Hay cinco cosas en concreto en el vídeo de «La Salchipapa» de Leticia Sabater que han hecho que nos sangren los ojos como si no hubiera un mañana.
Vaya por delante que en FPMag somos fans de Leticia Sabater. Al fin y al cabo, pocas personajas del faranduleo español pueden jactarse de haberse convertido en el ídolo pajillero de toda una generación siendo una presentadora de televisión con un ojo mirando para Vigo y el otro para Barcelona. Más todavía: desde entonces, Leti ha sabido mantenerse ahí, no en la cresta de la ola, pero sí como arrastrada por la marea en plena orilla con arena en el pelo, arena en el bañador, arena en el chichi. Todo muy divertido de ver.
Su carrera como cantante no tiene precio y, si no te pones su «Mr. Policeman» de vez en cuando para echarte unas risas, eso tiene que significar que eres militante del PP y que lo que te mola es la latin version de su himno. Por si fuera poco, hace unos meses que la Sabater alcanzaba la cima de su carrera al interpretar a Elsa en «Fronze«, la versión musical e ilegal de «Frozen» que la ídola presentó por los circos de media geografía española con un éxito sin precedentes (o algo así).
Y así llegamos a «La Salchipapa«… Nos lo podemos imaginar. Ahí está la Leti, en casa, tirada en el sofá con una birra en la mano y con un menu XXL de Burger King en la otra (porque ahora Burger King hace delivery, y ella lo sabe, lo adora, lo practica como si no hubiera un mañana). De repente, Mari Tere Campos anuncia en la tele una crema solar dirigida sabiamente a su audiencia de viejos de esos que crema solar no usan porque, oye, si a sus 120 años no se han muerto ya de cáncer de piel, pues nada les puede matar. Y el anuncio hace que la Sabater piense: «joder, que ya es verano y tengo que sacar un jit«.
Así que coge el teléfono (sin limpiarse los dedazos de grasa y ketchup) y llama a quien carajo tenga que llamar para estos menesteres. Treinta minutos después, Leticia Sabater ha tenido tiempo de grabar su nueva canción e incluso de grabar el video al completo. No le hacía falta más tiempo para semejante mierda. «La Salchipapa» ya está entre nosotros para demostrar que la rubia de bote / chocho morenote es de las que sabe que cuando el río suena es que agua lleva, así que este año toca ponerse latino y decir gilipolleces como «tiki tiki tiki taka taka taka» o «bombonsito latino«.
«La Salchipapa» es una tortura de casi cinco minutos que hará que te chirríen los oídos, que tu cerebro sufra una apoplejía severa… y, sobre todo, que te sangren los putos ojos como si te hubieras clavado tres bolígrafos en cada uno (que, por otra parte, es lo que vas a desear con mayor intensidad mientras ves el vídeo). Por eso mismo, en FPMag hemos querido dejar bien claritas las cinco cosas de «La Salchipapa» de Leticia Sabater que han hecho que nos sangren los ojos. Ahí vamos.
LOS CHROMAS ROBADOS DEL CANAL VIAJAR. Pero, a ver, ¿qué pensabas? ¿Que la Leti iba a salir de su puta casa para grabar el videoclip de «La Salchipapa«? ¿Qué estamos? ¿Locos? Ni hablar, chiqui. La Sabater lo tiene muy claro: lo único que tiene que hacer es bailar delante de la cámara como una orangutana que acaba de sufrir un derrame cerebral y, a partir de ahí, pedirle a algún colega que se dedique a grabar vídeos de lugares paradisíacos en el Canal Viajar para después utilizarlos sin permiso ni nada de eso. Total, ¿alguien se fija en los paisajes teniendo a la Leti arañándote las córneas oculares desde el primer plano? Ah, por cierto, un gallifante para el responsable de los chromas que, a veces, decide que da igual que el paisaje se vea a través del sujetador de la ídola, como si estuviera hueca. Así nos quedamos nosotros: vacíos y muertos por dentro.
