Rumia
Pop sintético de porcelana ribeteado con acordes eléctricos (y notas de piano)… Así suena Rumia. Y en estos términos va a petarlo.
VIDA. Los paralelismos entre las (aún cortas) carreras de María Yfeu y Rumia son sorprendentes. Si de la sevillana afirmábamos que era un claro ejemplo de cantautora con el potencial suficiente para no tener que envidiar a sus coetáneas foráneas, otro tanto de lo mismo hay que decir sobre la gallega Rumia, de nombre de pila Blanca. Con un sugerente añadido geográfico: sus raíces portuguesas y su residencia en Berlín (como estudiante de composición musical en el BIMM). Ese espíritu cosmopolita se refuerza con su idioma compositivo, el inglés, lo que provoca que resulte difícil situarla en España al escucharla. Esta confusión se despeja cuando se investiga el origen de su apodo: Rumia procede de ‘rumiación’, concepto que engloba toda reflexión honda y repetitiva sobre un asunto en concreto. Lo que viene siendo comerse el tarro, en román paladino.
Entre el 2018 y el 2019, Rumia se centró en llevar un paso más allá su pasión artística para concretarla en las primeras canciones en las que volcar todos los pensamientos que le pasaban por la cabeza. Así, Rumia se sirvió de una dulzura natural para plasmar tribulaciones y experiencias que, en otras manos, se exteriorizarían con ansiedad y cierta crudeza. Pero la coruñesa encauza de tal modo ese torrente emocional que lo convierte en un delicado acto terapéutico pleno de sentimiento al que no le falta honestidad ni sinceridad. Estos relatos intimistas se insertan en formas que resaltan la expresividad de Rumia, una cualidad que ha llamado la atención de varios medios especializados nacionales e internacionales a lo largo de los meses previos.
OBRA. ¿Y cuál es el molde que utiliza Rumia para elaborar sus composiciones? Pop sintético de porcelana ribeteado con acordes eléctricos (y notas de piano), con el que construye un ambiente etéreo, por momentos ensoñador pero también terrenal, bajo el que se vislumbra una figura frágil que, en cambio, emite sus palabras con firmeza. “Hurt” marcó la dirección del estilo de Rumia: una instrumentación robusta arropa una profundidad sensitiva que, en este caso, se relaciona con la frustración amorosa.
“No One Is Going Out” ejemplifica a la perfección esa oposición entre sutileza lírica y el armazón que la envuelve, antagonismo que se prolonga en “Lying In Bed”, súmmum de la esencia de Rumia, ya que describe el desasosiego que se siente cuando una persona es incapaz de dormir y la falta de sueño le lleva a recordar traspiés y malas decisiones tomadas en el pasado. A cualquiera de los y las que están leyendo estas líneas les habrá ocurrido algo así alguna vez, lo que indica que es facilísimo conectar con Rumia y sus canciones por su temática personal a la par que universal. Estas tres piezas aparecen reunidas en su EP de estreno, “Reborn” -producido, grabado y mezclado por Manuel Colmenero (Vetusta Morla, Eladio y Los Seres Queridos)-, que se completa con la instrumental y evocadora “Playing God” y el penetrante tema que le da título. [Más información en el Facebook de Rumia]