Hace unos años, Jean-Baptiste Del Amo llegaba a nuestras librerías de la mano de Cabaret Voltaire y avalado por dos hechos incontestables: por un lado, la presencia de sangre española en su genealogía funcionaba de perfecto reclamo para captar la atención; y, sobre todo, que su primera novela, «Una Educación Libertina«, hubiera conseguido el prestigioso Premio Goncourt resultaba ser el anzuelo perfecto para cualquiera con dos dedos de frente. Pero, como decimos, estos dos hechos le fueron de mucha ayuda a Del Amo a la hora de llegar hasta nuestras librerías, pero lo cierto es que, a partir de allá, «Una Educación Libertina» se ganó a pulso su puesto como uno de los libros más interesantes de la última década: un desalmado retrato de un París ancestral sin los brillos de la corte ni la pompa de Versalles. En el debut del escritor no había glamour ni pompa, pero sí un libertinaje de carne, sudor y podredumbre.
Ahora que Jean-Baptiste Del Amo ya no necesita reclamos para atraer la atención, nos llega por fin su segunda novela, de nuevo publicada por Cabaret Voltaire. En esta ocasión, «La Sal» se centra en la historia de Louise, la viuda de un pescador de la ciudad costera de Sète que organiza una cena a gran escala a la que deberán asistir todos sus hijos. Como suele ocurrir en este tipo de encuentros forzados, la familia al completo se verá exaltada por la presencia de recuerdos, rencillas, melancolías y remordimientos. Un cóctel explosivo para el que, además, dicen que Del Amo bebe directamente de la prosa de Virginia Woolf. Y aunque esto sería algo que nos provocaría un recelo inmediato en otros casos, con Jean-Baptiste Del Amo estamos totalmente vendidos: si alguien se merece nuestra confianza, es este hombre.