Esta son las 10 mejores series de 2017… Y, oye, que realmente son de 2017 porque no encontrarás aquí grandes series con mil temporadas a las espaldas.
Lo sabemos: la última temporada de «Juego de Tronos» ha sido una pasada de divertida. Y el final de «The Leftovers» ha sido espectacular. La segunda temporada de «Stranger Things» ha vuelto a poner a todo el mundo del revés… Y, sin embargo, no encontrarás ninguno de estos títulos en nuestra lista de las 10 mejores series de televisión del año 2017.
¿Por qué? Porque, básicamente, siempre decimos lo mismo: preferimos centrarnos en las nuevas series, por eso de que las grandes viejas cabeceras ya las conoce absolutamente todo el mundo. ¿No te parece? Es por eso que, a continuación, encontrarás diez series que, en la mayor parte de casos, solo tienen una temporada. Nos permitimos pequeñas excepciones que tienen dos temporadas a sus espaldas, pero eso es porque la primera nos pilló en el cambio de año del 2016 al 2017. Y ya. No vayas más allá.
Así que, ahora que tienes claras las coordenadas que hemos seguido a la hora de confeccionar nuestra lista con las mejores series de televisión del 2017, toca preguntarte: ¿las has visto todas? ¿O vas a tener que ponerte al día aprovechando las vacaciones de Navidad?
10. GLOW. Uno de los grandes aciertos de «Glow» es su osadía a la hora de retratar los 80 como lo que fueron, una década en la que la corrección política todavía no se había apoderado de (y tampoco había paralizado) la industria del entretenimiento. Por la serie circulan subtramas realmente sorprendentes que, sin embargo, se abordan de forma mucho más que natural: la protagonista pasa por un aborto y no hay grandes dramas al respecto, y en cierto momento dos luchadoras deciden sorprender al resto con una batalla en la que encarnan a encapuchados miembros del KKK contra dos wrestlers negras… Y no pasa nada. Nada de nada. Todo esto entronca, a su vez, con el espíritu feminista también muy “on your face” de “Glow“. Al fin y al cabo, Jenji Kohan es específicamente conocida gracias a sus complejos retratos de mujeres empoderadas que quiebran la espina dorsal del heteropatriarcado… [leer más]
9. CHANNEL ZERO. Olvídate de la bajuna que «American Horror Story» ha supuesto con el tiempo. Y, de hecho, olvídate de ella porque ya estaba enunciada en las primeras temporadas, donde Ryan Murphy era incapaz de mantener el horror en unos finales que siempre eran más de risa que de otra cosa… Sea como sea, olvídate de eso, porque «Channel Zero» puede llegar a ser la serie de terror definitiva: cada temporada está basada en un Creepypasta diferente (y, mira, si tengo que empezar a explicarte ahora qué es un Creepypasta, es que vamos FATAL) y, de hecho, las dos temporadas que ya hemos podido ver han sido impecables y, sobre todo, han dado un yuyu cosa seria. La serie de televisión capaz de convertir en asesinos a todos los niños de un pueblo en la primera temporada («Candle Cove«) y la casa sin fin repleta de habitaciones asesinas en la segunda («No End House«) han demostrado que «Channel Zero» va a mas. Así que miedo da pensar en la tercera temporada. Y «miedo» del de verdad. Por fin. [Raül De Tena]
8. STAR TREK: DISCOVERY. ¿Qué más se puede pedir? La historia entronca directamente con el canon oficial de la saga (de hecho, ocurre diez años antes de la primera serie, así que esperad ciertos giros dramáticos que liguen a los personajes con Spock y compañía), pero recoge el guante del desafío de J. J. Abrams a la hora de acercar el arcaico modelo de “Star Trek” a las formas narrativas y audiovisuales del siglo 21. La trama es vibrante y apasionante (y con una profundidad de campo que, en mi opinión, todavía no hemos visto al completo), el imaginario tiene alma de icono (los viajes por esporas de la nave son, simple y llanamente, una fardada), los personajes tienen un carisma impecable y magnético y, finalmente los episodios se muestran acertadamente ponderados a la hora de equilibrar la acción y el desarrollo de los personajes y las tramas en la calma de la existencia dentro de la USS Discovery. [leer más]
