Dichos méritos han llevado a La Habitación Roja hasta el punto culminante de su carrera, tanto por el bagaje artístico acumulado como por su relevancia dentro del panorama alternativo patrio. Un decorado en el que tomó forma y vio la luz el noveno LP del actual quinteto compuesto por Jorge Martí (voz y guitarra), Pau Roca (guitarra), Jordi Sapena (guitarra y teclados), Marc Greenwood (bajo) y Jose Marco (batería), “La Moneda en el Aire” (Mushroom Pillow, 2014). Grabado en los legendarios Rockfield Studios de Gales, condensa una serie de cambios en el sonido definitorio de La Habitación Roja, antes basado en el poderío eléctrico de las guitarras y ahora abierto a que la sección rítmica, las voces y los teclados adquieran más protagonismo.
Buena parte de culpa de esta (r)evolución la tuvo Santi Garcia, productor del disco que llevó un paso más allá el afán renovador de los valencianos. Pero “La Moneda en el Aire” no sólo destaca por su aspecto externo, sino también por su discurso de fondo, que aúna emociones y sentimientos personales y reflexiones -directas e indirectas- sobre la cruda realidad que nos ha tocado vivir. Jorge Martí nos explica algunos detalles del que posiblemente sea su álbum más completo y, de paso, nos aporta las claves de la identidad de La Habitación Roja, una banda que disfruta de su mejor momento pero cuyo futuro quizá ya esté dictando que puede alcanzar cotas mayores…
La “Moneda en el Aire” es ya vuestro noveno disco… ¿Qué ha cambiado en La Habitación Roja desde el primer álbum hasta ahora? Han cambiado muchas cosas, pero creo que lo esencial se mantiene. Y lo esencial son esas ganas de hacer canciones que nos unan a los cinco y que nos gusten e ilusionen por igual. Se mantienen las señas de identidad y algunas influencias que son parte de nuestro ADN musical, pero hemos ido incorporando otras más contemporáneas con los años. Creo que ahora tocamos mejor, somos más sólidos como banda, más profesionales, pero hemos intentado siempre mantener la frescura. Cuando dejemos de disfrutar, dejaremos de hacer discos juntos.
Muchos se preguntan, dado el negro panorama musical y cultural español de hoy en día, cómo un grupo puede sobrevivir tras veinte años de trayectoria, además, ascendente. ¿Cuál es la fórmula para lograrlo? Hacemos lo que nos gusta y como nos gusta. Ese es el único secreto. Cada vez que surgen canciones nuevas nos venimos arriba, y creo que conseguimos transmitir esa ilusión a nuestros seguidores. Luego, además, somos un grupo bastante dinámico, en el que todos estamos metidos en otros proyectos, tocando con otra gente, y eso a la larga creo que ha terminado beneficiando al grupo y aportándonos matices. Y, en última instancia, las canciones son las que te marcan la trayectoria: llegan a la gente o no. En eso no hay secretos.
A veces se afirma que un disco sirve para enmendar o corregir los errores del anterior. ¿Se encuadraría “La Moneda en el Aire” en esa sentencia con respecto a “Fue Eléctrico” (Mushroom Pillow, 2012)? Sí, creo que, en general, cada disco funciona como una reacción al anterior. Obviamente, nosotros no pretendemos renunciar a nuestras señas de identidad, pero sí que vamos cambiando cosas de disco a disco porque de alguna manera nos lo pide el cuerpo. Somos gente inquieta en muchos aspectos y eso hace que no hayamos afrontado nunca dos discos de la misma manera. Unas veces se nota más en el resultado y otras, menos. En “La Moneda en el Aire” hay cosas de “Universal” y también de “Fue Eléctrico”, pero al mismo tiempo tiene algunos elementos que son nuevos y algunas canciones con otro enfoque. Llevamos nueve discos y, si uno los escucha enteros, verá que el grupo toca muchos palos. Pero en lo que todos coincidimos en La Habitación Roja es en que nos gustan las canciones con melodías pop. No pretendemos repetirnos, pero tampoco lo contrario. Queremos hacer canciones que nos gusten y tocarlas con ganas y con fuerza pero, por lo que a nosotros respecta, este disco ya es pasado. Ahora es cuando se empiezan a sentar las bases del siguiente. Ya veremos qué nos depara el futuro.
“La Moneda en el Aire” posee un sonido global muy claro y nítido, como si hubieseis derribado el muro guitarrero que se levantaba en vuestros anteriores discos. ¿Cómo se desarrolló ese proceso de limpieza de vuestro sonido? De eso tiene mucha culpa Santi Garcia. Él ha sido la piedra angular de este nuevo proyecto y el que nos habló de limpiar un poco el sonido desde el principio. Luego acaba habiendo un poco de todo, pero esa idea sí que la teníamos desde la preproducción del disco. Hemos edificado las canciones desde la base juntos, y para él era importante ese cambio. Era uno de los retos del disco. Así que en vez de tirar de guitarras hemos tirado de otros elementos. En el disco hay muchos pianos, teclados, cuerdas y hemos utilizado un montón de aplicaciones de iPad. Eso sí, Santi no quería que renunciáramos a las señas de identidad del grupo, a las virtudes que él cree que tenemos. En ese aspecto sí que es un disco muy La Habitación Roja, pero ese carácter ha sido imprimido desde fuera. Digamos que este disco es la versión de Santi de cómo debería sonar La Habitación Roja en 2014; o, al menos, de cómo deberían sonar estas canciones.
Pero, a la vez, hay momentos en el LP que recuerdan a vuestros inicios. Por ejemplo, la vitalidad y jovialidad que transmiten temas como “La Moneda en el Aire”, “De Cine” o “Quedas Tú”. ¿Buscasteis, de alguna manera, esa conexión con vuestros comienzos? No sé si suenan a nuestros inicios al 100 %, aunque supongo que tienen algunas reminiscencias de ellos. De todas formas, es algo totalmente espontáneo y no lo buscamos. También te digo que a veces dejamos que las canciones sigan un poco su camino. Supongo que el estribillo de “La Moneda en el Aire” conecta con esa vitalidad de nuestros principios, pero es una canción con dos caras. Las otras dos que comentas hablan de gente joven o muy, muy joven, y si a ti te ha parecido que tienen esa jovialidad, es que hemos hecho bien las cosas. Creo que no hay nada peor que intentar sonar de esa manera de forma premeditada. Nos ha salido así y hemos intentado darle a esas canciones un abrigo para que se sientan a gusto y puedan crecer.