La familia más envidiada del globo terráqueo vuelve para protagonizar un bodorrio de aquí no te menees en la nueva campaña de Tommy Hilfiger para la primavera 2015.
La tentación está ahí, evidentemente: podríamos decir que los Hilfiger llevan tanto tiempo entre nosotros que ya son como de la familia… Pero, ojito, porque no. Porque, más que nuestra familia directa, los Hilfiger son esos primos (bastante) lejanos que sólo aparecen muy de vez en cuando para recordarte que lo petan lo más grande y que tu vida es un cuadro. Vamos, que son los familiares que te hacen debatirte entre lo aspiracional y la envidia pura y dura. Aunque, un momento, estamos dando por supuesto que sabéis quiénes son los Hilfiger. ¿Nos estamos embalando?
Venga, ahí va una explicación sui generis para los recién llegados: los Hilfiger son una familia loquer to the max que está protagonizando las últimas campañas de Tommy Hilfger. Con ellos hemos compartido de todo un poco: fiestas navideñas, vacaciones que nunca podrías permitirte… Pero todo lo que hemos vivido con los Hilfiger tiene un común denominador: un estilo vertiginoso, optimista, lujoso y con esa elegancia descuidada que los italianos denominan sprezzatura y que nosotros simple y llanamente denominamos «I hate myself and I wanna do Hilfiger«.
Y si volvemos a sacar a colación a esta familia tan bien avenida es precisamente porque ya tenemos entre nosotros la nueva campaña de Tommy Hilfiger para esta primavera 2015: bajo el nombre de «I do Hilfiger«, los miembros ya conocidos se juntan para liarla bien parda en una boda en Sonoma (California) protagonizada por la modelo Behati Prinsloo. La campaña viene fotografiada por Craig McDean con estilismo de Karl Templer y bajo la dirección creativa de Trey Laird (Laird + Partners), y dice el mismo diseñador que el dress code que ha regido el encuentro de la familia en esta ocasión es un absoluto «dressed up» con ciertos toques de «dressed down«. Si quieres saber cómo se traduce eso en cuanto a estilo, dale al play al reproductor de más abajo y disponte a morirte de envidia y a correr a tu oficina de adopciones más cercana para ver qué carajo de papeles tienes que mover para que te adopten los Hilfiger. Nosotros ya hemos empezado el proceso. A ver si hay suerte.