Ya sabemos que, en plena era de difuminación de los roles sexuales, de normalización femenina, parece que esté mal hablar de guerra de sexos, parece que no sea pertinente hablar de que somos dos sexos diferentes y que, al fin y al cabo, no está de más intentar definirlos por separado y en contraposición. Porque, lo queramos o no, somos tan diferentes como las peras y las manzanas. Y eso es así. Será por eso que libros que fueron escritos hace varios siglos y que se dedicaron a explorar esta temática siguen siendo igual de relevantes a día de hoy. Pongamos como ejemplo «La Noche y El Momento«, manuscrito que le valió un puesto de honor en la literatura libertina a Claude-Prosper Jolyot de Crébillon (es decir: ese mismo Crébillon al que normalmente nos referimos por este apellido porque, básicamente, resulta imposible aprenderse su nombre completo).
«La Noche y El Momento» está protagonizada por Cidalisa y Clitandro, una pareja de libertinos que conversan sobre lo humano y lo divino mientras se alza y cae el telón (o las enaguas de la víctima de turno). Entre los dos se establece una verdadera guerra de sexos, tanto en lo dialéctico como en lo físico: sus cuerpos se enzarzaran en batallas sexuales mientras sus lenguas se dedican a destruir el ideal erótico de la época (que viene a ser el mismo que sostenemos como ultra-moderno a día de hoy) y arrojar luz sobre ese pantanoso terreno en el que el sexo y las emociones se mezclan en un lodo pegajoso y peligroso. Para redondear más todavía la edición española de la novela de Crébillon, los chicos de Cabaret Voltaire han decidido publicar dos versiones diferentes de «La Noche y El Momento«: una con una chica de Fragonard en la portada y otra con un chico de Chardin. Elige tu propia aventura… O, más bien, elige tu propio sexo (o no).