¡Oh, ingenuos de nosotros los futboleros! Clamábamos al cielo por vivir un aburrido comienzo de Liga y esta, tan adornada de bellas y cuidadas cabelleras, se ha desmelenado por completo. ¿De verdad pudimos afirmar que el campeonato carecía de interés? Sí… Pero ahora decimos… ¡já! En poco más de una semana se disputaron tres jornadas y se desató una espiral de locura en la que ocurrieron sucesos que dejarían ojipláticos a Alfred Hitchcock, Iker Jiménez, Sandro Rey y Mariló Montero. O, ciñéndonos al tema balompédico, al germanizado Pep Guardiola. Porque, tras más de cinco años de dominio absoluto de la pelota y después de 316 partidos, el FC Barcelona perdió el porcentaje de posesión del esférico durante el partido frente al peleón Rayo Vallecano. Lo que no evitó que el equipo culé venciese por goleada, aunque con un juego directo, sin demasiado toque, que generó un estéril debate sobre la dirección técnica desde el banquillo del ‘Tata’ Martino. Ya se sabe: nuevo entrenador, nuevo estilo. Pero en el siguiente partido, contra la Real Sociedad, el Barça volvió a practicar ballet sobre el césped, culminado con el primer gol de Neymar en Liga y su asociación con Messi carburando a pleno rendimiento. Así que discusión zanjada, especialmente tras derrotar a la UD Almería, hacer pleno al siete y firmar el mejor arranque liguero de la historia blaugrana (a pesar de la lesión de Messi y de su paso por los juzgados al no haber cumplido con sus obligaciones con Hacienda; vaya por D10S…).
Pero hay otro club capaz de seguir el imparable ritmo de la locomotora barcelonista: el Atlético de Madrid, cuya trayectoria impoluta esta temporada no es ninguna broma casual. Instalado en la cumbre de la clasificación también con siete triunfos en otros tantos encuentros -ha rubricado, como el Barcelona, el mejor inicio liguero de su historia-, el equipo colchonero está elevando a los altares futbolísticos a su entrenador, el artificialmente engominado ‘Cholo’ Simeone, y a su delantero Diego Costa, polémico y provocador pero con la calidad suficiente para ser el máximo goleador del torneo junto a Messi y amargar la existencia a su eterno rival, el Real Madrid.
Y aquí empieza el verdadero show. Prepárense… En la Casa Blanca madrileña ya se vive la primera crisis de la temporada tras caer con toda justicia en el derbi de la capital. Los empleados del Santiago Bernabéu tuvieron que bombear litros y litros de bilis que descendían de las gradas pobladas de aficionados frustrados y disconformes con el juego del equipo y, sobre todo, con las decisiones tomadas por el pusilánime y marioneta -eso dicen…- Carlo Ancelotti. Los pitos y las dudas han llegado hasta tal punto que muchas voces están pidiendo el regreso de Mourinho, incluidas las que vertieron kilos de basura sobre la cabeza del portugués… Delirante y maloliente. Tanto como el esperpento vivido en Elche, donde el Real Madrid se llevó la victoria ante el club local con el tiempo de descuento superado y de penalti inexistente. Motivo de causa mayor para que en Twitter se propagase una explosiva discusión virtual acerca de la salud del campeonato bajo el hashtag #ligademierda. Más claro, boñiga.
Aunque ahí no se quedó la cosa. En medio del lanzamiento de bolas de estiércol y cuchillos de madera, a Gerard Piqué -señor de Shakira cuyo miembro viril rima con ‘ón’- se le ocurrió la genial idea de publicar el siguiente tuit la noche de autos:
A lo que respondió Álvaro Arbeloa -lateral madridista y leñador de segunda profesión- con otra perla plena de creatividad:
Catacrocker… Pero el culmen del disparate se había producido horas antes de tan inteligente intercambio de palabras digno de una conversación entre Nietzsche y Richard Wagner. El ínclito Tomás Roncero -ídolo circense de esta sección y acérrimo defensor de la causa merengue-, en un alarde de futurología inversa, había deslizado este anti-premonitorio tuit:
Toda una demostración de chifladura que despertó a la masa futbolera tuitera para charlotear sobre el estado actual del periodismo deportivo patrio. No expondremos aquí todas las opiniones vertidas, pero aportaremos unas cuantas pinceladas catódicas con el fin de ilustrar tan peliagudo asunto: “Tiki Taka” ha recurrido a la precisión de la poligrafista de “Sálvame” para dirimir verdades y mentiras, a lo que añadirá próximamente la presencia de Kiko Matamoros para aumentar el coeficiente intelectual medio de los colaboradores del programa; “Punto Pelota” ha seguido (y sigue) aprovechándose de la carnaza arrojada por sus rutilantes pseudo-periodistas para mayor gloria de su conductor, Josep Pedrerol; y “Jugones” -copresentado por el propio Pedrerol, ojo…- recurrió a la triste táctica tomatera del ‘espera pegado al televisor que te cuento una chorrada para embobarte y luego te estampo la falsedad en las narices’. Utilicemos otro hashtag para definir esta patética situación: #periodismodemierda.
El gran tamaño de esta bazofia no debería impedir ver el bosque donde otros nombres propios de la Liga están adquiriendo protagonismo, como el Villarreal CF, que no baja el pistón tras abandonar la Segunda División para defender a capa y espada una merecida cuarta posición en la tabla; o el Valencia CF, que está sofocando, a base de victorias -pírricas, pero victorias, al fin y al cabo-, el incendio generado en el vestuario por algún que otro jugador contra su entrenador, Miroslav Djukic.
Esperemos que esta apertura en la Liga, abanderada por el Atlético de Madrid, continúe y podamos relatar en el próximo episodio de esta columna que está desapareciendo el síndrome bipolar provocado por Real Madrid y Barcelona. Eso sí, seguro que dicha cuestión no será tan interesante –Pedrerol, ¡léenos!- como esta: ¿qué forma tendrá la futura mansión de Lionel Messi? La respuesta, dentro de unas semanas…