[/nextpage][nextpage title=»Del 7 al 4″ ]7. BETTER THINGS. Puede que, ahora mismo, las etiquetas «una producción de Louis C.K.» o «la serie en la que Pamela de «Louie» se convierte en la protagonista» no procedan o, sobre todo, no sean la mejor publicidad posible. Pero, ojo, que nadie caiga en la injusticia de dejar pasar «Better Things» inducido por el mal rollo que le pueda causar la figura de Louis C.K. en estos momentos… Lo jodido es que, inevitablemente, resulta imposible no ponderar «Better Things» en comparación a la serie de su productor. Como en «Louie«, también como en «Curb Your Enthusiasm«, aquí tenemos a una protagonista que es pura misantropía y que continuamente choca contra las convenciones sociales (sobre todo las familiares) debido a su frontal y ultra-sincera postura moral. ¿La diferencia? Que, mientras que Louis C.K. y Larry David no lanzan ninguna cuerda de salvación hacia el público, Pamela Adlon sí que lo hace: su amor y su entrega por sus hijas la humaniza una y otra vez, da igual lo bajo que caiga. Al fin y al cabo, es más fácil adorar a alguien en sus luces y en sus sombras, ¿no? [Raül De Tena]
6. MINDHUNTER. «Mindhunter» es la serie perfecta para el invierno: el saber hacer de David Fincher se cuece a fuego lento, con escenarios oscuros, incluso lúgrubes, y tramas lentas. A diferencia de otras series, en esta (casi) todas las cartas están sobre la mesa, no hay cliffhangers vertiginosos o giros constantes, aunque eso no le resta un ápice de interés. Asistimos al nacimiento de unidad del FBI dedicada exclusivamente a entrevistar a asesinos en serie para así llegar a entender los mecanismos de su mente y evitar asesinatos en un futuro. Serie de personajes, diálogos y atmósferas que encandilará a los fans de «Seven» o «Zodiac«. Y ojito con Cameron Britton, el grandullón ha venido para quedarse. [Sonia Peralta]
5. FEUD. Ryan Murphy se ha especializado en las «series / evento» y, cada nueva temporada, nos sorprende un poquito más. Si de cara al próximo año ya esperamos «la serie con más personas trans de la historia de la televisión», en el 2017 nos pirramos precisamente por «Feud«, formato que abordará en cada una de sus temporadas un «fuedo» diferente entre celebrities de alta alcurnia. Las elegidas para bautizar el formato fueron Bette Davies y Joan Crawford, soberbiamente interpretadas por Susan Sarandon y Jessica Lange (respectivamente). La trama de esta primera temporada, centrada más que sabiamente en todo lo que rodeó a «¿Qué fue de Baby Jane?«, se aborda desde el camp más absoluto, con la hiper-estilización colorista que ya es marca de la casa de Ryan Murphy. Lo inesperado, sin embargo, es que «Feud» se convirtiera en vibrante lección de historia del cine, algo que cada vez resulta más urgente y necesario viendo el desdén por el pasado que profesan las nuevas generaciones. Pero, si viene en formato de caramelo envenenado como el de «Feud«, ¿cómo no chuparlo hasta quedarse un poco tonto? [Raül De Tena]
4. NEO YOKIO. Si, como yo, eres asiduo al Twitter de Ezra Koenig (de Vampire Weekend), no necesitaré decir nada más que «Ezra ha creado un anime para Netflix» para convencerte de que la veas. «Neo Yokio» no es para todos, y claro ejemplo de ello es el 30% que se ha cascado en Rotten Tomatoes; pero, si eres millennial, vives en la ciudad, los chistes de autodesprecio son la columna vertebral de tu humor y todo lo que sabes lo aprendiste de Blair Waldorf y Internet, no vas a poder creer que esta serie (TU SERIE) existe. Súmale un cásting estelar haciendo el mejor peor doblaje del año: Jaden Smith, Susan Sarandon, Jude Law, Tavi Gevinson, Alexa Chung, Steve Buscemi… Simplemente demasiado genial y cortita para perdértela. [Ainhoa Marzol]