LOS TARADOS QUE SALEN CANTANDO «LA SALCHIPAPA» SIN VENIR A CUENTO. Leticia Sabater se debe a su público, y sabe que su público es el pueblo. La ídola quiere cuidar ese vínculo que le une con su audiencia, y es de suponer que esa voluntad es la que le ha llevado a incluir en el clip de «La Salchipapa» a todo un conjunto de tarados mentales que cantan el jit del verano. A ver, que está claro que los han grabado con el móvil por la calle y luego les han metido con calzador en el montaje final del vídeo… Pero hay algunos que se lo curran, como el tío chungo de las gafas de zebra y la boa de plumas amarillas, o el otro que se pinta los labios y que va a aparecer en tus pesadillas de aquí hasta septiembre. En resumidas cuentas: gente que está regular de lo suyo.
LOS ESTILISMOS DE CIEGA DE NACIMIENTO Y EL MAQUILLAJE DE LOS CHINOS. Lo del maquillaje de la Sabater no tiene nombre: ¿cómo puede una persona humana tener tantos reflejos luminosos? ¿De qué está hecha su cara? ¿De tejido refractante de ese que utilizan los ciclistas para que los coches te vean cuando circulas de noche? Anyway, hagamos recuento de los estilismos de la Leti en el vídeo de «La Salchipapa«: está el chaleco con hombreras plateadas a lo Boney M vs Barabarella, algo que escrito parece fetén pero que visto sobre el maniquí de esta tipa es francamente perturbador; también está el tutú rosa con el micro-top rosa y los tirantes rosas, conjunto del que francamente no hace falta decir nada porque sería como hacer leña del árbol caído; también están los shorsitos tejanos y el top con flecos, que vendrían a ser el mayor acierto de todo el clip (y, ojo, que tu mayor acierto sean unos flecos es muy preocupante); por ahí anda también una especie de top largo con más flecos todavía… Y, sobre todo, un minuto de silencio para el micro-bikini negro usado con cinturón de tachuelas. El año 1999 nos ha escrito un Whatsapp para decirnos que le chifla este último modelazo. Pero nosotros no somos fans. Lo sentimos.
LOS EFECTOS «ESPECIALES» (COMO EN «EDUCACIÓN ESPECIAL», VAMOS). Sinceramente, en FPMag creíamos que efectos especiales como el glow ese chungo que a veces le aplican a la Leti (el de la foto, vamos) se extinguieron de la faz de la tierra en el año 2005. Y vivíamos felices pensando tal cosa. De hecho, sabemos que ningún programa de edición de vídeo actual los incluye en su biblioteca de efectos, así que sólo podemos justificar este tipo de afrentas estéticas al hecho de que los responsables de esta oda postmoderna al «tiki tiki tiki taka taka taka» hayan editado el vídeo con Paint. Esto es una cosa que se estila mucho en el mundo del diseño gráfico y de la edición de video: si algo es un zurullo, tiene que ser porque está hecho con Paint. Sea como sea, si le dedicamos todo un punto a los efectos especiales es porque nos han jodido un poco la PUTA BIDA, tete: aplicarle el glow a la Sabater es hacernos fantasear con que la diva protagonice un caso de combustión espontánea delante de la cámara. Pero luego no. Luego el glow remite. Y ahora ¿qué hago? ¿Me mato?
EL USO DESAFORADO DE FOTOS DE SALCHIPAPAS. ¿Y si resulta que la Leti es más lista que el hambre (juas) y está cobrando un pastizal tremendo por popularizar el producto estrella de La Asociación Española De Vendedores Ambulantes De Salchipapas? Sólo así se pueden explicar esas fotos que salen en el vídeo #tolrato y que parecen recortadas directamente de los paneles exteriores de la camioneta de comida rápida que sólo se atreve a visitar tu pueblo en la fiesta mayor (porque sabe que, si vuelve unos meses después, tendrá que enfrentarse a varias demandas por agujerear los estómagos de los locales). Todo este tinglado también podría explicarse porque a la Sabater le gustan las salchipapas más que comer con las manos, algo que también justificaría el cuerpo de travesti que se le ha puesto o los brillos faciales causados por el exceso de grasa en la piel. Ni idea. No sabemos a qué viene todo esto, pero ver tantos platos de salchipapas volando en este video casi hace que nos volvamos crudiveganos.