de verdad), pero no fue así. En 1972, la firma danesa J. Hammergaard Hansen Sport encontró en una feria alemana una zapatilla en un stand checo que a primera vista no valía nada pero que, en un segundo análisis, parecía tener la fórmula: su composición era extremadamente ligera y le daba una sujeción al suelo impresionante sin hacer que el que la llevara se quedara pegado a él. Parecía el modelo perfecto. La J. Hammergaard Hansen Sport empezó a trabajar con viejas fábricas de la región de Gotwalddorf, en la desaparecida Checoslovaquia. Y así empezó la cadena de producción de Kawasaki con fabricación y denominación de origen checa pero de propiedad y origen danés.
El primer año (1973) se vendieron más de siete mil pares con un sistema de fabricación totalmente artesanal y único y respetuoso siempre con el medio ambiente. Las Kawasakis fueron un bombazo en Dinamarca, convirtiéndose en todo un fenómeno: en los 80 volvían locos a aquellos que querían lucirlas en la discotecas, eran las zapatillas favoritas de las modelos, la familia Laudrup las hizo sus zapatillas de referencia y fueron adoptadas incluso por la Polícia y el cuerpo de bomberos, que la encontraban de lo más cómoda. Pero a finales de los 90 cayó el telón de acero. Checoslovaquia se desintegró como país y las fábricas de la zona cerraron… El futuro de Kawasaki durante esta época fue incierto y oscuro.
(CONTINUARÁ…)
La segunda parte de esta historia la ilustran dos de los modelos de la colección de primavera / verano que más han gustado en esta redacción. Son el 1972- Ltd Edit (primera foto) y el Hot Hot Shirt (segunda). El primero porque desde su nombre ya hace un homenaje a los incios de la firma, esos años que os hemos explicado que fueron cruciales para el desarollo de esta marca. Son limpias y sencillas, tienen el aire deportivo que caracteriza a todas las zapatillas del catálogo de Kawasaki pero, a la vez, por sus colores (en marrón, navy y blanco) resulta un calzado bastante formal perfecto para vestirlo en tardes de verano o reuniones de trabajo que se salgan un poco del aburrimiento general. La segunda, la Hot Hot Shirt es de las más originales del catálogo, y combina goma y tela con estampado de cuadros, con un toque retro muy divertido que las hace perfectas para este verano.