Mala noticia para unos y buena para otros, porque eso significa que regresa la rutina liguera de cada temporada. ¿Había mono de ello? Seguramente, pese a que muchos habían decidido cambiar el fútbol por la petanca tras la debacle de la selección española en el campeonato mundialista brasileño. Pero no hay desgracia balompédica que cien años dure, ya que las noticias generadas a lo largo del verano por los equipos patrios sirvieron para aplacar las penas y recuperar la fe en el balón de cuero… ¡Stop! Maticemos la frase: en realidad, gracias a las noticias generadas por Real Madrid, Barcelona… y Atlético de Madrid, por eso de que es el actual campeón de Liga.
Efectivamente, la vida sigue igual en el torneo doméstico, con los dos grandes a años luz de los demás equipos -incluido el Atleti– que tienen que lidiar con un tope salarial -novedad este año- para ajustar sus gastos a la manera rajoyista-merkeliana, ya saben… Una obligación para los clubes medianos y modestos de la Liga que el Real Madrid puso como excusa para justificar la salida de su centrocampista Di María, protagonista de uno de los culebrones veraniegos que se resume así: el argentino pedía más pasta, el presidente merengue Florentino Pérez -a partir de ahora, tito Floren– se negó a ello, a Di María le entraron ganas de repetir uno de sus gestos más famosos la temporada pasada y, como consecuencia, fue traspasado al Manchester United por unos cuantos milloncejos.
Pero ahí no se acabaron los líos en la ‘Casa Blanca’: simultáneamente, Xabi Alonso, uno de los futbolistas más alternativos de nuestro fútbol, también solicitó su salida, en su caso con destino al Bayern de Munich. Y aquí se produjo la otra gran telenovela estival: ¿por qué tomó tal decisión y de un modo tan repentino? Según las malas lenguas, por exigencias matrimoniales para no caer en una tentación llamada Russian Red. Sí, amigos, ya sabemos de dónde venía la inspiración de la canción de la madrileña “Xabier”… ¿O no? Mejor no hacer más elucubraciones ante el riesgo de que nos caiga una demanda del tamaño del ego de Cristiano Ronaldo.
Justamente, ante la espantada de sus compañeros, el crack luso se atrevió a criticar la forma en que estaba actuando el club, que había dejado escapar a otro jugador importante, el portero Diego López, cabeza de turco de la eterna polémica surgida entre él y el chivato Iker Casillas, cada vez más triste y azul. Pero, ay, tito Floren debió de recordarle que no se muerde la mano que le da de comer, con lo que el portugués se retractó y santas pascuas. Además, este no se podía quejar de los fichajes realizados: el colombiano James Rodríguez -su nuevo gran rival en anuncios con gayumbos apretados-, el alemán Toni Kroos o, ejem, el mexicano -suplente en el Manchester United– ‘Chicharito‘ Hernández, una contratación incomprendida por el futbolero de a pie -se suponía que aterrizaría en el Bernabéu el deseado delantero colombiano Falcao…- pero recibida con euforia por el coro televisivo madridista:
Si los resultados y el buen juego estuviesen acompañando al Real Madrid, se olvidaría de inmediato estos jaleos. Pero, tras disputarse ya las dos primeras jornadas de Liga, sólo se observan dudas en el equipo blanco, sobre todo tras su implacable derrota (4-2) ante la Real Sociedad. No se sabe si su entrenador, Carlo Ancelotti, ese italiano con acento de las Rías Baixas, arquea su ceja izquierda por sorpresa o incredulidad…
En cambio, su actual némesis blaugrana, Luis Enrique, está viendo el panorama totalmente distinto desde su llegada al banquillo del Barcelona. Claro, cuenta con una ventaja: dirige los entrenamientos desde un andamio… No siempre, lógicamente, pero valga la escena para representar metafóricamente cómo aplicará sus ideas en Can Barça. Entre eso y su aura de ironman, muchos de sus pupilos ya le temen. Al final, al igual que nosotros, acabarán echando de menos la campechanería argentina, el polo pistacho y los discursos del ‘Tata’ Martino.
Que se preparen, pues, los Messi, Neymar y compañía para apretar las nalgas y olvidarse de vomitonas, batucadas y banquillos de juzgado para afrontar una temporada en la que ya no estarán a su lado los tótems blaugranas Carles Puyol y Víctor Valdés y aumentará la competencia tras la incorporación estelar del uruguayo Luis ‘Mordisquitos’ Suárez, toda un incógnita por culpa de su comportamiento un tanto macarra y vampírico, como se comprobó en el pasado Mundial, que le impedirá saltar al campo hasta octubre. Este fichaje (en diferido) de relumbrón, sumado a otros menos llamativos pero más prácticos, tendrá que funcionar a la perfección hasta el 2016, ya que el Barcelona no podrá incorporar en los próximos meses ningún nuevo jugador ante la sanción impuesta por irregularidades en el movimiento de futbolistas menores de edad. Un contratiempo que, quizá, sirva para que la fértil cantera barcelonista siga dando frutos como Munir o Sandro, revulsivos en las victorias del equipo en los dos primeros partidos del campeonato liguero que le han permitido colocarse líder.
El Atlético de Madrid dispone también de unas fecundas categorías inferiores, aunque no lo suficiente para cubrir los huecos dejados por la marcha de varios de los pilares del club que lo hicieron vencedor de la Liga pasada: el delantero Diego Costa, el portero Courtois, el lateral Filipe Luis… Los rojiblancos se las han tenido que ingeniar para confeccionar una nueva plantilla que esté otra vez a la altura, pero con el venerado, híper-motivado y sex-symbol ‘Cholo’ Simeone al frente pueden repetir la gesta. En las apuestas, los atléticos no son favoritos -su dubitativo arranque tampoco ha ayudado, pese a arrebatarle la Supercopa de España al Real Madrid-, aunque con la inquebrantable filosofía cholista del ‘partido a partido’, cualquier cosa es posible…
Si no que se lo digan a los aficionados del Eibar, humilde club vasco que esta temporada debuta en la Primera División. Todo un milagro teniendo en cuenta que es el equipo de una población de poco más de 27.000 habitantes y que se vio obligado a mover tierra, mar y aire para lograr cubrir el aval económico necesario para participar en la Liga. Tanto esfuerzo se ha recompensado en el inicio liguero con un triunfo, un par de golazos y un juego vistoso.
Será difícil que mantenga esa línea, pero, por ahora, el Eibar está abriendo el camino para que la clase media y baja del torneo se rebele. Como el Celta, por ejemplo, que conserva la inercia adquirida la Liga anterior con Luis Enrique como técnico, precisamente, y apunta a posible revelación este año. Al igual que los históricos Valencia, dispuesto a reverdecer laureles con una plantilla aportuguesada y renovada de arriba abajo; y Athletic de Bilbao, preparado para seguir haciendo de su estadio, el nuevo San Mamés, un fortín inexpugnable. Por el contrario, se intuye que pueden sufrir problemas para mantener la categoría, a juzgar por sus titubeantes comienzos, el Deportivo de A Coruña, el Levante o el recién ascendido Córdoba.
Pero todavía es muy pronto para creerse Sandro Rey, ya que la Liga no ha hecho más que empezar. Eso sí, mañana ya se vivirá el primer plato fuerte de la campaña: el derbi capitalino en el Santiago Bernabéu entre el Real Madrid y el Atlético. Naturalmente, será uno de los temas principales a tratar en la siguiente entrega de esta columna. Lo quieran o no, tendrán fútbol hasta en la sopa…