Nuestra última entrega de La Liga (para dummies) no sólo se cierra con la victoria del Barça… También deja muchas preguntas flotando en el aire.
Y el campeón de la Liga 2014-2015 es… el FC Barcelona.
Pero no porque al final se cumpliese la amenaza de huelga de futbolistas y se diese como ganador al líder de la clasificación, el club catalán. Sino porque, al disiparse cualquier conato de parón, se disputó con normalidad la penúltima jornada en la que el Barça venció 0-1 al Atlético de Madrid gracias a, quién si no, Messi, que volvió a anotar uno de sus goles marca de la casa.
https://www.youtube.com/watch?v=9_B-BNkoIDc
Pero la celebración culé en el Vicente Calderón fue comedida, ya que el Barcelona aún aspira a ganar dos títulos más: la Copa del Rey y la Champions League, para completar el anhelado triplete. Eso sí, sobre el césped no faltaron los abrazos, el riego con cava, los brincos (no nos referimos a la mítica banda guatequera, que conste…) ni los cánticos. Luego, en el vestuario, ¿se escuchó el clásico “Madrid, c*****, saluda al campeón”? ¿De verdad Luis Enrique se lleva tan mal con algunos jugadores que se apartó del grupo? ¿A quién se le ocurrió meter un paloselfie para grabar el jolgorio? Intentemos responder a estos enigmas -y otros como los slips de Xavi– echando un ojo al vídeo de la fiesta blaugrana (aunque en aquel momento más bien era verde).
https://www.youtube.com/watch?v=kotZyOUxeW4
En el vuelo de vuelta a la Ciudad Condal continuó la juerga, lógicamente, en la que salió a relucir un parecido razonable al grito de “¡ese Nobita, oé!”. Apelativo que se refería al presidente del club, Josep Maria Bartomeu. La verdad es que se parece al personaje de “Doraemon”…
Se supone que la gran explosión de alegría por el título de Liga llegará este sábado en el Camp Nou cuando, tras el partido ante el Deportivo de A Coruña, el capitán Xavi levante el trofeo en su despedida del club. Ciertos rumores apuntan que Luis Enrique también puede decir adiós a Can Barça, noticia que sería una bomba si el entrenador consigue el triplete: podría sacársela bien sacada para tapar las bocas de todos aquellos que lo criticaban sin piedad durante las primeros meses de la temporada.
En caso de que eso sucediera, por los mentideros futbolísticos circula otra hipótesis, a priori imposible de creer: Carlo Ancelotti lo sustituiría en el banquillo culé. Ya se da por hecho que el técnico italiano de extraño acento gallego y ceja eternamente arqueada tiene los dos pies fuera del Real Madrid. Algo debía intuir sentado en el palco del estadio del Espanyol por sanción y cigarro en boca mientras observaba con toda la pachorra del mundo cómo su equipo goleaba inútilmente a su rival (1-4). Bueno, tan inservible no resultó el triunfo: al menos Cristiano Ronaldo logró un hat-trick, que le permitirá llevarse el galardón de máximo goleador del torneo y la Bota de Oro europea. Como afirman las malas lenguas, lo que más importa al portugués son los trofeos individuales. Que se lo pregunten a las doce chicas con las que supuestamente fue infiel a su ex Irina Shayk…
El Real Madrid tenía muy complicado evitar que el Barcelona se llevase la Liga antes de la última jornada, pero el ambiente en el que encaraba su choque no era el más propicio para ello después de caer eliminado en las semifinales de la Champions ante la Juventus. Por las cabezas de los jugadores blancos seguro que aún pasaban escenas como la imaginaria celebración de los azulgranas por la caída de su eterno rival…
…o la reacción de uno de nuestros títeres futboleros favoritos disfrazado de periodista deportivo, Tomás Roncero, una vez consumada la tragedia merengue. ¡Road to Berlin!
https://www.youtube.com/watch?v=EuXZ39NE6OQ
(Tomás, como regalo de fin de temporada, te dedicamos una canción que te viene como anillo al dedo)
Ante esta serie de fracasos, el omnipotente presi del Real Madrid, Florentino Pérez, ya ha empezado a remover tierra, mar y aire para sustituir al cuestionado (excepto por el vestuario) Ancelotti. Ahora mismo, la terna de candidatos a ocupar el banquillo madridista incluye al alemán Jürgen Klopp (también conocido como el doble de Matt Berninger, de The National), a José Mourinho (¡que no vuelva a la Liga, por favor!) y al favorito y menos mediático Rafa Benítez, que despierta tantas dudas entre la prensa afín al régimen blanco que algunos de sus miembros han llegado a mofarse de sus orígenes humildes y de su aspecto físico.
Pero, antes de que designe al nuevo entrenador del Real Madrid, tito Floren debe ocuparse de otros problemas: la continuidad o no de Iker Casillas en la portería, interminable debate que se zanjaría con el fichaje de David De Gea, quien cambiaría Manchester por Madrid para estar más cerca de su novia, la eurovisiva Edurne; la intranquilidad de Cristiano Ronaldo, que vuelve a estar triste porque no sabe qué hacer con su vida después de una Liga que será recordada por su ya mítica fiesta de cumpleaños; y las hazañas al volante de Karim Benzema, pillado a lo Esperanza Aguirre por la policía al descubrir que conducía sin carnet su Rolls Royce blanco.
Dejando a un lado la cara culé y la cruz merengue, no se olviden de que aún queda por vivir el desenlace de la Liga -propicio para que vuelen maletines con jugosas primas económicas a terceros-, en el que se decidirá qué dos equipos acompañarán al Córdoba a Segunda División: el resucitado Granada, que ha encadenado tres victorias consecutivas; el Deportivo de A Coruña, que debe visitar el Camp Nou y aprovechar la teórica relajación del campeón Barcelona; el Almería, que lo tiene realmente crudo; y el Eibar, que puede pagar su pésima segunda vuelta con el descenso. Y también hay que certificar qué cuarto club se clasificará para la próxima Champions, el Valencia o el Sevilla dirigido por el admirado Unai Emery, otro que suena para sentarse al frente del… ¿adivinan? Real Madrid, efectivamente.
Todavía con muchas cuestiones por resolver, llega el momento de bajar el telón de esta humilde columna hasta el próximo agosto, cuando se inicie la Liga 2015-2016 después de un verano en el que no habrá ni Mundial ni Eurocopa y podremos olvidarnos un poquito del balón… o no.