[/nextpage][nextpage title=»Del 3 al 1″ ]3. BIG LITTLE LIES. En “Big Little Lies” hay un ritmo de órdago que no permite el aburrimiento en ninguno de sus capítulos, un guión de hierro elocuente a la hora de planificar los turning points de su narración, un buen puñado de escenas para el recuerdo, una banda sonora de morirse, una estética magnánima… Todo un engranaje de piezas lubricadísimas destinadas a mover las manecillas de este reloj, que no son otras que los propios personajes. Porque, al fin y al cabo, es por eso por lo que todos mis amigos (y también los tuyos) están de acuerdo a la hora de alabar “Big Little Lies” como la serie del año: porque pone sobre la mesa todo un conjunto de personajes que reflejan la realidad tal y como es. Repito: como los restos de un cristal roto. [leer más]
2. THE HANDMAID’S TALE. En una entrevista, Margaret Atwood decía que si el futuro podía describirse tan detalladamente es que seguramente jamás pudiera tener lugar. Yo me pregunto si el futuro que nos espera será peor de lo que se anticipaba en 1985, o si aquel futuro que se imaginaba hace 20 años ya llegó y lo que está por llegar es aun más aterrador. “The Handmaid’s Tale” contiene reminiscencias de “El Diario de Anna Frank“: en ambos testimonios se cuenta el horror, el miedo se filtra en las palabras, pero también el humor y la resiliencia. Hay esperanza. Tanto Anna como Offred confían en que algún día alguien conozca su historia y, aunque no están del todo seguras de que eso ocurra, se aferran a su mundo interior para sobrevivir. Como ocurría en “Farenheit 451“, no nos pueden arrebatar la memoria. El relato aquí es sinónimo de identidad, la memoria actúa como válvula de escape y resorte para seguir adelante. Somos cuando nos expresamos. Y eso no es ninguna utopía. [leer más]
1. TWIN PEAKS. Dicen por ahí que no hay término medio con la tercera temporada de «Twin Peaks«: o la amas o la odias… Y, no, no es así. Claro que hay término medio: hay quien afirma que ni la ama ni la odia, pero que no ha podido evitar verla de cabo a rabo como en una especie de hipnosis de casi veinte horas. Eso es lo importante: que haters y lovers y equidistantes (juas) no han podido apartar la mirada ni un segundo de los muchos que atiborran el nuevo gesto megalómano de David Lynch y Mark Frost. El argumento (o la ausencia de él) es lo de menos: los creadores de la serie original dicen que la imposición de responder a aquello de «¿quién mató a Laura Palmer?» fue lo que, curiosamente, mató a «Twin Peaks«. Así que, ni cortos ni perezosos, se marcan 18 episodios en los que, lejos de responder a aquella cuestión, amplían más todavía los interrogantes.
Ahora hay más personajes (algunos de los cuales no pintan absolutamente nada en la trama), ahora hay más arcos argumentales (algunos de los cuales no llevan a absolutamente ninguna parte), ahora hay más simbología (que se puede rastrear en los foros de Internet… o no, y así vives más tranquilo y tal), ahora hay más surrealismo (de verdad, para, deja de hacerte daño, no intentes buscarle un sentido a todo esto)… Y, aunque, en serio, las explicaciones están ahí y solo hace falta saber encontrarlas, todo eso da igual. El argumento, los personajes, los símbolos y el surrealismo dan igual porque Lynch y Frost han convertido la nueva «Twin Peaks» en un estado mental. Ni más, ni menos. Un estado mental que a veces es cine negro, a veces es comedia, a veces es horror, a veces es video-arte de los 80, pero siempre (¡siempre!) es una representación directa de la psique del siglo 21. [Raül De Tena]
[/nextpage]